CAPÍTULO 6

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Narra Fernando.

Fui donde mi mamá y le conté cómo fue mi reencuentro con Estefanía y llore en su hombro no sabía que hacer.

- Llora hijo mio saca todo lo que llevas dentro. Me dijo.

- Si mamá no podré seguir así y ahora que hago. Le dije.

- Seguir con la desicion que tomaste y ya no hecharte para atrás. Me dijo.

- Pero mamá y si no puedo. Le dije.

- Si podrás eso es lo que desidiste tu. Me dijo

- Me voy no puedo estar aquí ni un minuto más. Solo el miedo de encontrarme a Estefanía en cualquier momento me aterra. Le dije.

- Entonces ve con Dios. Me dijo.

Me fui decidido a seguir con la desicion que tomé y no dar vuelta atrás.

Narra Estefanía.

Cuando llegué al rancho me encontré con una gran sorpresa mi amigo que estaba conmigo en España se encontraba aquí. Fui a abrazarlo.

- Que haces aquí. Le pregunté.

- Venirte a visitar. Me dijo.

- Me da mucha alegría verte. Le dije.

Mientras nos saludabamos alguien nos interrumpió.

- Buenas tarde. Dijo mi madre.

- Buenas tardes Señora. Dijo Rodrigo.

- Mamá te presento a Rodrigo mi gran amigo el también es de aquí de Mérida solo que así como yo fue a estudiar a España. Le dije.

- Mucho gusto Rodrigo. Dijo mi madre.

- El gusto es mío Señora Isabel. Dijo Rodrigo.

- Y dónde te estás hospedando Rodrigo. Pregunto mi madre.

- En el hotel del pueblo. Dijo Rodrigo.

- Porque no vienes a pasar una temporada acá. Dijo mi madre.

Yo sólo la quedé mirando como con cara de que estaba haciendo.

- Si no hay problema me encantaría. Dijo Rodrigo mirándome.

- Yo creo que no hay ningún problema no es cierto Estefanía. Dijo mi madre mirándome desafiantemente.

- No hay ningún problema. Dije con voz sarcástica.

- Vamos Rodrigo te acompaño a la puerta para que vayas a recoger tus cosas y te vengas para acá. Le dije.

- Ok nos vemos más tarde. Me dijo.

A penas cerró la puerta me puse frente a mi madre.

- Se puede saber que fue eso. Dije.

- Comi que que fue eso. Que quieres decir. Dijo.

- Tu sabes perfectamente lo que quiero decir. Pero sabes que ni usando a Rodrigo vas a sacar tan facilmente a Fernando de mi corazón. Dije.

Me agarró del brazo y me dijo:

- Pues lo vas a tener que hacer.

Me solté y me fui corriendo a mi cuarto.

- Puedo pasar preguntó mi abuela.

- Claro que si. Dije.

- No te sentias así todo se va a solucionar.

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