Capítulo 2: "Fragmentos del día de ayer"

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Había pasado mucho tiempo desde que Katsuki había sentido que las horas pasaban tan rápido. Después de traer café para ambos, simplemente se quedaron sentados en la sala de espera, aguardando noticias de los médicos o que la señora Midoriya despertara, aunque por lo que les habían dicho, eso no iba a suceder sino hasta bien entrada la mañana.

El cenizo saca su celular del bolsillo de su pantalón de mezclilla y comienza a textear, comunicándose con su agencia y dando aviso que no se presentaría a trabajar el día de mañana, la respuesta no tardó mucho y no le pusieron mayor inconveniente ante su falta, cosa que lo llenó de alivio. Sin embargo, la postura relajada de su cuerpo no perduró demasiado ya que poco después sintió un peso por el costado de su hombro, al girar su vista hacia su lado se encuentra con esa cabellera de rizos peliverdes, descansando sobre su hombro.

Izuku se había rendido ante el cansancio, posiblemente tanta preocupación lo había terminado de agotar. Sus ojos cerrados y expresión relajada era casi hipnotizante, al menos para Katsuki, ya que no pudo evitar perderse ante esa vista, detallando las facciones de su compañero. Aunque eran adultos, este no había perdido esas características que le daban un rostro juvenil, sus gruesas pestañas resguardando sus párpados, su nariz en forma de botón y sus pecas, ahora algo difuminadas debido a la cicatriz que atravesaba parte de su mejilla, a consecuencia de la guerra.

Esa era la prueba física de a lo que había sobrevivido el peliverde, lo que estuvo dispuesto a entregar y sacrificar en ese momento, todo para mantener al mundo a salvo. El cenizo a veces solía cuestionar de todo a lo que fueron expuestos a tan corta edad, después de todo, eran niños en ese entonces, aunque no puede negar que todas esas crudas experiencias lo habían hecho lo que es hoy; un héroe.

Aunque en el fondo, Izuku siempre había sido un héroe.

Suelta un suspiro ligero, intentando no mover demasiado su cuerpo, no quería perturbar el descanso del pecoso a su lado, sabía que probablemente este no había descansado nada quizás hace mucho tiempo.

Vuelve a admirar su rostro, no podía evitarlo, era casi irreal tenerlo tan cerca después de tanta lejanía entre ambos. Siente cómo su traicionero corazón comienza a acelerar su ritmo dentro de su pecho, apretándose de una manera incómoda, casi es cómo si pudiera escuchar sus latidos en sus oídos, invadiendo su cabeza. No sabía exactamente cómo sentirse, pero ciertamente estaba feliz, feliz de confirmar que a pesar de tantos años y tanta lejanía entre ambos, Izuku seguía confiando en él de cierta manera, la manera en que descansaba sobre su hombro era una pequeña prueba de que este confiaba que el cenizo cuidaría de él.

Es casi un movimiento impulsivo, su otra mano termina por estirarse para alcanzar uno de esos mechones de cabello verdoso, y con delicadeza, casi cómo rozando el pétalo de una flor, acomoda ese mechón detrás de la oreja del pecoso, despejando un poco más su rostro. Una pequeña sonrisa se forma en sus labios, casi imperceptible, pero sintiendo su corazón galopando por ese mínimo contacto entre ambos, definitivamente iba a volverse loco a este paso, probablemente ya lo estaba.

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