O3: Ruinas de una alma

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Eran las ocho de la noche y el frío comenzaba a colarse entre las rendijas de las ventanas de la oficina. Taehyung seguía inclinado sobre su escritorio, con la mirada fija en el monitor que mostraba un desgastante sistema de ventas. Sus dedos se movían con lentitud, ajustando gráficos y verificando datos mientras un nudo apretaba su garganta.

Aquella jornada parecía eterna, y no solo por las exigencias laborales. Esa mañana, el divorcio con su ahora exesposo había quedado oficialmente firmado. Cinco años de matrimonio reducidos a un simple papel sellado por una corte. Taehyung mantenía el anillo en el dedo, como si fuera una especie de escudo inútil contra la realidad. No podía quitarlo, no todavía. Era como un bloque de cemento que lo aplastaba, inamovible, ahogándolo con recuerdos que no podía soltar.

Sus ojos estaban hinchados, aunque las gruesas gafas que llevaba lograban disimular el llanto silencioso que había soltado hacía más de una hora en el baño de la oficina. No tenía tiempo para procesar el dolor; la presión de ser secretario de una jefa exigente y abusadora lo mantenía ocupado. Ser el último en salir se había convertido en una rutina, un precio que pagaba diariamente por mantener su empleo.

El ruido del sistema cargando datos llenaba el silencio incómodo de la oficina vacía hasta que un escalofrío recorrió su espalda. Una mano fría se posó sobre su hombro, haciéndolo dar un leve respingo. Taehyung giró la cabeza lentamente, encontrándose con la mirada de Vivienne Beaumont, su jefa.

—Señor Kim —dijo con voz suave, casi como si las palabras fueran un murmullo. Sus labios se curvaron en una sonrisa calculadora, mientras sus dedos empezaban a masajear su hombro. Taehyung se tensó al instante, pero no dijo nada. Vivienne, alta y elegante como siempre, llevaba un vestido negro ajustado que resaltaba su figura. Se inclinó ligeramente hacia él, como si el movimiento fuera casual.

—¿Es tarde, no? —continuó, ignorando la incomodidad evidente de Taehyung. Su voz adquirió un tono más íntimo—. He escuchado algo… interesante hoy. —Su boca se acercó al oído de Taehyung, bajando la voz—. Supe que te divorciaste de tu esposo.

Taehyung sintió cómo el estómago se le retorcía al escuchar esas palabras. No respondió, pero su silencio no hizo más que alimentar la seguridad de Vivienne. Ella rodeó el escritorio, colocándose justo detrás de él. Sus manos descendieron por los hombros del hombre hasta apoyarse en el respaldo de su silla, y luego se inclinó más, dejando que su perfume amaderado lo invadiera.

—Debe ser… devastador, ¿no? —murmuró con un tono que era una mezcla de compasión fingida y burla velada. La voz de Vivienne bajó aún más mientras sus labios rozaban el borde del oído de Taehyung—. Pero no tienes por qué sentirte solo.

El cuerpo de Taehyung se tensó aún más. Su incomodidad era evidente, pero las manos de Vivienne seguían moviéndose lentamente, como si quisieran imponer su dominio. Él intentó levantarse, pero antes de hacerlo, Vivienne presionó un poco más fuerte sobre sus hombros, obligándolo a permanecer en su lugar.

—No seas tímido, Tae —dijo con una risa baja, mientras su tono cambiaba de coqueto a una insinuación peligrosa—. No tienes idea de lo que puedo hacer por ti. Mi esposo está fuera esta noche. Podríamos... pasarla bien en mi departamento. Prometo que será una noche larga, y cuando termine, estarás tan seco que olvidarás tu propio nombre.

Taehyung sintió que el aire se volvía más pesado. Quería responder, poner un límite, pero no pudo. La presión psicológica que Vivienne ejercía sobre él lo paralizaba. Las "bromas" que ella soltaba no eran más que veladas amenazas.

—¿Qué dices, Tae? —insistió, su tono ahora más oscuro—. Sabes que sería una pena que algo… inesperado sucediera aquí, ¿no? —Dejó escapar una risa irónica antes de morder suavemente el lóbulo de su oído.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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Adiós, amor » TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora