Misión cumplida

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Por si no lo mencioné antes, a veces suelo creerme roquera. Tanto así que nos fuimos de excursión del cole y me compré un brazalete de una de "mis bandas favoritas". Bueno, no uno. Sino dos. Era tanta mi obsesión que nunca me quitaba ambos brazaletes. Todo iba perfecto con mis brazaletes, no se habían roto ni los había perdido. Lo cual para mi era considerado suerte, ya que soy una chica extremadamente descuidada. Hasta que un día, Joseph comenzó un juego de mal gusto con uno de ellos. Se le ocurrió la ''brillante idea'' de quitarme unos de mis brazaletes. Literalmente tenía ganas de matarlo. Osea, nuestros gustos musicales eran súper diferentes. Entonces, ¿Por qué se empeñaba en quitármela?. Realmente Joseph me comenzó a caer peor desde ese momento. Se encargaba de mortificarme de la manera más simple pero tan cruel a la vez. En ocasiones se lo llevaba a su casa y no me lo daba hasta el día siguiente. Realmente fue lo más estúpido que se le ocurrió. Un día, al muy imbécil se le prendió el bombillón. Ya que sabía que me desesperaba el hecho de no tener mi brazalete, el muy gracioso me pidió algo a cambio. "Besame y te aseguro que tendrás tu brazalete de vuelta" - me dijo. "Jaja si piensas que te saldrás con la tuya te equivocas"- le contesté. Joseph continuó con tal juego, hasta que un día todo salió de una manera la cual no esperaba. Estando en la clase de Química, conversaba con mis amigos y al igual que siempre, Joseph estaba cerca de mí. Aún tenía consigo mi brazalete, obviamente prefería dejárselo antes que besarlo. En un momento dado se sentó mucho más cerca y en un descuido... ¡Puff¡ Todos voltearon hacia a mí. Joseph me había robado un beso. Realmente no tengo idea de como logró distraerme, pero lo hizo. Logró su objetivo.

Me enamoré sin quererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora