Treinta y dos

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Un mes después del incidente, Vania rodaba su maleta más pequeña en la mano izquierda mientras tomaba la mano de Percy. Percy apretaba su mano, mientras rodaba la maleta más grande. Había sido un mes extraño para los dos, por su partida y por, probablemente, la pelea con Annabeth. No se habían visto o hablado en el último mes. Sin embargo, no preguntó, tenía cosas más importantes en la cabeza.

Los ojos de los dos estaban hinchados, signo de la falta de sueño y las lágrimas que habían derramado la noche anterior. Ella se había quedado a dormir con él, después de mucha insistencia a sus padres y a Sally. No había pasado mucho, de todos modos, estaban muy tristes como para pensar en más que abrazarse y dormir.

Habían decidido terminar su relación.

Las relaciones a distancia no funcionaban, sabía ella. No tenía caso alargar y posiblemente destruir su relación. Prefería terminar allí, sabiendo que se acababa porque se iba, y no porque no se amaran.

Eran las dos de la mañana y su vuelo salía a las cinco, así que tenía un poco de tiempo antes de pasar por la puerta que los separaría de una vez por todas. No tenía la esperanza de ver a sus amigos allí, pues era muy tarde, y sin embargo, allí estaban. Todos en silencio.

Ella se rió de sus expresiones tristes. Ella lo estaba también, pero verlo así a todos la hizo sentir nerviosa, y cuando estaba nerviosa reía. Sintió un escozor en los ojos al ver a Annabeth. Tenía miedo de no poder despedirse de ella.

Annabeth había pensando en si ir o no al aeropuerto. No quería ver a Percy, porque dolía. No quería ver a Vania, porque la hacía sentir culpable. Y, sobretodo, tenía miedo de ver a James. Soltó un suspiro de alivio cuando terminó de escanear la habitación y no lo vio.

Dolía verlos tomado de la mano, pero ahora mucho menos. Más que nada, dolía verlo a él. Extrañaba a su mejor amigo. Había sido un mes difícil, toda su familia preguntaba por Percy. También preguntaban por James, pero no sabía qué responder sin que la respuesta sonara extraña. Entonces no decía nada.

Annabeth sonrío hacia Vania, triste porque aunque no le gustaba verla con Percy, era su amiga. Una de las últimas conexiones que tenía con su infancia, con Liam, con la persona que solía ser.

Vania soltó la mano de Percy, y la abrazó.

"Cuídalo por mi." Pidió la pelirroja, susurrando en su oído mientras jugaba con su cabello.

Annabeth no pudo más que asentir.

Piper, Leo, Jason, y los amigos de Vania que no podía reconocer se acercaron uno a uno a despedirla y desearle suerte. El aire se sentía pesado, y Annabeth sentía que el tiempo se iba muy rápido.

Cuando Vania terminó de despedirse de todos, se giró hacia Percy y plantó un último beso en sus labios.

James rompió el silencio con sus jadeos. Había llegado corriendo, su despertador no lo había levantado. Annabeth lo vio y sintió un peso en su pecho.

Su cabello estaba despeinado, y estaba usando lo que ella sabía era su pantalón de pijama. No sabía que diría si se acerca a hablarle, así que pidió que, por algún milagro, él no la viera.

Sin embargo, había menos de cuarenta personas en el aeropuerto. Él la miró.

James abrazó a Vania. Annabeth quería correr, esconderse.

Una última ronda de despedidas, de lágrimas, besos y risas, y Vania pasó por las puertas automáticas sin mirar atrás.

Cuando su figura se perdió entre la gente el hechizo se rompió. Piper se acercó y la rodeo con su brazo. Su olor a frutas la despertó, y vio a James acercarse a ella.

"Hey" saludó, con una débil sonrisa en sus labios.

Piper lo miró, asintió y se escabulló hacia Jason.

"Hey" respondió, casi susurrando, la chica. "¿Cómo estás?"

"Cansado. La universidad me tiene loco." Soltó, como si nada hubiese pasado entre ellos dos.

Annabeth notó entonces las bolsas bajos sus ojos que sólo acentuaban sus ojos castaños. Nada le queda mal, pensó.

"¿Y tú?" Le devolvió la pregunta.

"Bien." Soltó ella. No sabía qué más responder.

Él sonrió.

"Me alegro."

Ella asintió. No sabía a dónde iba esta conversación.

"Bueno... Es tarde. Tengo que irme. Que te vaya bien, Annie." James se despidió con un gesto de mano, y pasó a despedirse de los demás. Annabeth lo vio alejarse con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

Vio a Percy, sentado junto a Jason, hablando y riendo un poco. Se lo veía cansado, igual que a James, despeinado y con bolsas en los ojos, pero Percy no tenía el brillo de los ojos de James.

Percy la miró, debatiendo en si acercarse o no. Antes de tener una respuesta, Annabeth hizo un gesto con la boca, un intento de sonrisa, y salió por la puerta principal del aeropuerto.

La extrañaba. Ahora que Vania se había ido, se sentía solo. Le gustaría poder hablar con Annabeth como antes. Aún se arrepentía de haberla besado, se sentía el causante de sus problemas.

No podía pensar en eso. Ya era tarde y Jason le ofreció llevarlo a su casa. Él le agradeció, y juntos se subieron al auto.

Mirando por la ventana, Percy se sintió culpable por no haberle dicho a Vania lo del beso. De verdad la quería. Sin embargo, tenía miedo de darle una preocupación más, al final, ya tenía mucho en sus hombros.

Cerró los ojos, y arrullado por el movimiento del carro y por su falta de sueño, se dejó llevar y soñó con la chica de ojos grises en su cama, riendo.

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⏰ Última actualización: Feb 21, 2019 ⏰

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