Capítulo 13.

241 37 58
                                    

No quiso prestarle mucha atención a Furina y a sus ideas. Tuvo la buena suerte de recibir una llamada por parte de Fréminet a los pocos minutos, avisándole que Xingchiu, uno de sus mejores clientes, recién llegaba a su librería. Lo ideal era que él mismo lo atendiera, así que aprovechó el poder contar con la excusa perfecta para retirarse y le dijo a su prima que la vería más tarde.

Cuando estaba por salir de la editorial, se encontró con Wriothesley en la puerta principal y le sonrió amablemente, pensando que podía dedicarle al menos unos minutos. Intentando no bloquear el camino a los demás, intercambiaron un saludo y tuvieron una conversación breve.

—¿Has dormido bien últimamente, Neuvillette? —Preguntó el pelinegro, preocupándose por el mayor—. Sé por experiencia cómo se ven los ojos de una persona agotada, no es tan fácil engañarme con el truco de beber café durante el desayuno y hacer como que todo está bien por el resto del día.

—Oh, vaya, ¿incluso supiste que bebí café? —Soltó una risa que cargaba con sólo una pizca de nerviosismo—. La verdad es que no puedo evitar sentirme culpable después de tomar un día de descanso —desvió apenado su mirada por unos instantes—. Es posible que ahora esté siendo exigente conmigo mismo debido al tiempo que no estuve trabajando el lunes, pero no debes preocuparte. Estoy bien.

—¿Qué pasó con la lección que te enseñó tu exnovio? No es necesario cargar con todo y no es malo descansar, ¿recuerdas?

—Lo sé, lo sé. Mejor haz lo que digo y no lo que hago —bromeó.

—Hmm. Ya estaba pensando en invitarte a cenar este sábado, para que al fin pruebes la salsa que te debo, pero... tal vez lo mejor sea que descanses tras una semana pesada.

—O podríamos cenar en mi casa.

—Perdón, ¿qué dijiste?

—No es una mala idea, ¿verdad? —Pareció emocionarse un poco ante su propia sugerencia—. Dime qué necesitas para preparar tu salsa especial, compraré todos los ingredientes una tarde antes y así compartiremos mi cocina este sábado. Claro que la encantadora Sigewinne también está invitada. ¡Podríamos cenar los tres juntos! —Sonrió, esperando que el menor aceptara—. ¿Qué tanto me puedo cansar si ya estoy en casa?

—Esa lógica es...

—Irrefutable, ya lo sé —suspiró y empezó a caminar hacia la salida—. Me tengo que ir. Entonces, ¿puedo esperar la lista de ingredientes por mensaje de texto?

—Ah... Sí, te la enviaré en unos minutos.

—Excelente... Nos vemos después, Wriothesley.

—Hasta luego, Neuvillette. Recuerda no ser tan exigente contigo mismo.

—Lo tendré presente.

Las palabras de Furina permanecieron en la mente de su primo durante un rato largo, incluso si se esforzó por ignorarlas o distraerse con asuntos de su trabajo. ¡Qué idea tan extraña logró poner en su cabeza! Pero no, no veía a un futuro novio si pensaba en Wriothesley; veía sólo a un amigo, una buena persona a la que podía admirar por ser como era a pesar de todo lo que había vivido, un chico simpático y fuerte... y también atractivo, ¿por qué no admitirlo? Tal vez él no creía lo mismo por sus cicatrices, era evidente que éstas aún le causaban algunas inseguridades, pero Neuvillette no se fijaba en ellas como si fueran algo malo.

Así sus pensamientos se revolvieron otra vez. No tuvo más opción que preguntarse a sí mismo nuevamente: ¿Qué era lo que veía con exactitud si pensaba en Wriothesley? Estaba seguro de tener la respuesta, por eso no tenía sentido alguno que siguiera dándole vueltas al asunto, era como si no se encontrara satisfecho con lo que ya afirmaba o como si existiera la posibilidad de que estuviera equivocado.

Cerca de ti | WrioletteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora