No te vayas {sanégiyuu}

Capítulo 5

(Pov de Giyuu)

Frente al espejo, mi reflejo me mira de vuelta, pero no soy capaz de reconocerme. No en este momento. Mis ojos, que normalmente estaban vacíos, ahora están llenos de miedo. Un miedo que no puedo sacudirme.

Mi mano tiembla cuando la llevo a mi cuello, donde la piel parece arder de una manera extraña. Es un dolor que no puedo entender. Al principio lo ignoré, pero hoy lo noto, hoy es demasiado evidente.

Una marca.

¡Sanemi me marcó!

El pensamiento me golpea como una ola fría y violenta. Mi respiración se entrecorta, y el pánico se enreda con mis pensamientos. Sé lo que significa. Sé lo que implica. Una marca no es solo una señal física. Es un lazo, algo que no puedes deshacer. Y ahora, ahora tengo la marca de un alfa. De él.

Mi cuerpo reacciona, mi mente comienza a entrar en pánico. ¿Por qué lo hizo?¿Por qué me marcó? Yo... yo no quería esto. Yo no quería ser nada más que un hombre común, alguien que pudiera vivir sin miedo, sin deudas, sin estar atado a alguien como él.

El reflejo que me mira en el espejo parece burlarse de mí. La marca, esa maldita marca, es ahora mi destino. No puedo quitármela. Es para siempre.

El miedo me consume, la ansiedad me golpea el pecho. ¿Qué significa esto para mí? No sé si quiero saber la respuesta.

Mis ojos se llenan de lágrimas y, sin querer, dejo escapar un sollozo, mi mente se nubló completamente. ¿Ahora qué hago?

Con manos temblorosas, saco el teléfono de mi bolsillo. Mis dedos se sienten torpes mientras navego por la pantalla, pero, de alguna forma, logro encontrar su número. No sé qué estoy haciendo exactamente, pero siento que necesito hablar con él. O, al menos, eso quiero pensar.

Tomo una respiración profunda, intento calmarme, pero el miedo no desaparece. La marca sigue ardiendo en mi piel, recordándome lo que acaba de suceder. Lo que él hizo. No tengo ni idea de por qué me siento tan... perdido.

Escribo rápido, sin pensarlo demasiado:

_"Sanemi... ¿por qué lo hiciste?_"

Mi pulso se acelera mientras me detengo a observar el mensaje, las palabras se sienten como si pesaran toneladas. ¿Qué voy a hacer ahora? No sé qué espero que pase, tal vez solo quiero respuestas, algo que me explique esta confusión, este miedo, esta... marca.

Espero un momento, observando la pantalla, mi corazón latiendo con fuerza. Pero no recibo respuesta. El reloj sigue avanzando y mi ansiedad crece.

¿Qué debería hacer?

El teléfono vibra en mis manos, y mi corazón se acelera. Un pequeño suspiro de alivio se escapa de mis labios, aunque sé que no debería sentirme aliviado. Es él.

Pero, cuando leo el mensaje, mi aliento se corta en seco.

_"No preguntes. Eso es lo que eres ahora."_

La frialdad de esas palabras me golpea como un puñetazo en el estómago. No hay rastro de preocupación, ni de explicaciones, nada. Solo indiferencia.

"Eso es lo que eres ahora."

Las palabras de Sanemi retumban en mi cabeza, y en el mismo instante, siento un ardor profundo en la marca en mi cuello. Es como si el dolor comenzara a apoderarse de mi cuerpo, surgiendo desde ese punto de contacto y extendiéndose por toda mi piel.

Arde.

La sensación de fuego sobre mi piel me hace casi caer al suelo. Me agacho, mis manos se aprietan contra el lugar donde la marca se encuentra, pero no la calma. Es un dolor lacerante, un recordatorio de lo que acabo de aceptar, de lo que él ha hecho.