Capítulo 3

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(Pov de Giyuu)

Después de enviar el mensaje, dejo el teléfono a un lado, mi pecho pesado por la tensión. La habitación está en silencio, y el único sonido es el suave zumbido del refrigerador. Me dejo caer en el pequeño sillón del departamento, abrazándome a mí mismo para calmar el temblor que no puedo controlar.

El cansancio del día me alcanza, y mis párpados comienzan a cerrarse, pero justo cuando empiezo a rendirme al sueño, la luz parpadea y de repente se apaga por completo. El apagón es inesperado, y por un momento, la oscuridad total me envuelve. La única luz proviene de las débiles luces de la calle que apenas logran filtrarse por la ventana.

Suspiro. "Esto es perfecto...",pienso con sarcasmo. Me levanto lentamente, tanteando el camino hacia la cama improvisada que hice con un par de cobijas. La oscuridad me abruma, pero, en cierto modo, también es reconfortante. Al menos ahora, nadie puede verme, ni siquiera yo mismo.

Me acuesto en el colchón delgado, sintiendo el frío del piso a través de él. El silencio es profundo, y mis pensamientos comienzan a difuminarse. El cansancio físico y emocional me vence poco a poco, y aunque mi mente sigue llena de preocupaciones, mi cuerpo no puede resistirse más.

Finalmente, mis ojos se cierran por completo, y la oscuridad me arrastra al único refugio temporal que tengo: el sueño.

(Pov de Sanemi)

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(Pov de Sanemi)

Desde la comodidad de mi enorme sofá en la sala principal, observo el teléfono con una ligera sonrisa burlona. La respuesta de Giyuu aparece en la pantalla: "Lo entiendo." Tan breve, tan predecible. Casi puedo imaginarlo temblando mientras escribía.

Dejo el teléfono sobre la mesa de cristal frente a mí y tomo un sorbo de whisky. La luz suave de la lámpara dorada a mi lado ilumina la habitación, reflejándose en las paredes decoradas con arte caro que apenas me importa. Aquí todo es grande, lujoso y, sobre todo, mío.

—Patético—murmuro para mí mismo, girando el vaso en mi mano.

—Giyuu... ese omega frágil, tan fácil de manipular. Apenas he comenzado a apretar los tornillos y ya está completamente bajo mi control. Me resulta casi divertido lo desesperado que debe estar para seguir mis órdenes al pie de la letra. No es que me importe, claro. Mientras haga lo que le pido, nuestras "transacciones" serán fluidas.—

Me levanto del sofá y camino hacia los ventanales que dan al jardín trasero. Las luces exteriores iluminan perfectamente el césped impecable y la piscina. Todo está en orden, como siempre. Mis negocios van bien, mi fortuna sigue creciendo, y ahora tengo otro peón más en mi tablero.

—Los ricos y poderosos que frecuentan el restaurante donde envié a Giyuu no sospechan nada. Para ellos, él no es más que un empleado más. Pero para mí, es un recurso. Un omega con una deuda que nunca podrá pagar... a menos que siga exactamente lo que yo diga. Y si intenta algo estúpido de nuevo, como hoy en la playa, bueno, me aseguraré de recordarle lo fácil que es hundirlo aún más.—

No te vayas {sanégiyuu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora