La llegada de una nueva persona al misterioso pueblo donde se detiene el tiempo y las extrañas criaturas merodean en la noche cazando a quienes no pueden protegerse, una nueva chica que su pasado la marca con la muerte de su hermano, se ve aceptada...
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Las consecuencias
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Mientras tanto, en la clínica, Sara caminaba sola por los pasillos, sin poder dormir. Algo la inquietaba profundamente. Miró una mesa cercana donde descansaba un bisturí. Su mirada se detuvo en él, como si alguna parte de ella supiera que necesitaría esa herramienta. Miró alrededor, asegurándose de que no la viera nadie, y con un movimiento rápido, tomó el bisturí.
En ese momento, Elena, que estaba pasando por el pasillo hacia la sala de descanso, la vio. había llegado recién para vigilarla ya que había algo oscuro en el aire, algo que no podía explicarse. Se acercó a Sara, quien parecía atrapada en sus propios pensamientos.
—¿No puedes dormir, verdad? —preguntó Elena con suavidad, sonriendo ligeramente, aunque con una mirada preocupada.
Sara levantó la vista, sorprendida.
—No... no puedo —respondió Sara, su voz quebrada, como si estuviera atrapada en un mar de pensamientos oscuros.
Elena asintió, sin decir una palabra. Sabía lo que se sentía. Algo en la atmósfera del pueblo la hacía sentirse incompleta, como si todo estuviera a punto de estallar, aunque no supiera exactamente qué. Observó cómo Sara se distraía con el bisturí, pero no dijo nada. A veces, las palabras eran innecesarias.
—Yo tampoco he podido dormir —admitió Elena finalmente, dejando el silencio en el aire entre las dos. Sin embargo, una idea cruzó por su mente, y antes de que Sara pudiera decir algo más, Elena habló—: ¿Te gustaría tomar un poco de té? A lo mejor te relaja.
Sara asintió levemente. Se sentaron juntas en una pequeña sala, el silencio que las rodeaba era pesado. Elena, sin embargo, parecía tener una calma inexplicable, como si la situación no la sorprendiera tanto como a las demás personas.
—Es curioso —comentó Sara, buscando distraerse—. Tú y Kenny hacéis una linda pareja.
Elena la miró, sorprendida, antes de reír suavemente.
—Solo somos amigos —respondió con un tono de voz tranquilo.
Sara la observó atentamente, como si estuviera analizando cada palabra.
—¿Seguro? —preguntó con una sonrisa ladeada—. Se nota que él te quiere. Es un buen tipo.
Elena suspiró, un aire de nostalgia en sus ojos.
—Es complicado —dijo, mirando la taza de té como si buscara las palabras en ella. Después de un largo silencio, explicó— el esta enamorado de otra persona, el solo me ve como su amiga
Sara la observó en silencio, notando la tristeza en su voz. No podía evitar sentirse conectada a Elena de alguna manera extraña, como si ambas compartieran la misma carga invisible.
