Capitulo 05: Entre el pasado y la lluvia

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Antes de empezar le mando un saludo a @bob_but_not_sponge que fue la primera persona en comentar en el capítulo anterior. Ya sabes, si quieres tu saludo en el próximo comenta rápido!! 🙂‍↔️

Antes de leer el capítulo te dejo este glosario de palabras que te pueden servir para la comprensión del mismo:

Creerse carajito: Carajito es niño (pendejo en Argentina), por lo que creerse carajito es como actuar como un niño/adolescente.

Gentío: Mucha gente.

Mandar a freír monos: Expresión de enojo para que alguien nos deje de molestar.

Muérgano/a: Persona traviesa, usada de manera cariñosa o crítica según el contexto.

Palo de agua: Lluvia.



—Pregunta: ¿A quién viste y qué aprendiste? —le pregunté a Daisy ya en nuestro nuevo cuarto.

La verdad es que la casa estaba un tanto diferente a como la había visto en fotos y dibujos del libro de mi mamá todos estos años. Un tanto remodelada, y lo que más me sorprendió: ¡un pasillo que conectaba con la mansión de al lado! Sí me extrañé cuando Farolitos dijo que esta era la mansión Fritzenwalden I, ¡pero nunca pensé que hubieran tres más!

Resulta que al crecer la familia y cada uno de los chicos —ya no tan chicos— casarse y hacer sus vidas, esta casa empezó a quedarse pequeña para el gentío que se iba sumando a la familia.

Y como ninguno de ellos quería alejarse de esta casa que tantos recuerdos guardaba, decidieron mudarse a las casas de los alrededores.

En esta mansión viven mis papás, en su cuarto de siempre, mis hermanos Andrés y Federico, en el antiguo cuarto de los mellis y los chiquis —uno en cada cuarto, ya que aparentemente no se les da muy bien lo de compartir— y bueno, ahora Daisy y yo, en el antiguo cuarto de mi mamá y donde mis hermanos y yo dormíamos cuando éramos pequeños, que queda abajo del ático.

En la casa de al lado, que se conecta a esta, viven Evaristo, un buen amigo de mi papá y padrino de Andrés, mi abuela Anna, la mamá de mi papá, Bruna, la cocinera, y los chiquis —que repito, ya para nada chiquis— :Tomás y Martín. Antes también vivía Greta, madrina de Fede y la institutriz de los Fritzenwalden que era como de la familia, pero lamentablemente, hace unos años falleció.

Ada, que rápidamente se hizo íntima amiga de Bruna, Evaristo y mi abuela Anna, decidió que ocuparía uno de los cuartos de la otra mansión, pero antes nos dejó claro que estaría muy pendiente de nosotras.

Por último, en la mansión de enfrente —que mis papás le habían regalado a mi tía Rober y su mamá— viven mi tío Farolitos y Olivia, su esposa, junto con sus hijos.

—A ver —respondió Daisy, tratando de recordar a todos— Franco, Martín y Tomás son hermanos, los Fritzenwalden. A Franco ya lo conocimos, se casó con Olivia y ella es...

—Su prima, sí, pero no. Continúa, después te explico —le dije.

—La bebé María y  el chamito Sasha son sus hijos. Martín es el de traje, que aparentemente es novio de una tal Roberta que no está. Tomás es el menor que se cree carajito.

—Muy bien —le dije— También falta Nicolás, mi padrino, que vive en el interior con Valentina, su esposa, él es el mellizo de Farolitos —le dije mostrándole una foto.

—¿Ah sí? pues no se parece —dijo Daisy, intrigada.

—Sí, es que en realidad no son mellizos. Hubo un error en la clínica cuando nacieron pero se criaron como mellizos. Por eso Olivia es prima de los Fritzenwalden pero no de Franco.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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Margarita: otro cuento que vale la penaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora