Mar Romero:
Decidí no contarle nada a nadie.
Malena y Ángel estuvieron lo suficientemente borrachos para recordar lo sucedido aquella noche, además de que no estuvieron presentes durante el enfrentamiento. Yo recordaba algunas partes, otras tantas no las tenía muy claras.
Recordaba haber llegado a la fiesta y no estarla disfrutando ni un poco porque Lucia estuvo toda la noche con mala cara, recuerdo comenzar a beber para tratar de ignorar el hecho de que mi cabeza aun se encontraba dividida entre aquella que estaba totalmente consciente del engaño de Lucia, de sus mentiras, de la manipulación que ejercía sobre mí, y la otra, aquella que era la responsable de mi humillante forma de amarla, que me decía que quizás sus palabras eran ciertas y me advertía que yo no tenía pruebas contundentes de que ella realmente me hubiese engañado.
Cada día de mi vida se convirtió en una lucha interna, porque Lucia no se rendiría conmigo nunca, y lo demostró cuando no demoró más de dos días en comenzar a buscarme de nuevo, me llenaba el buzón de mensajes, y cuando la bloqueaba en el chat, me buscaba por alguna otra red social. Cuando ya la había bloqueado de todos los lados posibles su única opción fue rogarme por correo electrónico. No era una manera precisamente linda de buscarme, porque yo recibía fotografías de sus piernas con cortes, de arañazos en sus brazos. Tenía que resistirme a llamarle, a responderle, tenía que rogarme ser fuerte para cuidar de mí, para protegerme de ella, para no dejarme envolver de nuevo. Peleaba contra mí para cuidar de mí.
Además sus fotografías nunca estaban solas, y siempre venían con mensajes que terminaban de joderme la cabeza.
"Mar, por favor, necesito que me respondas"
"No puedo sin ti, me duele mucho"
"Contesta, por favor"
"Desbloquéame maldita sea"
"Estoy en el baño, tengo un cúter y sabes que para mí no es difícil hacerme daño"
"Me voy a matar, Mar. Si no regresas conmigo te juro que voy a matarme.
"DESBLOQUÉAME, ¿NO ENTIENDES?"
"Te juro que si no me llamas en cinco minutos me mato"
— Mar — su mano apretando ligeramente mi hombro me hizo sobresaltarme, había olvidado donde estaba y lo que hacíamos porque mi cabeza de nuevo estaba dándole vueltas a mi ex. Habían pasado cuatro minutos desde su ultimo correo, si esperaba uno mas y no le respondía, ¿ella realmente se mataría? — estás distraída, ¿todo bien?
— Si — le mentí. Sirena no me creyó, era tan expresiva que pude notar lo cero convencida que estaba de mi respuesta, aun así, no preguntó y con un suspiro asintió a mi respuesta — eres buena en todas las asignaturas y estoy segura de que si te inscribieras a las olimpiadas de matemáticas ganarías.
Sirena arrugó la nariz y negó con la cabeza.
— No me gustan mucho las mates. Química es mejor — continuó llenando el formato de inscripción.
Esa mañana habían colgado en el mural un anuncio a las olimpiadas de conocimiento, yo jamás me había inscrito a ninguna porque nunca me sentí lo suficientemente lista para competir con otros alumnos preparados. En cuanto a Sirena, ella había participado en varias olimpiadas, pero todas de pintura o de fotografía, así que aquella era su primera vez probando algo diferente.
— Creo que química es más complicado.
— Deberías inscribirte a alguna categoría, también eres muy lista, Mar.
— No gracias — me encogí de hombros — yo soy lista, pero tu eres inteligente. Es diferente, yo me esfuerzo para alcanzar buenas calificaciones, y en ti es un talento nato.
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Mi esposa no me haria eso
Roman d'amourUna jóven que esta aprendiendo de su sexualidad y gustos, pasa años conociendo a personas en distintas etapas de su vida con las que aprende sobre el amor, el desamor, la desconfianza, las primeras veces y las primeras experiencias. Tras cada relac...