Entre las sombras

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El aire en la habitación se sentía denso. Sara había formulado su pregunta con una firmeza que no sentía, esperando una respuesta que nunca llegó. Álex la miró por un momento, sus ojos fijándose en ella, y por un segundo, algo oscuro cruzó su mirada, pero desapareció tan rápido que Sara no pudo asegurarse de lo que había visto.

"¿Qué es lo que realmente quieres de mí?" repitió Sara, esta vez con voz baja, tratando de sonar confiada, aunque su corazón latía con fuerza. La incertidumbre era palpable en sus palabras.

Álex sonrió como si la pregunta fuera trivial. No parecía haberse inmutado. "Sara, cariño, ya te he dicho lo que quiero. Lo único que quiero es que estés bien, que estés segura."

Sus palabras salieron con la suavidad y dulzura que siempre había usado, pero había algo en su tono que no sonaba del todo sincero. Era como si estuviera diciendo lo que sabía que ella quería escuchar, pero sin mostrar realmente lo que pensaba. Sara no pudo evitar sentir que había algo más detrás de esas palabras, algo que estaba ocultando.

"Protegerme de qué, Álex?" Sara insistió, buscando respuestas que sabían que no obtendría.

Álex dio un paso hacia ella, acortando la distancia entre los dos. "De todo, Sara. De todo lo que puede lastimarte. De todo lo que no ves. Yo solo quiero que estemos bien, que no te pase nada."

Su tono era tan cálido y convincente que, por un momento, Sara se sintió frágil, vulnerable. Quizás lo que decía tenía algo de verdad. ¿Era realmente tan mala idea seguir creyendo en él?

Pero la chispa de duda seguía encendida dentro de ella. "Ya... entiendo," dijo, forzando una sonrisa, aunque por dentro sentía que todo lo que Álex decía estaba alejado de la realidad. "Confío en ti, Álex."

La mentira le salió sin esfuerzo. Al hacerlo, sintió que estaba dando un paso más hacia su propia perdición, pero no podía mostrarlo. No podía dejar que él sospechara que había comenzado a investigar, que no confiaba plenamente en él. Si lo hacía, podría perderlo todo, y esa idea la aterraba más que cualquier otra cosa.

Álex, por su parte, no parecía notar la tensión. Le devolvió la sonrisa con una mirada tranquila, como si todo estuviera en su lugar. "Lo bueno es que tú me tienes a mí. Siempre te protegeré, lo prometo."

Las palabras de Álex fueron como un hechizo que la envolvieron, pero Sara ya no podía sentirse tan segura como antes. Aunque lo miraba a los ojos, algo dentro de ella sabía que todo lo que él decía podía ser una mentira bien construida.

A los pocos días, después de esa conversación, Sara se sentó nuevamente frente a la computadora. Esta vez, con más determinación que nunca. Aunque había intentado convencer a Álex de que lo creía, no podía dejar de buscar más pistas. La sospecha seguía nublando sus pensamientos, y sentía que si dejaba de investigar, se traicionaría a sí misma.

Buscó más información, más detalles, con un nivel de obsesión que nunca antes había tenido. Sus dedos tecleaban rápidamente, y su corazón se aceleraba con cada nueva búsqueda. Lo que encontró la dejó completamente descolocada.

En los foros, un hilo mencionaba a "Vigilante-17", el mismo nombre que había visto antes. Esta vez, había algo más: un vínculo directo con una red de vigilancia privada, contratos secretos y clientes misteriosos. Sara no podía creer lo que veía. ¿Álex estaba involucrado en todo eso?

Al principio, pensó que debía ser una coincidencia. Pero luego, los detalles comenzaron a coincidir. Los patrones en sus movimientos, las veces que aparecía sin previo aviso, las cámaras en su casa. Todo parecía estar conectado.

"No puede ser," murmuró para sí misma, mirando la pantalla con horror.

Sin embargo, al igual que la vez anterior, se forzó a calmarse. No podía hacer nada que pudiera hacerla perder el control. No podía mostrarle a Álex que lo sabía, no aún. Tenía que ser inteligente, tener paciencia. La verdad, al menos por ahora, debía quedar en las sombras.

Al día siguiente, cuando Álex le mandó un mensaje preguntando cómo se sentía, ella respondió de manera fría pero confiada, ocultando el torbellino de pensamientos que la atormentaba por dentro.

"Todo bien, Álex. No te preocupes."

No podía dejar que él notara que estaba investigando. No podía dejar que lo supiera, porque en el momento en que lo hiciera, las piezas de su vida se desmoronarían, y ella no estaba lista para enfrentar esa verdad.

La falsa calma era lo único que podía ofrecerle ahora. Aunque cada vez que veía a Álex, un nudo se formaba en su estómago, y cada palabra que él decía parecía estar impregnada de algo que no podía identificar, Sara tenía que seguir adelante. El juego no había terminado. Y aunque sentía que las sombras de la verdad la rodeaban, no podía rendirse.

Tenía que averiguar todo, hasta el final.

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