Capitulo 20

12 4 1
                                    

Melodía triste.

🦋

La luna llena ilumina la casa y el aire tibio de verano envuelve la habitación, después de que el amo se retirará me encerré en su habitación, tome papel y escribí a mi padre. No podría ser sincera y confesarle mi desobediencia, no podría confesarle que caí ante un hombre como Lord SeoJoon. ¿ Que clase de mujer soy? No soy diferente a lo que era antes, aunque ahora él es mi dueño el deseo de querer huir a veces me inquieta y debo confesar que es la imagen del amo la que me detiene, su sonrisa y su tacto sobre mi piel me hunden en un abismo de deseo y desobediencia. ¿Cómo contarte algo así? No esperaría nada más que tu castigo y tu enfado.

Plasme en papel todo lo ocurrido en este tiempo que estuve a solas con él, la forma en que caí ante él, como me entregue a él creyendo que era otro hombre. Querido padre, se bien que nuestro destino está marcado con la muerte y que ninguno de nosotros ahora vivirá con la esperanza de volver a ver el amanecer, querido padre no puedo confiar en tí, no puedo confiar en nadie más, ahora me es imposible mirar a alguien con una alegría despreocupante y con los pensamientos vacíos, nadie en esta tierra es digna de confianza, nadie aquí puede ser libre o dar libertad.

Pongo mi última palabra sobre el papel sabiendo que jamás serán leídas. Tomo la vela y la llevo hasta una de las esquinas de la hoja, poco a poco se convierte en cenizas, poco a poco desaparecen las palabras dejando solo polvo que volará con un leve soplido.
Miro por la ventana contemplando la inmensidad del cielo nocturno, mirando el resplandor de las estrellas y sintiéndome tranquila como si el dolor que me oprimía el pecho hubiera dejado de hacerlo, me siento libre.

Salgo de la habitación del señor SeoJoon y me dirijo al japji, camino por el largo pasillo percibiendo todo, el aroma a madera, el aroma de los árboles, las voces de los soldados que permanecen en el patio, los sirvientes que se dirigen a descansar y aquel gato que duerme a mitad de camino. Al entrar a la habitación el aroma a incienso y vela me reciben junto con una sensación de comodidad, sigo adelante admirando todo, es la primera vez que entro aquí y puedo estar segura de que en toda la casa es el lugar más seguro. El techo está pintado de un verde hermoso y de el cuelgan lámparas, aunque no lo vea se bien que el sol ilumina toda la habitación por las mañanas gracias al ventanal enorme que está aún lado, entonces con un sonrisa pienso.

Mañana debo de verlo”

Sigo avanzando hasta llegar al fondo de la habitación donde miro las imágenes de personas que desconozco, los antepasados del amo. Miro las tablillas que tienen escrito sus nombres y oraciones, las flores frescas que son regadas todas las mañanas y cambiadas mucho antes de que se marchiten, la ofrenda que ha sido dejada y el pequeño incensario que está apagado.

Me arrodillo y tomo fuego con una varita, lo acerco al incienso y lo quito una vez que el humo sale, el aroma me llena de paz y tranquilidad, mantengo mi espalda recta y erguida bajando la mirada y colocando mis manos sobre mi regazo. Cierro los ojos manteniendo mi respiración calmada, manteniendo mi cuerpo en paz y rezando por él.

🦋


El aroma a resina y leña que tiene el incienso se pierde por completo y en su lugar su perfume me embriaga, un escalofrío nace desde mi oído, no abro los ojos y pierdo el control de mi respiración, su voz susurrante en mi oído me estremece, su cálido aliento y sus labios que rozan mi oído me dominan, es su voz la que me doblega.

— Eujin.— me llama con un hilo de voz— Ellos no te escuchan.

No soy capaz de responder y no deseo abrir los ojos, soy  igual a una hoja que es golpeada por el  viento, no tengo control.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La Jaula Del Noble. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora