IV. Deber sobre amar

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Canción del capítulo: Are You With Me de Nilu

Sabía que las cosas no serían tan fáciles como imaginamos. No cuando amas a quien sabe que no debes, y que nuestro deber ante la sociedad es más grande que el amor que solo podemos compartir en privado —Kim Jade

El pueblo se sumió en una neblina fría y cargada del pesar del rey al tener que observar como cuelgan a un hombre que él mismo envió a tal destino irrevocable. No era lo mismo verlo cuando era por orden de su padre a presenciarlo en primera fila como una orden suya.

Sentía su corazón latir fuerte al ver como el caballero lo miraba amenazante desde su altura, el rencor y el odio se podían percibir desde la distancia, su cuerpo rígido y su mandíbula apretada eran señal de que no se arrepentía para nada de lo que había hecho.

Sus próximas palabras se lo dejaron claro al rey y a todo el que presenciaba el acto.

—¡Que lo jodan a usted y a todos sus seguidores trogloditas! —chilló el caballero mientras le colocaban la soguilla alrededor del cuello.

Escuchó esas palabras y ya no puedo sentirse mal al respecto. Se convenció de que se lo merecía y por más que quiso apartar la mirada, Thanael alzó su barbilla y apretó sus dientes mientras el hombre era colgado frente a él y al instante su cuerpo cayó sin vida con la soga al cuello.

Muy diferente a como se lo esperaba, todo el lugar se sumió en un silencio que continuó incluso cuando se puso de pie de su lugar. Tenía la mirada de todos sobre él, incluso de sus familias lo observaban con aquella sorpresa e incredulidad.

Nadie en Zemantis esperaba que durante los primeros meses de reinado del rey Thanael un caballero real iba a ser colgado frente a todos por deslealtad. Pero lo que realmente mantuvo a todos sumidos en aquel silencio y los ojos fijos en el rey que caminaba junto a sus guardias hacia el castillo, con una capa azul y bordados rojo, era su mirada brillante lo que llamaba la atención.

Zemantis era consciente del príncipe que tuvieron: amable, encantador, muy diferente a la frialdad de su padre. Ahora la diferencia entre príncipe y rey se marcaba con la primera muerte bajo su mando.

—Nael, ¿Era realmente necesaria la muerte de ese señor? —recibió los cuestionamientos de su hermana que lo siguió hasta el salón del trono, donde se mantuvo con la mirada fija en uno de los altos ventanales.

—Sí, Hanna era necesario —masculló Thanael en respuesta.

—¿No había otra alternativa? —preguntó la princesa mirándolo expectante.

—Si la había, pero no demostraría nada —masculló Thanael sin apartar su mirada del exterior que seguía con neblinas densas—. Eres muy joven para entenderlo y no tienes que hacerlo, porque tú nunca tendrás que cometer un acto como este.

—Ya empiezas a hablar como mamá —se quejó Hanna.

—No lo digo en ese sentido, pero de igual manera, si aceptas tu realidad ahora, cuando te enfrentes a ella no te sorprenderá tanto como a mí —admitió Thanael tomando la mano de su hermana y acariciándola con cariño—. Sabes que quiero lo mejor para ti.

—¿Por qué viniste aquí? —cuestionó apoyando su cabeza del hombro de su hermano—. ¿Esperas a alguien?

—Si.

Recibir una carta del consejero del rey, siempre le iba a sorprender a pesar de la relación que él y Thanael mantenían. Aunque aquella tarde Aldric esperaba alguna misiva directamente del rey, considerando lo que había escuchado lo que pasaba en Ilarieth. Lo conocía lo suficiente como para saber que no era una persona frívola y desinteresada como su padre y que probablemente aquella decisión no debió ser fácil para él, especialmente después de todo lo que se decía de su reinado con apenas dos meses de gobierno.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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El rey de Zemantis ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora