¡Hola a todos! Y acá otro capítulo jaja, por favor comenten que no vale la pena escribir si no.
Daemon y Rhaenyra estaban en una esquina discreta del restaurante, apartados del ruido de los demás. Frente a ellos, el té se enfriaba en sus tazas, olvidado. Daemon mantenía la mirada baja, observando el tenue vapor que aún subía desde su taza, como si en el líquido pudiera encontrar las palabras que había decidido compartir. Finalmente, sin levantar la vista, comenzó a hablar, con una voz apenas audible y cargada de amargura.
—Hace años que no hablo con Viserys, como ya sabrás—Daemon hizo una pausa y respiró hondo, intentando mantener la calma mientras sus ojos se fijaban en algún punto perdido del pasado—. Peleamos cuando éramos jóvenes, siempre habíamos sido muy unidos, a veces discutíamos, pero la última vez, acabó cualquier cordialidad entre nosotros- explicó él
Rhaenyra asintió suavemente, escuchándolo con atención, intentando no interrumpir. Daemon tomó un sorbo de té, como si buscara las palabras para revelarle a Rhaenyra lo que había pasado, sin sesgar su juicio sobre Viserys.
Increíblemente, no quería que ella odiara a Viserys. De hecho buscaría la forma de que ella se comunicara con él. Porque que él estuviera molesto con Viserys, no significaba que no quisiera que Rhaenyra se reuniera con él. Podía imaginar lo desesperado que estaba Viserys al no saber nada de su hija.
—Mi padre, Baelon... —susurró, y Rhaenyra notó que el tono de su voz cambió al mencionar el nombre—. Murió en circunstancias extrañas, muy repentinamente. Dicen que fue un infarto, que simplemente pasó. Pero nunca lo acepté. —Hizo una pausa, su mandíbula apretada—. Creo, y siempre he creído, que alguien lo envenenó.
Daemon levantó la mirada, y en sus ojos brillaba una mezcla de rabia y dolor contenido. Rhaenyra sintió un escalofrío al comprender la intensidad de su sospecha.
—¿Envenenado? —preguntó en voz baja, casi temerosa de hacer la pregunta.
Daemon asintió con lentitud, sus ojos duros y fijos en ella.
—Otto Hightower, seguramente lo conoces, es el padre de Alicent, la mujer con la que finalmente terminó casándose —dijo Daemon lamentando que su hermano fuera tan idiota como pensaba y hubiera terminado casado con la hija de Otto —. Ese hombre se ganó la confianza de Viserys de una manera que siempre me pareció... insidiosa. Él estaba muy cerca de mi hermano en esos días, y cuando mi padre murió, fue Otto quien aconsejó a Viserys que no hiciera una autopsia. Decía que eso sería profanar su descanso. —Daemon apretó los dientes, como si las palabras le quemaran al recordarlas—. Convenció a Viserys de que era una locura, que no había nada que investigar. Argumentaba que mi padre abusaba de su cuerpo haciendo ejercicio, que tomaba bebidas energéticas... como si eso fuera suficiente para explicar su muerte- dijo Daemon que aún recordaba el momento en que le dijeron que su padre, un hombre activo y joven, había muerto de un infarto.
Rhaenyra sintió una punzada de indignación al escuchar aquello, imaginando la impotencia de Daemon al no poder obtener respuestas. Él continuó, su voz ahora más baja y cargada de dolor.
—Yo quería saber la verdad, y estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario. Pero cuando intenté convencer a Viserys... las cosas se pusieron feas. No pude soportar las mentiras de Otto, y... —Daemon hizo una pausa, recordando el momento—. Lo golpeé. Frente a todos.
Rhaenyra abrió los ojos con sorpresa, imaginándose la escena: Daemon, furioso, enfrentándose a Otto Hightower, a quien ella conocía solo como el padre de Alicent. Daemon desvió la mirada, su expresión se endureció y continuó con voz amarga.
—Y entonces, Viserys me hizo arrestar. —La rabia y el resentimiento asomaban en cada palabra—. No me liberó hasta después del funeral de nuestro propio padre. Fui el único de su familia al que le negó la oportunidad de despedirse de él- dijo Daemon con rabia, aún recordando lo desesperado que había estado en esa celda, sabiendo que no podría despedirse de su padre.
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Susurros de un encuentro (Daemyra)
Fiksi PenggemarRhaenyra nunca imaginó que un encuentro fugaz en un restaurante cambiaría su vida para siempre. Enfrentando las cicatrices de un pasado doloroso y la dureza de su presente, se encuentra sin esperarlo con Daemon, un hombre que lleva sus propios fanta...