INMORTALIDAD, LOCURA O INOCENCIA

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Capítulo 9: Ajuste

El primer consejo de Reveka por la mañana fue que no guardara secretos.

"Por más cuidadosa que intentes ser, los sirvientes tienen formas de averiguar las cosas. Si lo escondes, solo empeorará las cosas en lugar de mejorarlas a largo plazo"

Athena estuvo de acuerdo y le preguntó si podía haber algunos sirvientes que no fueran propensos a exagerar a chismear. El mapache asintió y dijo que traería uno de inmediato. Media hora después regresó con el desayuno y una zarigüeya de mediana edad que llevaba un balde de agua humeante.

En el momento en que Benonic vio a un extraño, se dió la vuelta para ocultar su rostro. La zarigüeya se quedó quieta, sorprendida al verlo en el dormitorio de la Reina, pero cuando se hizo evidente que era bienvenida allí, dejó de mirarlo y obedientemente llevó el balde a través de la habitación. Mientras Reveka tarareaba y agregaba expertamente sus hierbas en polvo al agua, la sirvienta continúo mirándolo furtivamente. Una vez que estuvo satisfecha con su trabajo, la herbolaria tomó una esponja y un palangana, las colocó al lado del colchón e hizo que la zarigüeya vertiera un poco de agua. Quitó con cuidado la férula de la muñeca izquierda de Benonic e inspeccionó la herida.

"Mucho mejor que anoche. Los huesos se mantienen rectos" comenzó a limpiarle el brazo con la esponja, suspirando mientras la sangre seca y la suciedad se desprendían en una mancha sucia. "Bueno, es una sorpresa para mí, sin duda. Uñas, entre todas las cosas... Pero al menos te curas rápidos"

Divagó un poco más antes de pedirle a la silenciosa zarigüeya que vaciara la palangana sucia y la devolviera a llenar con el balde. Sus palabras fueron elegidas con cuidado, aunque no lo pareciera, por lo que el sirviente se fue con la sensación de que era más un niño que un monstruo, y que además había sido tratado con crueldad.

Sin embargo, Benonic no tocaría su comida hasta que Reveka y el extraño se fueran. Debido a sus muñecas, tuvo que sostener el cuenco con cuidado, Pero bebió todo el caldo, colando todo lo demás con los dientes. Solo quedó una pequeña colección de verduras y bocados de carne. Athena se sentó en la mecedora y cerró los ojos, concentrándose en calmar las náuseas en su estómago, y cuando levanto la vista un minuto después, se sorprendió al notar que lo único que quedaba en el cuenco era un montón de ceniza gris.

El erizo morado pálido estaba sentado en su cama, escondido su brazo más inusual debajo de la capa que Reveka le había traído esa mañana. Tocó una manzana verde ácida y miró furtivamente a la Reina.

"¿La manzana? Puedes tenerla si quieres"

En lo que probablemente era un viejo hábito, la arrebató y se alejó de ella. Athena escuchó un sonido que le hizo pensar que la estaba hundiendo con sus largas uñas, luego Benonic emitió un ruido de sorpresa y la dejó caer. La manzana rodó junto a sus pies.

Athena se rió un poco. "¡Oh, sí! Probablemente debería haberte advertido que estaba agria. Ven, déjame..."

Ella se había agachado y lo había recogido, pero se detuvo con incertidumbre al ver si piel. Parte de ella parecía haberse descolorido y desintegrado. Athena miró al joven erizo que no la miraba a los ojos y casi se acurrucó en el lugar de su colchón. Se dió cuenta de que todavía estaba escondiendo su brazo derecho.

"Benonic... ¿Cómo hiciste esto?"

Lentamente, sacó su brazo y ahora podía ver que las venas rojas que casi habían llegado a su hombro la noche anterior se habían encogido hasta estar debajo de su codo. Mantuvo su mano apretada, Pero después de un momento desenrolló sus tres dedos. Athena recordó el dibujo de Semira le había pedido al artista que hiciera, Pero ahora podía ver por sí misma las extrañas mandíbula con forma de pico en su palma.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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LA HISTORIA DE COSIUM (TRADUCIDO AL ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora