Algo acerca de Megumi embistiéndote apasionadamente contra el colchón que tú y Toji compartieron mientras él estaba fuera en una misión te pone muy cachonda.Sus dos manos están apretando firmemente la parte posterior de tus muslos, manteniéndolas presionadas contra tus tetas que rebotan mientras hunde su polla rígida profundamente en tu coño estimulado y usado.
La punta de su hongo empujando contra tu punto G envía oleadas de éxtasis que recorren todo tu cuerpo, lo cual no es para nada difícil de encontrar para él porque ohh, te conoce a ti y a tu lindo coño tan bien.
Mantiene el contacto visual contigo, con una sonrisa oscura y retorcida estampada en su rostro.
El orgullo se hincha en su pecho al saber que está partiendo por la mitad el pequeño coño de la novia de su padre con su polla mientras gimes y te corres alrededor de su eje.
Es un gran logro para él.
-Joder, eres una puta patética, ¿lo sabes, nena?- Él gime gruñendo, con un dejo de risa y diversión, viendo como tus cejas se juntaban tiernamente, mientras hacías pucheros.
-¡N-no soy una puta!- Murmuraste derrotada, la culpa te invadió cuando rompiste el contacto visual, lo que lo hizo reír mientras resonaba en la habitación, atravesando tu defensa; levantó una de sus manos para agarrar tu mandíbula, obligándote a mirarlo.
-Ay, nena, mírame mientras arruino este lindo coñito, no hay necesidad de ser tímida, no te preocupes, me encantan las putas hambrientas de polla como tú, las que engañan a sus novios con su hijo mientras él no está. Tan patético.- Dice en un tono burlón y sardónico, haciendo que tanto tus ojos como tu coño supuren de vergüenza y culpa.
-Joder, eso es todo, este coño hambriento me está chupando tan bien, joder, estás tan apretada y mojada, toda mia.-, gime como un adolescente cachondo.
Su gorda e hinchada punta roza con destreza tu zona más sensible, golpeándola con precisión con cada vigoroso movimiento de sus caderas, empujando su polla contra ti como si tuviera mente propia.
Tus ojos se ponen en blanco de placer, la baba se acumula en tu boca y tu coño mientras tu cerebro se nubla.
La familiar sensación se acumula en la boca de tu estómago, haciéndote gemir mientras él baja su mano y roza suavemente tu clítoris con su pulgar, su toque traza círculos suaves pero rápidos en el sensible capullo.
-Mmm, ¿vas a correrte, nena? ¿Vas a hacer un desastre en la polla de tu hijastro? Joder, qué puta tan cachonda, ¿qué pensaría tu novio si descubriera que la puta de su novia está a punto de correrse en la polla de su hijo?- Él se ríe con picardía, su risa profunda y ronca resuena en la habitación, mientras lentamente levanta su pulgar para lamer la grasa que se acumula en él, un gemido bajo escapa de sus labios mientras saborea tu sabor antes de volver a provocar el manojo de nervios, ayudándote a alcanzar tu placer.
Gemiste patéticamente, no puedes mentir, Megumi se parecía tanto a su padre en la cama, que te volvía loca.
Ya fuera por la forma en que dominaba tu apretado coño con su polla o su comportamiento rudo.
Era el hijo de Toji, de acuerdo.
-Gumii, ¡me voy a correr! ¡Por favor, joder! Está bien, por favor no pares-. Suplicaste, agarrándote desesperadamente de su antebrazo para sostenerte.
Sus caderas se doblaron contra ti con tanta ansiedad, tanta desesperación por sentir que te corrías en su polla.
Él se lame los labios con anticipación, mirando tus lindas tetas rebotando en sincronía, acomodando sus poderosas embestidas en tu coño chorreante.
-No planeo parar, nena, joder- gimió, poniendo ambas piernas sobre sus hombros y doblándote en una presión de apareamiento feroz.
Descendiendo gradualmente, moviéndose hacia abajo, hacia abajo, hacia abajo dentro de ti hasta el punto en que tus rodillas casi tocan tus orejas, la proximidad permitió que su aliento mentolado recorriera tu rostro, mezclándose con el calor que irradiaba de su cuerpo y el sudor que brillaba mientras goteaba desde su línea de cabello despeinado hacia ti.
El nuevo ángulo de penetración hizo que su polla perforara más profundamente en ti, haciéndote ver estrellas mientras tu liberación te inundaba.
-Joderjoderjoder Megumiii- gritaste, tus uñas agarrando instintivamente sus bíceps tonificados, lo que lo hizo sisear con una mezcla de placer y dolor mientras se inclinaba más cerca, presionando su frente contra la tuya.
Tu agujero palpitante revoloteó incontrolablemente cuando te corriste alrededor de su polla.
Ambos respiran con dificultad, él saca la lengua, lamiendo las lágrimas que se escapan de tus ojos mientras sientes su polla retorcerse dentro de ti.
Tu liberación fue suficiente para hacerlo correrse en el acto.
-Sí, sí, sí, ¡joder, sí! Me encanta tanto este coño, ¡ja! Voy a correrme, joder, tómalo- gimió en un susurro sin aliento contra tu oído.
La habitación resonó con ambos gemidos necesitados y el fuerte sonido de sus gordas bolas golpeando contra la curva de tu trasero.
Te mordiste el labio cuando sentiste que sus bolas se vaciaban en tu pequeño coño estirado, su semilla brotaba profundamente dentro de ti mientras él continuaba follándote más y más profundamente.
En este punto, ambos estaban completamente jodidos.
Su semen cálido comenzó a desbordarse, cayendo en cascada fuera de tu coño y goteando lenta y constantemente sobre tu sensible ano y sobre las sábanas de Toji.
Su cuerpo se derrumbó sobre ti mientras acariciaba tiernamente tu cara.
Metió su cara en el hueco de tu cuello, su erección se acurrucó dentro de tu coño ya demasiado lleno para calentarlo.
Chillaste por el gran peso de su cuerpo aplastando el tuyo tan repentinamente mientras pasabas tus dedos por su cabello y esa era una de las principales diferencias entre Megumi y Toji, Megumi siempre es tan suave contigo después de follarte porque siempre se deja follar tanto como a ti después del sexo, mientras que Toji, puede controlarse y mantener su dominio y no muestra ni una pizca de debilidad.
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