Capítulo 2: Escuela de magia

11 3 0
                                    

Prmer día de curso, Escuela de Magia Superior: Kentani Mitsukawa...

-¡Síiiii! Mi primer día de escuela -gritó Conrad en la entrada, dando un salto y sonriendo con mirada pervertida -¡De seguro habrán muchas chicas! -

''Escuela exclusiva para chicos''

-¡Nóooo! -gritó él, entristecido -Supongo que seguirás siendo la única -acarició el colgante azul de Aimi.

-Bueno, al menos así me concentraré más en los estudios. Hace ya un mes desde el incidente en el Planeta de los Demonios, donde quedó demostrado que con solo artes marciales no venceré a mis contrincantes. Es mi deseo ser El Supremo y para ello dominaré la magia a tal grado que resaltaré en cada una de sus categorías -miró hacia el cielo, con postura decidida.

Primera clase del día...

-¡No entiendo nada! -gritó con las manos en su cabeza, sentado en el primer pupitre mientras la maestra hablaba y hablaba sin que este captara una sola cosa de lo que decía.

-¿Y por qué todos me miran raro? -abucheó los labios y se apoyó en su puño, pero no tardó mucho para que la maestra lo hiciera levantarse.

-¿Tiene algún problema, señor recomendación del Rey? ¿Podría decirme cuál es el ritual de sellos más utilizado para enfrentar un incendio de escala real o una ola de calor apocalíptica? -lo miró intensamente, al igual que toda el aula.

-¿Fuego o calor? Esto... -se rascó la cabeza -¿Me está coqueteando? -respondió con una sonrisa de lado que solo la irritó más mientras un chico al final de la clase soltó una carcajada.

-¿Eso es todo lo que tiene la recomendación del rey? Debí saberlo, solo eres un tipo rico con influencias que nunca ha logrado nada en la vida por sí mismo y se espera que todos se arrodillen ante él y corran a cumplir sus deseos. Dime, ¿alguna vez has hecho algo por ti que te haga hecho sentir orgulloso? -y sonrió con superioridad, sin saber que el objetivo de sus burlas no había entendido nada.

-¿Mmmmm?¿Te refieres a cuando aprendí a quitar mis primeros sostenes? Sí que estoy orgulloso de mi esfuerzo, tuve que poner y quitar muchos, ¡son un laberinto! Todas las chicas de mi ciudad me odian por ello, pero lo conseguí -puso las manos en la cintura, dejándola con la boca abierta, preguntándose qué clase de pervertido era y qué podría estar haciendo en la escuela de magia más prestigiosa del planeta.

-Es que voy a convertirme en El Supremo -le respondió, dejando el aula en silencio -Sueño con un mundo de paz, donde nadie...-

Un chico misterioso (el de la imágen) lo interrumpió, respondiendo correctamente la respuesta.

-Justo lo que se esperaba de ti, Charlie, el mejor de la clase, este maniático deberías tratar de ser como tú, siéntate a su lado y aprende de su genialidad -

Su pelo era rubio, de ojos alargados y cejas delgadas, con su iris de color roja y mirada profunda, con una especie de sello mágico encima de su pupila y un traje elegante como si fuera de la realeza.

-No sé qué le ven de atractivo -se cruzó de brazos y giró la cabeza.

Horario de recreo...

Se encontró toda la escuela a su alrededor, con espadas, arcos y cuántas armas se les ocurrió, Conrad suspiró y adoptó una postura de Thai Chi.

-¿Qué pretenden? Les acabé de decir que me volvería el Supremo, ¿creen que me vencerán así de fácil? -

-La única persona que ha conseguido entrar por recomendación del rey ha sido Charlie y tú nos das muy mala espina, comprobaremos si te encuentras a su nivel -

Multiverso. Parte 1. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora