El tiempo seguía avanzando con la misma rapidez que siempre lo hacía, pero para Helena y Emma, los días parecían estar marcados por la duda y la incertidumbre. La vida pública de Helena no daba tregua, los seguidores seguían invadiendo sus redes sociales, esperando un vistazo más profundo en su vida, mientras Emma luchaba en silencio con sus propios demonios internos.
Aunque Helena había intentado balancear su vida privada y su carrera, había algo que se desmoronaba dentro de ella cada vez que pensaba en el futuro con Emma. ¿Podían ser realmente felices cuando todo parecía estar en su contra?
Por otro lado, Emma había comenzado a sentirse cada vez más desplazada. Aunque amaba a Helena con todo su ser, el peso de vivir a su lado, sabiendo que siempre sería la sombra de su éxito, la estaba afectando más de lo que había anticipado. Las preguntas que rondaban su mente eran más grandes que nunca: ¿Qué pasaría si no podía darle lo que necesitaba? ¿Si su amor no era suficiente para mantenerla a su lado?
Una tarde, después de una intensa semana de trabajo, Helena decidió organizar una salida tranquila para ambas. Quería mostrarle a Emma que aún había tiempo para ellas, fuera del mundo virtual. Optaron por ir a un pequeño café en el centro de la ciudad, alejado del bullicio, donde podían hablar sin las distracciones del teléfono o las cámaras.
Al llegar, las dos se sentaron cerca de la ventana, con una vista tranquila de las calles empedradas. Pero desde el momento en que se sentaron, Emma notó algo en los ojos de Helena. Había una distancia, una preocupación que se reflejaba en su rostro, como si ella estuviera atrapada en pensamientos de los cuales no podía escapar.
— Helena, ¿qué pasa? —preguntó Emma, sintiendo que la barrera emocional que había existido entre ellas durante los últimos días empezaba a hacerse más palpable.
Helena suspiró, mirando a través del cristal. Sabía que, por mucho que intentara ocultarlo, Emma ya había notado la distancia.
— Estoy bien, solo... pensando. —dijo Helena, pero sus palabras no sonaban tan convincentes.
Emma frunció el ceño, sintiendo una punzada en su pecho. ¿Por qué ya no podían hablar de todo sin miedo? Las dudas empezaban a acumularse entre ellas como nubes negras, y Emma temía que lo que estaba pasando fuera irreparable.
— ¿Sobre qué? —preguntó Emma, incapaz de ocultar la preocupación en su voz.
Helena la miró, una tristeza profunda en sus ojos. Sabía que la verdad debía salir, aunque el costo fuera alto.
— Sobre nosotros. —dijo con voz quebrada—. La gente espera tanto de mí, de mi vida. Y no quiero que eso te afecte, Emma. Quiero que estemos bien, pero siento que, a medida que crecemos juntas, más se hace difícil. No es justo para ti. No es justo para mí. No sé si estoy equivocada o si esto... es solo un sueño que no va a durar.
Emma sintió que el suelo se desvanecía bajo sus pies. ¿Estaba Helena pensando en dejarlo todo? Pero algo en sus palabras la hizo pensar que había algo más profundo, algo que necesitaba ser dicho.
— Helena... —empezó Emma, su voz quebrándose—. No tienes que cargar con todo esto sola. Si me amas, no me dejarás ir solo porque el mundo lo espere, ¿verdad? Yo estoy aquí por ti, en este momento, en este lugar. Nada de lo que haya pasado antes importa. Solo... tú y yo.
Pero las palabras de Emma no parecían ser suficientes. Helena ya había tomado una decisión en su corazón, una decisión que sentía inevitable. Sus ojos se llenaron de lágrimas, y las palabras que salieron de su boca fueron como una sentencia.
— Emma, yo... no sé si puedo seguir con esto. No sé si es justo para ti ni para mí. Estoy perdida entre lo que quiero y lo que el mundo espera. Lo que siento por ti es real, pero no sé si podemos ser felices así.
El dolor atravesó el corazón de Emma, como si un millón de agujas se hundieran en su pecho. ¿Era esto realmente el fin? Las palabras de Helena la destruyeron, pero algo en su interior también le decía que no todo estaba perdido.
— No quiero que lo hagas por mí, Helena. —Emma respiró hondo, con el rostro empapado en lágrimas—. Quiero que lo hagas por ti misma. Si esto no te hace feliz, entonces está bien. Pero no quiero perderte solo porque el mundo te dice que tienes que hacerlo.
Helena la miró, y en sus ojos había un conflicto visible. ¿Cómo podía amar tanto a alguien y al mismo tiempo sentir que la relación la estaba consumiendo? Sabía que estaba luchando contra algo mucho más grande que ella misma, pero no tenía claro cómo seguir adelante.
Ambas se quedaron en silencio, las manos de Helena apretadas, temiendo tomar la decisión que se sentía tan definitiva.

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Juntos en la Realidad
Подростковая литератураSinopsis de "Juntos en la Realidad" Helena López Itō es una influencer exitosa en TikTok e Instagram, conocida por su vida perfecta, llena de sonrisas, viajes y momentos brillantes compartidos con millones de seguidores. Sin embargo, tras años de ex...