Hombre inexperto que por primera vez siente lo que se siente un coño.Tus paredes cálidas y gomosas apretándose alrededor de su palpitante polla.
La forma en que aprieta la mandíbula y aprieta los dientes, para recuperar la compostura de correrse casi de inmediato.
-Joder... tan apretado...- Tus paredes suaves y palpitantes succionan su polla, apenas sosteniéndose.
La forma en que sus suaves y sedosos mechones caen sobre tu pecho mientras está encorvado sobre ti.
Solo jadeos, maldiciones y más gemidos escapando de sus labios.
-Tan... a... apretado... mierda...- Empujando toda su longitud dentro, hasta la base, agarrando la felpa de tus caderas, un poco demasiado fuerte, en un intento dócil de evitar pintar tus apretadas paredes de blanco.
Después de lo que parece una eternidad, mueve lentamente sus caderas, cada embestida, enviando escalofríos por su columna vertebral.
Se inclina para besarte, nuevamente en un intento de evitar gemir fuerte.
Él empuja su lengua dentro de tu boca, su lengua lamiendo la tuya.
Pero pronto, el beso se vuelve descuidado, la saliva gotea por tus barbillas.
Él se inclina, enterrando su cara en el hueco de tu cuello.
Sus dientes rozan la base de tu cuello, mientras sus caderas erráticamente, con prisa, se sacuden contra las tuyas.
El sonido de sus bolas golpeando contra tu trasero, llenando la habitación combinado con sus pequeños gemidos y los tuyos.
-Y-yo me corro... jo-joder- Él se entierra hasta la empuñadura, se empuja aún más profundo, su punta magullando tu cuello uterino.
Sus ojos se cierran con fuerza, mordiendo tu hombro suavemente.
Su polla, bombeando cuerdas de semen lechoso y pegajoso.
Su polla se contrae dentro de ti, jadeando contra tu cuello.
Justo cuando recupera el aliento, tus paredes convulsionan alrededor de su polla temblorosa, sobreestimulándote.
-o-joder.. joder- apenas capaz de formar oraciones coherentes, arrastrando las palabras.
Enterrando su cara en la almohada, al lado de tu cabeza, para sofocar sus gemidos.
Gemidos ahogados, ojos llorosos mientras una mano agarraba tu cintura con fuerza, lastimándolas ligeramente y la otra mano agarraba las sábanas, arrugándolas.
Su primera sensación de un orgasmo vaginal.
Presiona suaves besos desde la línea de tu mandíbula hasta tu cuello, -se siente... tan bien... ¿una vez más?... ¿por favor, nena?..- sus manos ya no le bastarán, mientras siente cómo se siente el cielo, tú.