CAPITULO 11 ¨Atado A Un Sentimiento¨

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Antepenúltimo

Guillermo no pudo quedar más perplejo tras escuchar aquella confesión y de observar lo que estaba haciendo Samuel en ese preciso momento. Tercera vez. Era la tercera vez que Guillermo veía a Samuel llorar, la segunda ocasionada de alguna manera por él y la primera que podía disfrutar satisfactoriamente, pues después de todo, eso era lo que quería ¿No? Verlo llorar de la misma manera que él lo hizo sobre el ataúd de su madre mientras imploraba que no la enterraran; que sintiera un poco de ese dolor que padeció durante los meses siguientes a aquella muerte. Era el momento exacto para continuar lo que había dejado en vilo la noche anterior, decir esas palabras que tanto deseaba pronunciar para deshacerse de Samuel de una vez por todas.
Y si esa era la oportunidad, entonces ¿Por qué no lo hacía? ¿Por qué cuando llegaba hasta ese punto, algo lo detenía? ¿Por qué por más dicha que buscaba hallar en sus lágrimas, no lograba encontrar nada que le hiciera sentir tal cosa? ¿Por qué una parte de él seguía negándose a lastimarlo? Sencillamente, porque se había enterado de la verdad y ahora las piezas encajaban para él de manera perfecta; su cobardía, su distanciamiento, sus miedos, sus celos. Todo parecía tener sentido a pesar de que aún creía estúpida la manera en cómo actuó ante el problema, sin embargo, ya no sentía odio. En su lugar, el remordimiento pesaba sobre él y con justa razón, pues lo único que había conseguido era acentuar y acrecentar el dolor en Samuel. Durante tanto tiempo le negó la oportunidad de defenderse y contar su versión de los hechos que ahora se había enterado de una manera no muy grata ¿Había sido justo? No, no lo fue. Se había aferrado tanto al rencor y al alimentar su cabeza de sentimientos negativos que olvidó analizar la situación de forma objetiva y serena. 

Se levantó soltando pequeños quejidos pues tanto sus piernas como sus brazos seguían entumecidos y con un dolor punzante, sacudió su ropa cubierta de un polvo marrón y observó a aquél chaval de voluminoso cuerpo acurrucado en el suelo. Podía escuchar sus sollozos retumbar hasta sus oídos, tocando las fibras más profundas de su corazón. Entonces, no hubo otro sentimiento en éste más que compasión. Pobre Samuel, se había enamorado de su mejor amigo y eso era algo que, supuso, no quería y menos si lo había hecho después de haberse enrollado con él solo una noche ¿Por qué con Guillermo sí sucedió y con el resto de chicos y chicas que se folló a lo largo de su adolescencia y su joven adultez, no? ¿No se suponía que era demasiado cauteloso a tal punto de haber logrado separar el sexo de los sentimientos más profundos? Creía que sí, pero al parecer esta vez no lo consiguió y metió sentimientos haciéndolo caer. Tonto Samuel. Por sus descuidos junto a Guillermo estaban pagando los platos rotos, pero ya no era el momento de echar culpas, ahora lo que quería hacer era acercarse a él, pero intuyó que el hacerlo podría ser demasiado pronto ¿O tal vez no? No lo sabía con exactitud, sin embargo, lo que sí sabía era que debía hacer algo. Necesitaba escucharlo. Necesitaba más explicaciones.

Samuel se encontraba en esa coraza que representaban sus grandes brazos rodeando sus piernas levantadas y su rostro hundido en las rodillas. Había confesado por fin todos esos recuerdos escondidos y ese sentimiento hacia Guillermo que lo atormentó durante meses, permaneciendo preso en su corazón, arañando con brutalidad sus paredes y escribiendo el nombre de su verdugo con la sangre que brotaba de ellas, dejando una cicatriz permanente. Aquél momento de liberación no era lo que había pensado y ahora, en ese instante, en esa roca, en esa posición, totalmente asustado, angustiado y hasta resignado, se encontraba ante algo que temía que sucediera y que lamentablemente estaba sucediendo en esos momentos: el final de su amistad con Guillermo, su mejor amigo desde niños, su compañero de difíciles batallas en ese campo turbulento al que le llaman vida, la única persona por la que mostró interés no solo como amigo, a quién cuidaba y procuraba, sino también, ahora, como hombre ¿Por qué se dejó llevar por sus impulsos? Maldijo la hora que tocó aquella piel a pesar de que una parte de él le gustó estar con Guillermo en la intimidad, de disfrutar acariciar los puntos sensibles de su virgen piel y recorrerlos con sus dedos mientras observaba cómo se removía a causa del placer estremecedor. Y sobre todo, el hecho de que su cuerpo haya descubierto sensaciones que no había experimentado con anterioridad. Sensaciones que se mezclaron con las de Guillermo, llevándolos a un vínculo energético que culminó en un glorioso orgasmo para Samuel. Un acto carnal que a simple vista parecía ser como cualquier otro, de esos que a la mañana siguiente quedan como un simple y estúpido recuerdo de borrachera, uno de tantos que había realizado antes, pero no fue así; ya a partir de la madrugada, el remordimiento comenzó a hacer de las suyas en su cabeza. Incluso llegó a preocuparse por Guillermo, pues temía que por ser alguien más joven e inocente, podía llegar a confundir las cosas y terminar enganchándose.

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⏰ Última actualización: Mar 01, 2016 ⏰

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