Ocho

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Percy se secaba el cabello; había salido de la ducha después de su clase, y le quedaban diez minutos antes de Algebra.

Repasaba mentalmente la investigación que había realizado con su grupo, porque era muy probable que el profesor le preguntara a él. Siempre lo hacían. Era como si los profesores pudieran ver en su cara un cartel en la letra grande y escandalosa: "Hey, yo no sé la respuesta. Haga que que quede mal en frente de mis compañeros y pregúnteme."

Dejó la toalla a un lado y empezó a vestirse.

El ruido de los casilleros cerrándose y el olor que desprendían los cuerpos de sus compañeros hacían que los vestidores no fuera una experiencia placentera.

Cuando terminó de vestirse, salió lo más rápido que pudo de aquel lugar, y su celular sonó.

Número desconocido.

Hey, soy Vania, de tu clase de biología. ¿Has visto mi libro?

Percy soltó una sonrisa mientras respondía.

No, no lo he visto. Lo siento.

Releyó el mensaje, que parecía muy seco para su gusto. Agregó una carita sonriente y envió el mensaje.

"¡Percy!" el chico giró y se encontró con la misma morena con la que había chocado.

"Hey, Reyna, ¿también vas a Algebra?" la chica sonrió y respondió que sí. "¿Vienes conmigo?" Ella asintió y Percy tomó su bolso, gesto que Reyna agradeció.

"'¿Estás en el grupo con Annabeth, cierto?"

"Sí. Es un buen grupo, Piper y Annabeth se esforzaron mucho, sin ellas estaría completamente perdido. Drew y Luke se fueron, así que los sacamos, ¿Y tú?"

Los dos juntos salieron del gimnasio y se adentraron a los pasillos, donde cientos de adolescentes tomaban sus cosas y corrían hacia su siguiente clase, que comenzaba en cinco minutos.

"Charles y Ethan no podían concentrase mucho." admitió la chica. "Pero trabajar con Rachel fue un alivio. La verdad es que todos coperaron."

Luego, algo hizo click en la cabeza de Percy.

"¿Por qué el sr Thompson no quizo nombrar tus apellidos?"

Reyna rió un poco.

"Mi nombre es Reyna Ávila Rámirez-Arellano." soltó, mientras giraban por el pasillo principal. La puerta hacia su clase estaba a tan sólo unos pocos metros. Los pasillos empezaban a vaciarse, y en las pocas ventanas que tenían disponibles se podía ver que el sol empezaba a alcanzar su punto máximo. "El sr. Thompson no puede pronunciarlo, entonces sólo me llama Reyna."

Percy se fijó en ella; había soltado su trenza y había recogido su cabello en una coleta. Aún así llegaba hasta su cintura. Su piel era del color de caramelo, y sus facciones girtaban que era una líder natural. Llevaba una sonrisa en el rostro, lo que hacía que se viera menos intimidante.

"Te seguiré llamando Reyna, entonces."

La chica negó con la cabeza y los dos entraron a su clase.

...

Annabeth y Piper corrían hacia su clase de Algebra.

Piper había tardado cuatro minutos más de lo habitual en ducharse por problemas femeninos, así que tenían cuatro minutos para llegar a su clase, sin contar el hecho de que debían ir a sus casilleros a recoger sus libros y libretas de apuntes.

"¡No vamos a alcanzar!" gritó Piper entre respiraciones. Ya había hecho suficiente ejercicio por una semana.

"¡Oh, claro que sí, no voy a llegar tarde!" respondió Annabeth, tomó la mano de Piper y corrió a toda velocidad. Sus casilleros estaban uno al lado del otro, así que tenían algo menos de qué preocuparse.

Quedaban sólo dos minutos y ellas ya podían ver la puerta al final del pasillo. Esquivando a los últimos estudiantes que merodeaban por los pasillos hasta llegar a sus clases, lograron cruzar la puerta y tomar asiento.

Un minuto más y se habrían retrasado.

Annabeth soltó el aire que estaba conteniendo, y buscó a Reyna con la mirada. Ella estaba al final de la habitación, hablando con Percy. Annabeth frunció el ceño.

Ella sabía que Reyna tramaba algo. Y sabía precisamente qué era.

...

"Lamento informarles que el sr. Thompson se ausentó por problemas de salud. Tienen el resto de la hora libre." se escuchó por el auricular del colegio.

Percy y Reyna seguían hablando. Reyna le había contado sobre su familia, cómo había llegado a la ciudad y sobre Puerto Rico, el lugar donde nació. Percy le había hablado sobre lo maravillosa que era su madre y cómo su padre había muerto cuando el tenía un año de vida.

"¿Y... Annabeth?" Preguntó la morena, mirando directamente a los ojos verde mar del chico. Percy sintió que veía dentro de él, su mirada penetrante sólo consiguió que el color escarlata pintara su rostro y su cuello.

"¿Qué sucede con ella?

"Quiero saber si estás participando en eso del acertijo." Percy negó con la cabeza mientras jugaba con su celular. Tenía la pequeña esperanza de recibir un texto de Vania.

"No. No me llama la atención, la verdad. Además, si ella quisiera salir conmigo no pondría tontos acertijos en medio."

Reyna alzó la ceja.

"¿Tontos?"

"Sí. ¿Qué tan difícil puede ser?"

"Oh, ¿quieres saber?"

"Uhm, sí."

Reyna meditó su respuesta, cuando el celular de Percy sonó. Era Vania.

Gracias de todos modos, Percy. ¡Nos vemos en biología!

Entonces la chica se dio cuenta; a Percy le gustaba otra persona.

Así que no era él, a fin de cuentas.

"¿Decías?" reanudó Percy, luego de haber leído el mensaje.

"No... Olvídalo. Cuéntame más acerca de tu mamá." respondió Reyna.

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