En un mundo donde los roles de poder están marcados por la jerarquía de los alfas y omegas, Reich, el aparentemente sumiso líder del territorio alemán, es subestimado por los demás. Con astucia y una sonrisa engañosa, aprovecha esta percepción para...
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El desastre de la invasión había dejado un país dividido, un territorio en ruinas. La estratagema del Reich era sutil, calculada, una danza de sombras en la que cada paso debía ser perfeccionado.
Mientras las tropas del Reich se retiraban de Polonia, se dejó a la URSS el control de la mayor parte del territorio, a cambio de una promesa vacía de colaboración. En su interior, Reich sentía una marea de desdén; actuar sumiso era un fastidio y bastante humillante, pero sabía que le servía como disfraz, una máscara necesaria para encubrir sus verdaderas intenciones.
Un día, mientras los dos líderes conversaban en una habitación oscura de un palacio en Varsovia, el alfa iluminó el ambiente con su típico orgullo, hablando de cómo su nueva frontera le permitiría llevar sus armamentos a través de una ruta más directa y accesible. A medida que la charla avanzaba, el Reich comenzó a planear su próxima maniobra.
Con una sonrisa que aparentaba ser amable en su rostro, se acercó al líder soviético. Le ofreció un vaso de vokca, la cerveza favorita del ruso, el aroma del omega llenó el aire, un gesto aparentemente inofensivo pero lleno de intención - ¿Por qué no celebramos nuestra nueva logro? - dijo, frunciendo los labios en un gesto de amistad.
Urss, embriagado por la promesa de un poder renovado, aceptó la cerveza con entusiasmo. Poco a poco, el líquido casi transparente comenzó a hacer su efecto. Las palabras del ruso empezaron a ser incoherentes mientras el Reich, observando con calmada ansiedad, asentía a cada idea, a cada plan desorbitado que salía de la boca del líder soviético.
- ¡Imagine los tanques! - exclamó Urss entre risotadas, mientras el Reich se acercaba más, su cuerpo proyectándose hacia la figura inestable que tenía frente a él. Sus ojos absorbían la escena, cada palabra incoherente era un paso más en el laberinto de su estrategia.
Mientras la charla se convertía en un torrente de balbuceos, el Reich aprovechó la oportunidad. Acercándose aún más, le dio un leve toque en el brazo al alfa, lo que provocó que este girara su rostro hacia él con una sonrisa descontrolada. Reich se inclinó, le entregó un roce de sus labios, provocando una conexión que impregnó el aire con un silencio extraño.
Los ojos de la URSS se abrieron, no por la sorpresa del beso, sino por la claridad temporal que súbitamente lo envolvió. No sabía si debía reír o enfurecerse, pero el alcohol lo mantenía en la nebulosa de la confusión. Ahí estaba Reich, con una sonrisa calmada en su rostro pero detrás de esa serenidad se ocultaban planes más oscuros.
- Dame más... ideas - murmuró la URSS, con los ojos entrecerrados, ansioso por continuar la conversación, sin entender que cada palabra, cada idea, ahora fluía en dirección equivocada. Reich, con su disimulo personificado, ofreció otra tanda de cerveza.
Los brazos de Urss comenzaron a moverse de manera frenética, gesticulando sin rumbo, mientras la atmósfera se impregnaba de un aire de camaradería falsa, conservando la esencia de un juego mortal. Reich se sentía superior, disfrutando de cada momento de esa manipulación.
Un silencio incómodo se instaló cuando Urss se recostó pesadamente en su silla, el cansancio de la bebida finalmente haciéndole sentir cansado
La reunion estaba terminando, Reich había llenado su mente con las aspiraciones de su colega. Era el momento de actuar con astucia y cautela, de mantener la figura de la sumisión un poco más, mientras la oscuridad seguía cubriendo sus verdaderos planes.
- No te preocupes, querido -decía el Reich, con una voz suave y comprensiva. - Estamos juntos en esto. Para el futuro que ambos merecemos.-
Mientras la risa de Urss resonaba en la habitación, el Reich supo que, aunque estaba jugando con fuego, tenía el control. La historia aún no había terminado, y el próximo movimiento sería crucial, una jugada maestra en su partida de ajedrez geopolítico.
El capítulo cerraba con una promesa silenciosa; el juego apenas comenzaba.
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Que no se note que estoy más que aburrida porque se fue la luz en mi casa 😁(😭)
