CAPITULO 7 ¨La Serenísima Ciudad del Pecado¨

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A medida que avanzaban por la autopista en esos dos autos negros que habían previamente alquilado, se mostraban cada vez más emocionados de estar por fin en ¨la ciudad del pecado¨: Las Vegas, después de un retraso ocasionado por una fuerte tormenta en Los Ángeles (aunque Luzu e Ian culparon a Samuel por la mala suerte que tenía éste cada que colocaba un pie en un avión) y a diferencia de esta última, el clima estaba soleado sin ninguna nube a kilómetros a la redonda, aunque tampoco eso era muy beneficioso, ya que por estar en medio del desierto y en verano, las temperaturas podían dispararse hasta el punto de la deshidratación.

Llegaron al hotel donde se iban a hospedar, bajaron sus maletas y caminaron por el largo pasillo que los llevaba a la recepción; todos estaban sorprendidos por los acabados elegantes del lugar, las inmensas columnas color hueso, su piso de mármol con varios colores oscuros resaltando el marrón y tanto en el techo como en las paredes estaban colocados pinturas europeas de diferentes épocas históricas recreadas con exactitud, un hotel demasiado excéntrico para ser de 3 estrellas.

-Welcome- dijo la guapa recepcionista de estatura baja, ojos cafés y cabello largo con mechas rubias mostrando una gran sonrisa amable.

Tres días antes, Guillermo había reservado 4 habitaciones: una para Luzu y Lana, otra para Ian y Sarah, otra para Samuel y una más para el pelinegro; Ian le dijo que lo mejor era que él y Samuel compartieran la habitación para que pagara sólo la mitad, sin embargo, Guille le respondió que el hotel ya no podía hacer esos cambios, obviamente eso era mentira, quería estar lo más alejado de Samuel como fuera posible, tan así, que su habitación era la única que se encontraba en un piso diferente al resto.

-Hey, esperen- Luzu sacó su móvil -Hay que tomarnos una foto juntos- todos dejaron sus maletas a un lado y se acercaron, situándose enfrente de la lente frontal del móvil con un gran rostro de felicidad; Samuel apareció atrás de Guillermo rodeando su espalda, acercando su costado contra el cuerpo del pelinegro, quien movió los ojos hacia el de la barba espesa frunciendo el ceño.
-sonríe guapo- Samuel susurró pícaro y esbozó una ligera sonrisa; Guillermo miró hacia la lente tratando de ensanchar sus labios, pero sólo consiguió torcerlos de una manera muy peculiar, pues en el fondo estaba que echaba chispas. Una vez que tomaron la foto, el de los ojos rasgados movió su espalda bruscamente dejando caer el brazo de Samuel -No vuelvas a hacer eso o te reviento- masculló mientras agarraba sus cosas, caminando apresuradamente hacia el elevador sin mirar atrás.

[...]

Samuel entró a su habitación, estaba asombrado por lo grande y elegante que era, incluso pensó que tal vez era más enorme que la habitación de su departamento en Madrid; colocó sus maletas en la cama King Size y sacó su ropa ordenándola por filas, separándolas por el tipo de prenda, doblándolas meticulosamente y guardándolas en los cajones del clóset, así de obsesivo era Samuel.
Su móvil vibró; era un mensaje de Luzu, se iban a reunir todos en la recepción en 10 minutos; iba a coger sus maletas para colocarlas a un lado cuando se percató de una prenda que permanecía en una de ellas, la cogió y se sorprendió cuando vio que era el suéter azul de Guillermo; aun no se lo había dado y por las prisas probablemente lo lavó junto con el resto de su ropa, la dobló y la acomodó junto a sus demás prendas; se cambió de camiseta por una lisa de color azul marino con unos pantalones de mezclilla oscuros y sus tenis negros con rayas rojas a los costados.

Salió de su habitación y caminó por el largo pasillo iluminado hasta el elevador, abrió sus puertas introduciéndose en él hasta el fondo justo frente a un gran espejo; es tan vanidoso que cada que ve uno, no desaprovecha la oportunidad de admirar su escultural cuerpo, de peinar su cabello con los dedos, pensando para sí mismo que la naturaleza había exagerado en darle tantos atributos físicos a una sola persona; sin embargo en esta ocasión no estaba resaltando con narcisismo su belleza, es más, ni siquiera estaba viendo el espejo, tenía la mirada cabizbaja, con los ojos cerrados y sosteniéndose del soporte tubular de madera colocado frente al espejo de manera horizontal, tenía la cabeza hecha un lío, debía encontrar la oportunidad adecuada para hablar con Guillermo, afortunadamente, no estaba ahí el gilipollas de Andrea, lo cual facilitaría su misión de alguna manera, pero después de estos días, ya aprendió que no iba a hacer tan fácil.

Volátil ||Fanfic Wigetta||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora