Capítulo XVII

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¡Hola a todos! Y acá un nuevo capítulo jejeje Besos y abrazos.

Criston se levantó de la cama metálica en cuanto vio a Otto Hightower y a Jason Lannister aparecer al final del pasillo de la prisión.

Los Lannister y los Hightower estaban aliados para poder obtener el dinero de Viserys Targaryen, pero ahora, todo cambiaba.

Criston corrió hacia los barrotes, aferrándose con ambas manos, el miedo y la desesperación destellando en sus ojos.

—¡Otto, Jason! —suplicó, su voz quebrada y urgente—. No pueden dejarme aquí. He hecho todo lo que me pidieron, todo. No pueden abandonarme ahora, no después de todo, Viserys Targaryen ha contactado conmigo- dijo Criston pero era lógico que ellos ya lo sabían, por eso estaban allí.

Otto miró a Criston en silencio, sus ojos fríos y su expresión dura. Jason desvió la vista, como si estuviera incómodo con la escena que se desarrollaba delante de ellos. Después de un tenso momento, fue Jason quien habló primero.

—Criston, entiende que la situación ha cambiado —dijo, tratando de sonar compasivo aunque su tono era distante—. Cuando te pedimos que mantuvieras a Rhaenyra ocupada y alejada de Viserys, las circunstancias eran muy diferentes. Nadie pensó que ella volvería, y mucho menos que lograría reconciliarse con su padre- dijo Jason que por ahora, era el único que estaba a salvo de Viserys mientras él no supiera que estaba involucrado también.

—¡Pero hice lo que me pidieron! —insistió Criston, con un tono casi desesperado—. Mantuve a Rhaenyra distraída, hice lo necesario. No pueden simplemente... dejarme en esto solo- gritó Criston.

Él había obedecido, había llevado a su novia lejos, la había mantenido lejos, y ahora lo dejarían solo. 

Otto, siempre pragmático, respiró hondo y finalmente habló, su voz fría y calculadora.

—Criston, tu lealtad no ha pasado desapercibida. Pero Viserys está observando cada movimiento, y con Rhaenyra de vuelta, tenemos las manos atadas. Si nos arriesgamos ahora para salvarte, podríamos perderlo todo- dijo Otto que sabía que no podría contra Daemon, Viserys y Rhaenyra juntos. 

Criston sintió una punzada en el estómago, como si el piso bajo él se desmoronara. Sabía que Otto y Jason eran poderosos, influyentes, capaces de mover hilos importantes. Y, sin embargo, lo estaban abandonando en el momento más crítico.

Justo ahora que todos los Targaryen estaban contra él.

—¿Y qué será de mí en el juicio? —preguntó, la voz ahogada de desesperación—. Sin su apoyo, el padre de Rhaenyra y ese maldito sujeto, Daemon, me van a destruír- gritó Criston.

Jason negó con la cabeza, suspirando.

—Esto no es fácil para nadie, Criston, pero no podemos oponernos a él sin arriesgarnos demasiado. No podemos quemarnos para salvarte ahora que las cosas están así.

Otto dio un paso adelante, mirando a Criston con una calma que era casi aterradora.

—Tú sabías el riesgo. Te pedimos que mantuvieras a Rhaenyra alejada de Viserys, y fallaste. Siento que esto termine de esta manera, pero debes entender que tu sacrificio es necesario para proteger todo por lo que hemos trabajado- dijo Otto sin más.

Criston sintió que sus piernas flaqueaban; había sido leal, había seguido las órdenes sin cuestionar, y ahora, cuando más los necesitaba, Otto y Jason lo dejaban a su suerte.

Otto y Jason intercambiaron una última mirada y se dieron la vuelta para marcharse. Criston estiró una mano hacia ellos, tratando de decir algo más, de suplicar, pero las palabras se ahogaron en su garganta.

Susurros de un encuentro (Daemyra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora