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El bosque respiraba una calma antigua bajo la luna llena. Las ramas de los árboles formaban un techo natural de hojas que dejaban pasar destellos plateados sobre el suelo. En medio del claro, rodeado por árboles milenarios y un silencio apenas roto por el canto nocturno de los grillos, estaba HyunJin. Sus ojos eran tan profundos como la noche, y su figura, alta y fuerte, imponía respeto y confianza a cualquiera que lo mirara. Era el líder de su manada, un Alfa que había nacido para proteger a los suyos y guiarlos con firmeza.

Pero esa noche, sus pensamientos estaban lejos de los deberes y las responsabilidades. Los sonidos del festival en la aldea resonaban a lo lejos, y él sabía bien quién ocupaba su mente. Un Omega de belleza serena y naturaleza cálida, conocido y amado por todos en la aldea. SeungMin era el Omega deseado por todos los Alfas, quienes veían en él un compañero ideal, un Omega dulce y leal. Sin embargo, a pesar de todas las miradas que recibía, su corazón parecía permanecer inaccesible.

Mientras HyunJin observaba el cielo estrellado, oyó la risa de SeungMin a lo lejos. Esa risa ligera, como el murmullo de un arroyo, lo atrapaba cada vez, enredándolo en un deseo silencioso. Sin dudarlo, HyunJin caminó hacia el centro de la aldea en donde la gente había encendido una gran fogata alrededor de la cual bailaban y cantaban. Y allí, en el centro de todo, estaba SeungMin, moviéndose con gracia mientras su rostro era iluminado por la cálida luz de las llamas.

No podía apartar la vista. Tomó una bocanada de aire y, con una seguridad que sólo un Alfa podía tener, avanzó hacia SeungMin. Cuando sus miradas se encontraron, el bullicio se desvaneció. HyunJin extendió su mano, la cual SeungMin sin vacilar tomó.

— ¿Bailarías conmigo?— preguntó el alfa, con una sonrisa sincera y suave, tan distinta a la expresión severa que llevaba como líder.

— Contigo, siempre. — respondió el Omega, su voz apenas era un susurro. Tomó la mano de HyunJin y juntos comenzaron a bailar, girando en un ritmo que solo ellos compartían, como si el bosque mismo susurrara las notas de una melodía antigua solo para ellos.

Al terminar el baile, HyunJin sintió un impulso irresistible de llevar a SeungMin lejos del bullicio de la aldea, a un lugar más íntimo. Caminando juntos, se adentraron en el bosque hasta llegar al mismo sauce bajo el cual HyunJin había estado reflexionando momentos antes. Allí, bajo sus ramas caídas, parecía que el mundo entero desaparecía, dejándolos solo a ellos dos en un espacio suspendido en el tiempo.

HyunJin observó a SeungMin, cuyo rostro estaba suavemente iluminado por la luz de la luna. Tomó una profunda respiración antes de romper el silencio.

— SeungMin, no sé cómo explicar esto, pero desde el primer momento en que te vi, algo en mí cambió. No es solo deseo, es… algo que me arrastra hacia ti como si el bosque mismo me llevara a tus brazos— confesó, sus palabras llenas de sinceridad.

El menor lo miraba en silencio, sus ojos reflejaban las emociones que no se atrevía a decir en voz alta.

— ¿De verdad me ves así?— preguntó, con una mezcla de sorpresa y emoción en su voz. — No soy nada especial, HyunJin. Soy solo un Omega, uno más en la aldea.

HyunJin tomó su mano con firmeza, sintiendo la calidez de su piel contra la suya. — Eres mucho más que un Omega. Eres quien calma mi alma, quien entiende mi esencia. Sé que esto es difícil de entender, pero el bosque mismo nos guió aquí para encontrarnos desde que somos jóvenes, y todos estos años solo te he amado cada vez más— dijo HyunJin con suavidad, mirándolo con intensidad.

SeungMin bajó la mirada, sus mejillas ruborizadas. — Me haces sentir… seguro. Como si fuera alguien único—  susurró. — Y eso me asusta, porque no sé si soy digno de ese amor.

— Eres digno, SeungMin. Más de lo que imaginas. Estoy dispuesto a enfrentar cualquier cosa por ti—  HyunJin afirmó con firmeza.

