1.1

31 5 0
                                    

— ¿¡Que mierda, Jhonatan!? - el grito de Emra le sobresaltó, haciéndo que ambos se separaran de golpe. - ¡Sabía que algo te traías con esta perra desde el primer día!

Mierda, una de las cosas que quería evitar era que ella se enterará de esta manera, si algo era cierto en todo aquello, era que no quería lastimarla más de lo que ya lo había hecho convirtiéndola en lo que ahora es; una marioneta creada simplemente para servirle a él.

Pero no pudo contenerse al escuchar lo que Zero le había confesado, que aunque ya lo sabía, salido de los labios de ella era diferente, había sentido como si su corazón estuviese vivo de nuevo, y le parecía increíble que alguien como ella le profesara tales sentimientos.

Su cabeza solo giraba en torno a la peliblanca y desde el día del beso, no podía ignorar el hecho de que ya no sentía lo mismo por Emra. Sus sentimientos habían cambiado y no se comparaban en nada con los que le profesaba a la ojigris, por mucho que intento negarselo, mentirse a si mismo era inútil.

Ella era... ¿Cómo decirlo? Diferente, era como una pieza exótica que su colección no poseía, y aunque al principio se acercó a ella con otras intenciones, poco a poco comenzó a sentir afecto genuino, lo que termino por sorprenderlo.

Ahora ni se le pasaba por la cabeza convertir a Zero en marioneta, ella comenzó a meterse de manera precisa en sus atormentados pensamientos, haciendole sentir esa felicidad que desde hacía muchísimo tiempo que no experimentaba, ni siquiera recordaba cuando fue la última vez que se sintió tan pleno y lleno de paz estando con alguien.

Sin duda, ella se había vuelto indispensable en su vida, y cuando Emra le habia comentado que se sentia insegura de su amiga, habia sentido una punzada en el pecho ante la idea de tener que alejarse de ella.

Y entonces, poco a poco fue comprendiendo la gravedad del asunto, no solo sentía amistad por ella, él estaba más que enamorado.

Solo podía pensar en ese cabello blanco, semi ondulado, alborotado y a la vez sedoso, le invadía la curiosidad de saber que sentiría al acariciarlo entre sus dedos. Pensaba en su mirada grisácea, tan pálida que era difícil distinguir sus pupilas de la esclerótica de sus ojos. Esa personalidad altanera que la hacía tan prepotente, dándole un aire de fortaleza que le encantaba.

Y fue entonces que esos pensamientos comenzaron a ir más allá, preguntándose cosas como; ¿Que estará haciendo ella en este momento? ¿Estará comiendo bien? ¿Dormirá bien? ¿No sé habrá enfermado? ¿Dónde se encontrará? Y muchas otras preguntas invadían su mente sin descanso.

Se sintió vacío al tomar la decisión de cortar su amistad, tomando esa distancia radical entre ambos, y verla tan diferente ese día en el comedor le había hecho sentirse mal.

Pero fue peor cuando se la encontró en aquel callejón, se sintió tan miserable al saber que ella de verdad estaba siendo afectada por su culpa, y las ganas de aclararle las cosas aumentaron.

Es por eso, que sabía que debía tomar una decisión rápido; hablar con Emra sobre sus sentimientos y dejarla libre, puede que eso la lastimara, Pero si no lo hacía, seguiría haciéndole más daño a la persona que en verdad le importaba.

Debía anteponer a Zero por sobre todas las cosas, sin importar a quien lastimara, esa era su decisión.

Pero eso no quitaba el hecho de que fuera complicado.

Así que, aprovechando que ya Emra los había visto, simplemente tomo aire y habló.

— Lo siento, Emra. Hace mucho tiempo que no siento lo mismo por tí.

— ¿Y crees que no lo sabía? - esa pregunta le desconcertó un poco. - Por algo te había comentado que ella me generaba desconfianza, por como la mirabas, lo noté desde el principio.

— Entonces...

— Entonces nada, simplemente. No vuelvas a buscarme. - farfulló, dándose media vuelta. - Sinceramente siempre sentí resentimiento hacia tí. Tú arruinaste mi futuro, todos mis sueños, todo aquello que amaba lo perdí por tu maldito egoísmo... - hizo una pausa, aquellas palabras le calaron hasta lo más profundo, era verdad, y la verdad a veces duele. - Adiós.

Su adiós sonó más como un alivio que una ruptura, como si con eso estuviese asegurando su libertad. Puppeteer no respondió, se quedó observando como su silueta se perdía entre la oscuridad de la fauna.

Habia hecho las cosas mal con Emra, así que no volvería a repetir sus errores.

Debía dejar a un lado su egoísmo, asi que con ella sería diferente, ya que ella había venido a él por decisión propia, y si llegara el día que quisiera dejarlo, el respetaría su decisión.

La amaba, y daría por ella hasta su existencia si es que eso fuera posible.

— ¿Te encuentras bien, Jonathan? - le escucho preguntar a sus espaldas en voz baja, como si temiese su respuesta.

— Mejor que nunca ahora que estás conmigo.

— Que asqueroso sonó eso. Tampoco es para que te pongas con cursilerías. - reprochó en tono divertido, haciendo una mueca de asco.

— Zero.

— ¿Mm?

— Perdóname. - sentía que le debía esa disculpa, por todo ese mal rato que le hizo pasar.

Ella le miro confundida sin comprender del todo el porque de sus palabras, así que el solo le dedicó una sonrisa para desviar el tema.

— ¿Así que te gusta mi sonrisa? - y ante la pregunta, la cara de la albina se torno completamente roja de un momento a otro.

— Cállate, y borra esa maldita sonrisa o no respondo a lo que te voy a hacer.

— ¿Cuál sonrisa? - se hizo el desentendido, mientras se humedecia los labios y sonreía de forma sujerente.

— ¡Joder, te dije que no lo hicieras! - gruño ella con la respiración acelerada, tomándolo del cuello sin previo avisó y besándolo en la boca, en un beso intenso y lleno de anhelo, que al paso del tiempo se tornaba cada vez más agresivo.

El no la detuvo, simplemente le respondió gustoso con la misma intensidad, dejándose llevar al ritmo que ella deseara, y hasta donde ella quisiera llegar con él.

.

.

.

.

FIN

.

.

Y... Se acabó. Ya, esto es todo, por favor, un escritor debe saber dónde poner fin y este es mi límite XD no pidan más de ahí, solo espero que les haya gustado leerlo tanto como a mí me gustó escribirlo ❤️ Y no se preocupen, seguiré escribiendo más libros de estos dos, y quien sabe, quizá también vuelva con un TicciWork.

Nos leemos.

Éxtasis [ZeroxPuppeteer]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora