Capítulo 12

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– Espera. ¿Dijo que su padre está en una silla de ruedas por su culpa? – me preguntó Yeosang mientras devorábamos un desayuno enorme en nuestra cafetería preferida de wafles, a pocas calles del campus.

Cortó con el tenedor una salchicha y la llenó de salsa. Introdujo la tentadora comida en su boca y masticó mientras me observaba con atención, como tratando de definir algo complicado.

Seonghwa se estremeció y bebió un poco de su café. Acomodó con cuidado sus lentes oscuros sobre el puente de su nariz, e inclinó el rostro hacia el ángulo opuesto a la ventana que estaba a su derecha. Frente a él descansaba el plato de cereales que yo había insistido que ordenara, con el argumento de que se sentiría mejor con algo en el estómago. Casi no lo había tocado.

– ¿Cómo puedes comer eso? – se horrorizó.

– Puedo comer así porque corro cinco días a la semana y no bebo como una esponja – respondió Yeosang mientras se comía otra suculenta delicia.

– Pero volvamos al barman. ¿Le preguntaste qué quiso decir con eso? – juguetee con la comida.

– No. Estaba con prisa por marcharse después de su confesión, y si he de ser sincero, yo también tenía prisa porque se marchará.

– Increíble – suspiró Seonghwa – los más sexys son siempre unos psicópatas.

– ¿En serio? – lo miré irónico por encima de la mesa – ¿Siempre? – le eché un vistazo fugaz a Yeosang, buscando apoyo – ¿Siempre?

– Eres demasiado ruidoso – se quejó Seonghwa, encogiéndose – bueno, si no son psicópatas, por lo menos todos están dañados.

– Y ahora me lo dices. Si así fuera el caso, ¿por qué tenías tanta urgencia por engancharme con el tipo más sexy que pudiste encontrar?

– ¿Acaso te hubiera gustado más un chico común y corriente que no supiera qué demonios hacer en la cama? Creía que el objetivo era que ganaras algo de experiencia.

– No le hagas caso – dijo Yeosang ignorándolo con un ademán.

– La resaca lo pone de mal humor. Sung es sexy y no está dañado, y lo mismo se puede decir de mi novio.

Seonghwa murmuró algo dentro de su taza de café, que sonó sospechosamente como "¿Estás seguro?"

– Muy gracioso – replicó Yeosang, con una mirada asesina.

– Solo estoy diciendo que nunca sabes qué hay en lo profundo de una persona.

– Bueno, eso sí que es un pensamiento alegre – replicó Yeosang, tomando su vaso de jugo.

– Escúchame. Dudo que lo que dijo represente exactamente eso. Tal vez su padre se haya lesionado en el bar, trabajando muchas horas para sostener a su familia, y San se siente culpable por eso. O algo por el estilo. Es evidente que él no lastimó a su padre, estaría preso si lo hubiera hecho, ¿no? ¿Y si es tan malo, cómo es que se sintió obligado a hacerse cargo de la familia?

– Quizás eso era lo que quería desde un principio – propuso Seonghwa.

– Dios, mira que estás optimista esta mañana – ironizó Yeosang con fastidio.

– Lo siento. Solo no quiero que Wooyoung resulte lastimado, y él está empezando a sonar como alguien capaz de hacerlo.

Yeosang bebió un trago de su jugo mientras pareció considerar esa idea. Y yo también. Habíamos estado juntos dos veces. En ambas ocasiones me hizo terminar sin exigirme nada para él. Podría haberme lastimado muchas veces.

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