Y ahí, bajo las estrellas y entre susurros, ambos sellaron una promesa silenciosa que los unió en un lazo indestructible. Los días pasaban mientras que el alfa y el Omega  se volvian inseparables. Cada noche, se encontraban bajo el sauce, compartiendo secretos y sueños. A través de sus risas y miradas cómplices, la conexión entre ambos se hacía más fuerte. SeungMin, antes reservado y distante, florecía a la sombra protectora de HyunJin, y HyunJin sentía en su corazón la dicha de encontrar finalmente el amor verdadero.

Sin embargo, el amor de un Alfa líder no pasaba desapercibido para los otros Omegas, quienes veían a SeungMin con recelo. Algunos murmuraban entre sí, cuestionando si SeungMin podría realmente ser fiel solo a HyunJin, o si, siendo un Omega tan deseado, podría sucumbir a la atracción de otros. Uno de los Omegas, envidioso y lleno de ambiciones, decidió poner a prueba la lealtad de SeungMin. Una noche, ese muchacho se acercó al Omega en la aldea, fingiendo amabilidad y preocupación.

— SeungMin, ¿has pensado en lo que sería estar con alguien más? Eres un Omega querido y amado, podrías tener cualquier Alfa que desees…—  insinuó con una sonrisa cargada de malicia.

SeungMin lo miró con serenidad y respondió con voz clara, sin dudar. — Mi corazón ya eligió, y no hay nadie más que HyunJin que pueda ocupar ese lugar en mi vida.

Poco después, SeungMin corrió al claro donde él y HyunJin se reunían cada noche. Con la respiración entrecortada, le contó lo que había sucedido. — HyunJin, intentaron ponerme a prueba… uno de los Omegas. Quería que dudara de lo que siento por ti—  explicó SeungMin, con una mezcla de furia y angustia en su voz.

HyunJin lo escuchó en silencio, pero sus ojos se oscurecieron con determinación. Se acercó a él y, tomándolo en sus brazos, le susurró: — Mientras yo viva, nadie perturbará nuestro amor. Estamos destinados a estar juntos, y nadie podrá romper lo que tenemos.

SeungMin suspiró, apoyándose contra su pecho. — Lo sé… Porque aunque a veces dudo de mí, nunca dudo de lo que siento por ti. Eres mí destino, y estoy decidido a pasar toda mi vida contigo — Susurró cada palabra con determinación, dejando que una leve sonrisa invadiera su rostro al ver aquel metal luminoso envolviendo su dedo, uno que nadie más había notado.

Los siguientes días fueron especiales, aunque algo ocupados por los preparativos del evento inesperado. La manada entera se reunió bajo el gran sauce, decorado con luces que colgaban de sus ramas y flores esparcidas alrededor. Aquella celebración, que al principio había sido solo un rumor entre la gente, se convirtió en la unión oficial de HyunJin y SeungMin, bendecidos por la naturaleza misma. Las llamas de la fogata iluminaban sus rostros, y las sonrisas y bendiciones de su pueblo reflejaban la aceptación y el respeto que se habían ganado.

HyunJin y SeungMin, de pie frente a la fogata, se tomaron de las manos y se miraron profundamente, sus almas siendo unidas.

— Prometo estar a tu lado, siempre, sin importar qué venga— dijo HyunJin, con una voz tan firme como la tierra bajo sus pies.

SeungMin sonrió, con los ojos llenos de lágrimas. — Y yo prometo que seré tu refugio, así como tú eres mi fuerza. Mi amor por ti es tan fuerte como el bosque que nos une. Y será eterno, lo prometo.

Esa noche, sellaron su amor ante todos, y el bosque entero parecía vibrar de alegría. Aunque los años pasaron, y su historia se convirtió en leyenda, su unión fue tan única y respetada como ninguna otra. El bosque, que había sido testigo de sus promesas y secretos, guardó también el eco de su amor eterno. Ambos se volvieron un símbolo de fuerza, lealtad y amor verdadero, inspirando a las generaciones futuras a creer en los lazos inquebrantables que surgen cuando dos almas están destinadas a encontrarse.

𝑻𝒉𝒓𝒆𝒂𝒅𝒔 𝒐𝒇 𝒇𝒂𝒕𝒆  - 𝒉𝒘.𝒉𝒋 ,, 𝒌𝒎.𝒔𝒎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora