El martes se había convertido en una pesadilla. Las órdenes se habían amontonado en el mostrador como una avalancha, y Theo, aún en proceso de aprendizaje, había cometido varios errores. La jefa, con su mirada implacable, le había recordado una y otra vez que la eficiencia era fundamental en el negocio.
Lucas, su hermano mayor, había trabajado desde los 18 años para ayudar a sus padres. A sus 27, nunca se había quejado del trabajo. Theo, en cambio, se había sentido abrumado. Había pensado que sería fácil, que solo se trataba de pizzas. Pero la realidad era otra.
Camino a casa, Theo se hundió en sus pensamientos. Quizás sería buena idea regresar a estudiar. Tal vez, con una carrera, podría encontrar un trabajo mejor, menos estresante.
Mientras cruzaba la calle, una sensación de inquietud comenzó a invadirlo. Sentía que alguien lo seguía. Aceleró el paso, pero la persona parecía venir tras él.
Entró al edificio donde vivía, pero la sensación de ser observado no desapareció. Miró hacia atrás, y por el pasillo, a la luz tenue de las lámparas, vio a un tipo con una capucha negra que lo seguía.
Theo se puso nervioso. El tipo se acercó, lo rozó de manera brusca, lo que provocó que tropezara y se cayera. El tipo ni siquiera se detuvo a ver si estaba bien. Theo se levantó rápidamente, con el corazón latiéndole con fuerza, y entró a su departamento.
Cerró la puerta con un golpe seco, apoyándose en ella, sintiendo cómo la adrenalina recorría su cuerpo. ¿Quién era ese tipo? ¿Por qué lo había seguido?
Theo se quedó inmóvil, escuchando el silencio del departamento. La inquietud se había convertido en miedo.
Un golpe seco en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Theo se sobresaltó, su corazón dio un vuelco. Dudó unos segundos, con el miedo recorriéndole la espalda. ¿Quién sería a estas horas? La persona detrás de la puerta insistió, golpeando con más fuerza.
Con un poco de miedo, Theo abrió la puerta. Lucas, su hermano, lo miró con enojo.
—¡Theo! ¿Por qué tardas tanto en abrir? ¿Te has quedado dormido?
Theo, aún sin aliento, respondió:
—No, pensé que traías llaves.
Lucas frunció el ceño.
—Las olvide al salir esta mañana.
Theo asintió, sintiendo que la tensión en su cuerpo no disminuía.
—Lucas… es que me pasó algo raro.
Lucas, con una expresión de incredulidad, lo miró de arriba abajo.
—¿Algo raro? ¿Qué te pasó?
Theo, tratando de recuperar el aliento, le explicó lo que había sucedido: cómo alguien lo había seguido hasta el edificio, cómo lo había chocado en el pasillo.
Lucas, con una sonrisa irónica, respondió:
—No seas tonto, Theo. En este edificio viven muchas personas, y no todas son de fiar. Probablemente se trataba de un vecino que estaba entrando a su apartamento y te chocó sin querer. Estás imaginando cosas.
Theo, sintiendo que su hermano no le creía, insistió:
—No, Lucas. Te lo juro. El tipo me estaba siguiendo. Lo vi, lo sentí. Deberíamos llamar a la policía, quizá aún siga en el edificio.
Lucas, con un tono de impaciencia, dijo:
—Ya te dije que no exageres. No hay que llamar a la policía por cualquier cosa. ¿Qué te parece si te preparo una taza de té y te calmas? Estás demasiado nervioso.
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Rugido Del Corazón ©
Teen Fiction"El rugido del corazón" es una historia llena de drama, pasión y emociones intensas. Theo y Diego deberán enfrentarse a sus propios demonios y a la complejidad de sus sentimientos para encontrar la verdad y, quizás, una segunda oportunidad para el a...