CAPITULO 3

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Samuel caminaba pensativo, con la mirada cabizbaja sobre el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles por dos razones: la primera porque su maleta, por enésima vez, se había perdido. Por alguna extraña razón a la aerolínea se le ocurrió guardarla en un vuelo con dirección a Argentina y tardaría horas e incluso días para que esta regresara con su propietario. Eso ya no sorprendía a Samuel pues se volvió una costumbre que cada vez que viajaba en avión, siempre tenía que ocurrir algo, si no era una maleta extraviada, era un retraso del avión o alguna cancelación, pero siempre sucedía, ¨El Karma quiere que tenga los pies sobre la tierra¨, eso decía como para tratar de justificar su desdicha.

Levantó su mirada, hacia enfrente y ahí estaba su segunda preocupación a unos cuantos pasos adelante. Guillermo, aquél chaval que no veía desde hace un año estaba caminando justo delante de él. Tan familiar y tan extraño, pues a pesar de que no era la primera vez que se distanciaban, en éste tiempo que estuvieron separados ocurrieron muchas cosas en la vida de Samuel que lo cambiaron completamente, pero que también cambiaron a Guillermo, su mejor amigo con el que compartió momentos alegres y momentos tristes durante gran parte de su vida, y se estaba dando cuenta de ello.

Samuel examinó desde lejos a Guillermo en aquél pasillo mientras éste volteaba para todos lados. Ya no era el mismo jovencito delgaducho que conoció, ahora veía un cuerpo más trabajado, pues se podía ver cómo la camisa le quedaba algo ajustada, así como en su rostro ya no veía esa mirada tierna y risueña sino un semblante más serio y profundo que resaltaba más con esa casi barba que salía de su barbilla de forma tímida.

Pero lo que había llamado más su atención era ese aroma que desprendía de Guillermo, un aroma agradable y maderoso muy masculino que percibió desde que se detuvo justo atrás de él, un olor tan adictivo que no quería salir de su cabeza, quedando guardado en su memoria. Samuel cerró los ojos unos segundos para seguir aspirando esa fragancia tan cautivante, que no se dio cuenta que Guillermo se había detenido, chocando con su hombro. Abrió los ojos y vio a Guillermo que lo miraba con la ceja arqueada.

-Lo, lo siento- dijo Samuel bajando la mirada, apenado.

Guillermo volteó y continuó caminando como si nada por el estacionamiento hasta llegar a su auto, abrió la cajuela para acomodar las maletas más pesadas en ella, mientras que las más pequeñas las colocaron en los asientos traseros, se subieron al auto y marcharon con rumbo a su casa.

El trayecto fue de lo más incómodo para Samuel, seguido miraba de reojo a Guillermo quien tenía los ojos puestos en el camino húmedo, estaba realmente avergonzado pues no quería que él fuera a recogerlo ¨ ¿Qué pensará guille? ¿Qué tal vez soy un cínico por ni siquiera haberle comentado de mi regreso? ¿O que soy un imbécil por no haberle pedido que viniese por mí, mintiéndole a Luzu y que éste tal vez le hubiera llamado la atención, teniendo que venir a regañadientes?¨ la vida le jugaba algunas tretas sucias a Samuel quien ya se había imaginado muchas cosas cuando ambos se reencontrasen nuevamente: se imaginó a Guille gritándole en medio del pasillo, o que en vez de un saludo o un abrazo como se acostumbra a recibir a una persona que acaba de llegar, fuera recibido con una gran hostia en la cara, para terminar en el auto discutiendo el ¨por qué Samuel había sido el peor de los cabronazos durante estos meses de ausencia¨.

Pero no, cuando vio a Guillermo en aquel lugar notó molestia en sus ojos, sí, porque aun cuando quiso ocultarlo, su mirada lo delataba, pero nada de lo que imaginó sucedió; Samuel no se resistió en aquel momento y lo abrazó, no lo hizo en plan hipócrita, fue simplemente un impulso, algo había en su interior que lo forzó a hacer esa muestra de afecto, temiendo que Guille se soltase y le propinara un fuerte guantazo, pero no, éste sólo se limitó a mirarlo y decir en voz baja ¨Nos tenemos que ir¨ y ahora estaba conduciendo con una mirada tan... tranquila, ni enojada, ni chocante o con alguna expresión, no, sólo tranquila, como si nada hubiera pasado entre ellos y todo siguiera como antes.

Volátil ||Fanfic Wigetta||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora