Susanne no pudo evitarlo. Cuando aquella confesión salió de los labios de Bill, su corazón empezó a latir como loco, ¡no se lo esperaba para nada! ¿Cómo era posible que eso hubiera pasado? Y la forma en que el rubio lo contó, con la ilusión brillando en sus ojos almendra, esa sonrisa tonta de enamorado y esa voz risueña como si algo realmente especial y sorprendente hubiese ocurrido...
Y es que para Bill sí que era algo especial y sorprendente que su amor frustrado desde los doce años le hubiera besado de la nada. Pero para Susanne, algo no cuadraba. La alegría de Bill al contarle sobre aquel beso con su amado era tanta que no pudo simplemente estropearle el momento, pero tampoco lo celebró.
El fin de semana pasó sin poder hablar del tema con el de rastas, sin poder exigirle alguna explicación o averiguar qué estaba tramando. Pero llegó el lunes y en el instituto no hubo oportunidad de acercarse al chico; siempre estaba rodeado de su grupo y con Chantelle encima. Aun así, nunca le quitó la vista de encima; lo tenía en el punto de mira, observando cada uno de sus gestos, movimientos y expresiones. No encontró nada raro en ello, pero ya había llegado el momento. Sabía que Tom estaría entrenando, al igual que Georg, y sabía dónde quedaba el campo de fútbol porque el castaño le había explicado cómo llegar. Susanne tenía una memoria increíble.
Los entrenamientos se habían acabado por la fuerte lluvia que había empezado a caer. Los chicos estaban cubiertos por sus sombrillas negras: «Típico de niñatos pijos —pensó Susanne—». Tom también llevaba una cubriéndose de la llovizna, con su bolsa deportiva colgando del hombro, y lo vio hablando con Kai. Había visto a Georg marcharse junto a Aleix y Sebastián; el resto de los chicos también se habían ido dando leches.
—Joder...— susurró.
Tenía frío; no contaba con que iba a llover y solo llevaba una sudadera que ya estaba empapada. Se frotó los antebrazos y, decidida, se acercó a los dos chicos que bajo la lluvia parecían estar hablando de algo súper importante.
Tom tenía el ceño fruncido. —No es igual, Kai... ¿Para qué quieres que consiga esa libreta?— le preguntó.
—Es su diario, ¿sabes para qué sirve eso o debo explicártelo con dibujitos y canciones?— respondió el pelirrojo con mala leche. Tom puso los ojos en blanco.
—Sé lo que es un diario, pero...
No pudo terminar la frase porque un carraspeo detrás de él le hizo saltar. Tom apretó los labios y giró la cabeza, sorprendido al ver a la chica Knispel, la misma que le había parecido más atractiva y menos "niña", bajo la lluvia, empapada pero pareciendo inmune al frío que hacía.
—¿Qué ha..?
—Necesito hablar contigo— interrumpió Susanne de inmediato. Sus ojos se movieron entre Kai y Tom y soltó un bufido —A solas— terminó.
Tom levantó las cejas —¿Hablar conmigo? ¿Sobre qué?— preguntó dándose la vuelta por completo para mirar a la chica y cruzándose de brazos.
Susanne puso los ojos en blanco —Creo que no sería bueno hablar del tema delante de tus colegas, sabiendo lo importante que es tu reputación— espetó irritada, aunque manteniendo la compostura —Sé que no debo decir mucho, tú sabes perfectamente de qué... o mejor dicho, de "quién" necesito hablar contigo.
Tom no le dio muchas vueltas, entendió la "indirecta" de la chica y apretó los labios. Ella quería hablar de Bill y ya se hacía una idea de qué iba el asunto.
—No es buena idea que habléis ahora mismo. Está lloviendo y tú te vas a resfriar si no te vuelves a casa— comentó Kai, ganándose una mirada fulminante de Susanne.
—He pasado peores enfermedades, un resfriado no va a ser nada— dijo cruzándose también de brazos —¿Puedes o no?— le preguntó a Tom mirándole fijamente a los ojos.
ESTÁS LEYENDO
𝗔𝘃𝗲𝗿𝘀𝗶𝗼́𝗻 || ᵀᴼᴸᴸ
Fanfiction𝐀𝗏𝖾𝗋𝗌𝗂𝗈́𝗇 || ❝Yo, haré todo lo que tenga que hacer para verlo sufrir❞ ╰┈➤ ℘ | Del amor al odio hay un paso. Un paso que podemos dar en cualquier momento, sin previo aviso. Un paso que puede cambiar nuestra vida para siempre, y Bill era la p...