~|Capitulo 3|~

22 9 0
                                    

Amity abrió lentamente los ojos, escuchó un ligero golpe en la puerta, pero no tuvo oportunidad de contestar, una mujer con gran delantal blanco entró en la habitación, seguida de otras tres o cuatro con el mismo uniforme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Amity abrió lentamente los ojos, escuchó un ligero golpe en la puerta, pero no tuvo oportunidad de contestar, una mujer con gran delantal blanco entró en la habitación, seguida de otras tres o cuatro con el mismo uniforme. Amity se puso la pesada manta y cubrió su pecho, sentándose en la cama aún sin entender muy bien lo que estaba pensando. Vio que la cama estaba vacía a su lado, y cuando pensó en decir algo la mujer parada al pie de la cama hizo que se sobresaltada

—Su Majestad el Rey, nos ordenó que le sirviéramos su primera comida del días, mando avisar que pronto volvería y le pidió que lo esperara en la habitación .

Amity quería poder contestar cualquier cosa, las mujeres se acercaron a la cama cargando enormes bandejas con los más diversos alimentos. Todo estaba delicioso, la ojiambar estaba satisfecha con poco, pues no tenía mucha hambre, las mujeres recogieron todo y salieron de la habitación dejándola sola nuevamente. La Reina se acercó a la ventana, ya era tarde, se podía ver por la posición del sol, unas horas más y volvería a desaparecer. No pensó que iba a durar tanto, volvió a la cama y no paso mucho tiempo antes de volver a dormir.


~•~


Cuando despertó ya era de noche otra vez, se sentó en la enorme cama y pasó un rato mirando la ventana abierta. Era una época fría del año, pero la luna era magnífica vista desde lo alto de ese palacio. La puerta se abrió lentamente y el Rey paso junto a ella, con su ropa pomposa y pesada, que se quitó y dejó caer al suelo mientras caminaba hacia la cama.

—Bienvenida de nuevo Majestad.

—¿Pasaste el día aquí?— preguntó la mujer mientras se quitaba las botas.

—Si, dormí la mayor parte del día.

_¿No saliste ni viste a nadie?— Su tono de voz era sospechosa.

—No, solo a las cocineras que mandaste aquí, me dijeron que te esperará en la habitación.

La mujer yacía en la cama a su lado frotándose las sienes, Amity miro a su esposa en silencio por un rato, se veía cansada. Cuando se movió en la cama la mujer se dio cuenta de que todavía estaba desnuda, como la había dejado en la mañana. La chica puso sus pies fuera de la cama, pero antes que ella pudiera levantarse fue jalada por la Rey. Un pequeño grito escapó de su garganta, seguido de una intensa risa nerviosa, Luz la besó, y sintió su cuerpecito ablandandose entre sus brazos.

—Dime el final.

Amity sonrió, se sentó en la cama frente a ella y comenzó a contar la historia exactamente desde el momento en que se había detenido la noche anterior. Luz se acomodó entre las enormes almohadas de la cama y la miró atentamente, sus ojos marrones se agrandaron y una risa irónica saltó en la voz del Rey jando contó lo que sucedió en el sótano de Ali Babá al final de la fiesta, o ella no esperaba ese final.

—Dime otra— habló emocionada al final de la primera historia.

—Érase una vez un hechicero muy malvado, que vivía aislado en la cima de un volcán...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 8 hours ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Permíteme Sanar Tu Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora