"¿Es demasiado tarde para alcanzarte?"
Katsuki se ha acostumbrado a vivir en la sombra, dónde el calor de Izuku apenas y roza su piel.
¿Cómo poder sentir la calidez estando tan lejos del Sol?
A pesar de haber logrado ser todo lo que un día soñó, des...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
• . .
“Habían decidido detener el entrenamiento de combate que estuvieron realizando hasta ahora, esto después de que el chico peliverde desviara a propósito el ataque de su látigo negro que iba dirigido hacia Katsuki, dándole la oportunidad de atinarle una de sus explosiones de frente y ganando así la ronda. El cenizo notó que el pecoso perdió ventaja, distraído por el recuerdo reciente.
Recuerdo dónde su pecho era atravesado por un crudo ataque de Shigaraki.
En otra época, se hubiese molestado y comenzado a lanzar miles de maldiciones hacia el peliverde, todo esto por sentirse subestimado, en otro tiempo, hubiese pensado de inmediato que Izuku se estaba conteniendo con él al percibirlo cómo débil.
Pero ahora, sabía que no era así, muchas de esas cosas habían sucedido solamente en su cabeza durante todos esos años, aún así, tenía otra razón para molestarse en este momento. No se suponía que ese idiota deba distraerse, eso lo dejaba desprotegido ante el enemigo.
— Idiota, ya te dije que debes dejar de pensar en eso o no podrás hacer nada contra Shigaraki.
Aunque su voz era áspera, igual que siempre, había tintes de compresión en su manera de hablar. Observaba atentamente con sus irises carmesí al peliverde sentado en el suelo, cómo su respiración acelerada hacía subir y bajar su pecho de una manera anormal, y el cómo cubría su expresión aprensiva con su antebrazo derecho.
Katsuki no puede evitar sentirse incómodo ante esa muestra de vulnerabilidad a la que aún después de tanto tiempo, no se acostumbraba del todo. Suelta un suspiro mientras pasa sus dedos entre sus cabellos color arena, desordenando sus mechones puntiagudos en el proceso. A pesar de tener el impulso imperante de alejarse, decide dar un paso más cerca del pecoso hasta quedar a su lado, el contrario al notar esto, levanta la mirada. Sus miradas conectándose, aunque sea por fracciones de segundos, parecían comunicar más de lo que las palabras podían en ese momento.
“Puedes hacerlo”.
— Me volveré más fuerte.”
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
