⚜️Cap. 11⚜️

110 22 145
                                    

_______ POV.

Después de pasar toda la tarde con Bill, llegué a la cabaña. Extrañamente, todas las luces estaban apagadas. Un sentimiento de alarma me invadió mientras abría la puerta y entraba en la casa oscura.

—¿Dónde están todos?— pensé, sintiendo cómo mi corazón comenzaba a latir con fuerza.

Recorrí la casa buscando a Dipper, a Mabel, a Stan, a Ford y a mis hijas. Cada habitación estaba vacía, y la preocupación crecía en mi pecho. La sala estaba desordenada, como si hubieran salido apresuradamente. Subí las escaleras, revisando cada cuarto, pero no había rastro de ellos, podía sentir mi pecho hiperventilarse de la angustia. Finalmente, llegué a la cocina y vi una nota pegada en el refrigerador.

“Fuimos a la playa. No te llevamos porque no estabas en la casa.”

Fruncí el ceño y mis manos comenzaron a temblar de un sentimiento que no sabría describir, era una combinación de enojo, tristeza, ansiedad, impotencia y traición, se sentía horrible.

—¿Para qué tenemos celulares si no los usan?— pensé, arrugando el papel con frustración y tirándolo al piso, hasta después de unos minutos toqué mis bolsillos, dándome cuenta que no tenía mi celular conmigo.

—Mierda, lo perdí otra vez.— solté dirigiendome a la sala nuevamente.

Me dejé caer en el sofá, sintiéndome resentida y sola. Nunca me había sentido tan abandonada desde hacía mucho tiempo. La soledad me envolvía, y aunque sabía que mi familia volvería pronto, no podía evitar el dolor de no haber sido incluida.

—¿Por qué no me esperaron?— me pregunté, mirando al techo, tratando de contener las lágrimas.

La tarde con Bill había sido un escape, pero ahora, en la oscuridad de la cabaña, la realidad me golpeaba con fuerza. Me prometí a mí misma que hablaría con Stan y los demás cuando regresaran.

Me levanté del sofá y me dirigí a la cocina nuevamente. Abrí el refrigerador, buscando algo que pudiera distraerme. Encontré una botella de agua y la tomé, bebiendo lentamente mientras mis pensamientos se arremolinaban. La casa estaba demasiado silenciosa, y cada crujido me hacía saltar.

Decidí encender algunas luces, esperando que la iluminación pudiera aliviar un poco mi ansiedad. Caminé por la casa, encendiendo lámparas y luces de techo, tratando de crear una atmósfera más acogedora. Me detuve frente a la ventana de la cocina, mirando hacia afuera. La noche estaba oscura, y el bosque alrededor de la cabaña parecía más ominoso de lo habitual.

De repente, escuché un ruido extraño proveniente del bosque. Me acerqué a la ventana, tratando de ver algo en la oscuridad, pero no había nada. Un escalofrío recorrió mi espalda.

—¿Qué estará haciendo Bill ahora?— me pregunté, recordando nuestra conversación de la tarde.

Volví al sofá y me senté, abrazando un cojín. La soledad era abrumadora, y me di cuenta de cuánto dependía de la presencia de mi familia para sentirme segura. Cerré los ojos, tratando de calmar mi mente, pero los pensamientos seguían fluyendo sin control.

—¿Y si algo les pasa en la playa?— La idea me aterrorizó, pero traté de descartarla. Ford y Stan eran responsables, y no dejarían que nada malo les ocurriera.

De repente, un golpe fuerte resonó en la puerta principal. Me levanté de un salto, el corazón latiendo desbocado. Caminé lentamente hacia la puerta de la sala, pero antes de llegar, escuché otro ruido, esta vez proveniente de la cocina. Me asomé rápidamente, pero no vi nada.

—¿Quién está ahí?— grité, tratando de sonar valiente.

El silencio fue mi única respuesta. Avancé con cautela hacia la puerta, cada paso resonando en el suelo de madera. Ví que la puerta estaba entreabierta. La cerré con cuidado, asegurándome de que estuviera bien cerrada y me dirigí hacía la cocina, no había nadie.

Caos Entre Los Pines.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora