𝑳𝒐𝒔 𝒍𝒂𝒛𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒊𝒎𝒐𝒔

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✦ [ … Fue entonces cuando supe que nada cambia, que todo permanece inalterable. La rueca gira y gira vuelta tras vuelta. Un destino está ligado al siguiente. Un hilo, rojo como la sangre, entrelaza nuestros actos. Uno no puede desatar los nudos, pero se pueden cortar. ]✦

【 Martha / Dark 】

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Fueron días dolorosos, terribles y tan vacíos los que acontecieron después de que la así llamada Gripe Simia terminara su trabajo de infectar a todos los humanos del planeta. Pero a pesar de su carcomiente culpa y su solitario aislamiento, Will sabía que aún tenía personas que lo querían: su amiga y su hija, Lexi, siempre estaban ahí cuando se sentía demasiado solo, y aunque ambas no podían ir a verlo debido a su desconocimiento sobre su paradero, hallaron una forma de comunicarse con él pese a la distancia. Su amiga, a pesar de ser siempre tan responsable y dedicada con sus deberes, solía mandarle cartas diciendo cualquier cosa. Era de admitir que tenía una caligrafía hermosa y una redacción impresionante, un poco —demasiado —infantil, pero eso solo demostraba el inmenso cariño con el que las escribía. Lexi era de mandar regalos de todo tipo, con cartas llenas de dibujos artísticos y mandar dulces a escondidas, después empezaron a llegarle otros regalos de diferentes personas, Will no los conocía, pero asumía que eran de las amistades de su amiga. La mujer de nombre Ellie le mandaba medicina y ropa abrigadora para el invierno. Un hombre llamado Foster le enviaba probiciones de comida enlatada y agua purificada. Kemp, que era el mensajero y un poco más ingenioso, o más bien lo conocía mejor sin siquiera haber convivido mucho con él, solía preguntarle qué le gustaría tener y en su siguiente visita le mandaba fotos o libros para que los leyera. Esos pequeños actos de bondad desinteresada le hacían recordar a Will que tenía personas que lo querían y que, tal vez, no estaba tan solo como creyó que lo estaba, siendo motivo suficiente para no sentirse tan mal.

Y así, en los escasos momentos de calma entre el caos y el estruendo de la guerra, Will Rodman encontró un refugio inesperado y reconfortante en las palabras de las cartas que le enviaban. Sentado en un rincón apartado de su casa, rodeado por el constante ir y venir de los pájaros en temporada de frío, lentamente se sumergió en el mundo descrito por aquellas letras cursivas, un mundo que parecía tan distante de la cruda realidad que lo rodeaba.

Las historias que su divertida amiga plasmaba con tinta y pasión en el papel eran relatos de su día a día en el refugio: desde cómo habían resuelto el problema del agua para beber hasta cómo repartir las provisiones de comida entre las personas equitativamente. La vida en la Colonia de los Sobrevivientes estaba llena de obstáculos, sí, pero ellos lo enfrentaban con una fuerza y una unidad que Will apenas podía creer que todavía existiera en este mundo postapocalíptico. Cada palabra de su amiga lo transportaba a ese resquicio de civilización humana lleno de antiguos colores, sonidos y emociones de personas que, si bien no estaban mejor que él, contrastaban fuertemente con el gris de su vida en los abandonados suburbios.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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