Culos enrojecidos II

125 1 0
                                    

Durante unos instantes, mi madre, con la boca tapada por su mano, y nosotros, Merche y yo, nos estuvimos mirando y observando. Mi madre respiraba muy agitadamente y nos miraba, sobre todo a la desnuda Merche, y no porque estuviese aún desnuda después de la gran follada, y de los intensos golpes que le propiné en su culo. Sino porque era ella ¡Merche! De repente se giró y desapareció rápidamente, en silencio.

Merche y yo nos miramos también en silencio y comprendimos la difícil situación. Terminamos de vestirnos, pero cuando me vio vestido y calzado, Merche me miró con un rostro profundamente dolorido y me dijo:

- Miguel, ve tú a hablar con tus padres. La vas a tener buena. No solo me has vuelto a ver y has follado conmigo, sino que además, lo has hecho en su propia casa, porque este almacén es parte de la casa, siempre lo ha sido. Y no olvides nunca que son tus padres, a pesar de todo son tus padres, y yo solo soy una puta depravada.

Yo encendí un cigarrillo y me quedé de pié, quieto, pensando hasta que lo terminé. Miré a Merche con todo mi amor, y con voz muy seria le dije:

- Cariño, hace unos minutos hemos hablado de nosotros, nuestro pasado y nuestro futuro. Siempre nos hemos querido los dos y hoy, por fin, nuestros cuerpos se han unido para siempre. Todo lo que te he dicho y prometido lo quiero cumplir ¿lo quieres hacer tú? Es decir ¿realmente quieres que vivamos juntos, tú hagas tu pervertida vida de puta y porno-actriz, y me mantengas hasta que yo pueda encontrar trabajo? Porque si me dices que si, tal y como te he prometido, si mis padres me ponen problemas, esta misma noche les dejaré y me iré contigo.Merche me miró con unos ojos cada vez más brillantes, se acercó a mí, me cogió las manos, se las puso en los doloridos y enrojecidos glúteos y dijo muy lentamente:

- Te juro por lo más sagrado que hay en mi corazón, que es el amor que siento por ti, que desde hoy seré tu sumisa, tu esclava. Trabajaré de puta depravada y jamás me negaré a cumplir ninguna orden tuya. Haré todo el porno duro que me contraten. Me entregaré a todo lo que sea sexo pervertido y sadomaso, y tú y solo tú, serás quien controle los gastos y mi dinero. Renuncio a todo por ti y me entrego totalmente a ti, sin condiciones de ninguna clase. Es más, todo cuanto poseo lo pondré a tu nombre, porque tengo propiedades y dinero mío. Dime que me vaya contigo y nos iremos juntos.

Nuestras bocas se aplastaron y nuestros labios se fundieron en un extraordinario beso. Nunca olvidaré ese beso. Fue un beso de amor, del amor más grande jamás contado. Una chica de 18 años, prostituta de lujo, actriz porno depravada y que quería seguir haciendo lo mismo, entregándose a mí, como mi sumisa y esclava. Y yo, con 19 años, sin un céntimo en el bolsillo y sin trabajo. Bueno, había terminado 2º de carrera y gracias a mi físico y a mi polla, Merche me había dicho que también yo hiciera porno con ella ¿sería capaz yo de hacerlo y de compartir con ella ese mundo tan distinto al mío?

No quise entrar con ella a mi casa por el almacén, dimos la vuelta por la calle, y cuando iba a abrir con mi llave la puerta, salió mi madre y me dijo:

- Tú entras, pero esa puta no!

Miré a Merche y ella asintió. Yo entré en la casa con mi madre y me llevó hasta la cocina donde ya la mesa estaba preparada para cenar los tres... y mi padre de pié, con los brazos cruzados y apoyado contra la pared y con cara de mala leche acojonante:

- Hoy hijo, nos has ofendido y nos has humillado. Has olvidado los años que te hemos dedicado y todo lo que hemos hecho por ti. Esa puta te ha dominado siempre, desde vuestra más tierna infancia, incluso los años que habéis estado separados, y ahora no queremos perder más tiempo. Tienes que elegir ahora mismo, o estás con nosotros, tu familia, o te vas con esa puta y de esta casa para siempre. Tú mismo.

Miré con bastante sorpresa a mis padres. Sus expresiones eran duras, sus ojos estaban secos ¿es que realmente eran incapaces de darse cuenta que esa mujer y yo estábamos inseparablemente unidos desde que crecimos juntos? ¿Supieron mis padres alguna vez lo que era amor, comprensión, cariño...? Les miré con tristeza, con profunda tristeza, pero creo que fue en ese momento, cuando me erigí en el Amo de la relación entre Merche y yo, porque me hice AMO de mí mismo. Sin decir una palabra, fui al piso donde estaba mi dormitorio, cogí una bolsa, recuerdos personales que guardé en su interior, bajé a la cocina, metí la mano en el bolsillo de mi pantalón, cogí el llavero de la casa y el almacén, lo deposité en la mesa y solo les dije:

- Lamento que no entendáis lo que Merche y yo hemos sido siempre. Lo mal que lo hemos pasado y como nos habéis hecho sufrir. Entre mi amor con vosotros y mi amor por Merche, me quedo con este, porque por muy puta que realmente lo sea, es mucho más puro y limpio. Al fin y al cabo, solo sois mis padres porque una noche follasteis. Siempre sabréis dónde estamos, si queréis venir a vernos, será también vuestra casa.

Di media vuelta, cerré la puerta de la calle, cogí la mano de Merche que estaba sollozando pausadamente y nos fuimos a nuestro destino, a nuestro futuro. En la fonda nos dieron una habitación con una cara de extrañados al verme increíble. Merche se arregló un poco y nos fuimos a cenar a un bar cercano. Nos sentamos luego en la terraza tomando unas copas y fumando, hasta que nos echaron por el cierre y nos fuimos a pasear. Fumábamos, hablábamos, guardábamos silencio mientras meditábamos lo hablado, y a las 5 de la madrugada y más de un paquete de tabaco después, nos acostamos y nos dormimos.

Relatos de Dominación +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora