Capítulo 7: Verdades escondidas
El día comenzó como cualquier otro, con el mismo aire de confusión que me había acompañado desde hace días. Pero no sabía que este sería el momento en que todo cambiaría.
Llegué al campus temprano, intentando aclarar mi mente antes de clases. Mientras caminaba por los jardines, vi a Mónica sentada en una banca, con el rostro serio, algo que no era común en ella. Decidí acercarme.
—¿Todo bien, Mónica? —pregunté, sentándome a su lado.
Ella pareció sobresaltarse, pero rápidamente sonrió.
—Oh, hola, Jimin. Sí, sólo estaba pensando.
—¿Pensando en qué? —insistí, porque su expresión decía algo más.
Mónica dudó por un momento, como si estuviera decidiendo si debía hablar o no. Finalmente, suspiró.
—¿Sabes, Jim? Creo que hay algo que deberías saber.
—¿Sobre qué?
—Sobre Ben.
Mi cuerpo se tensó automáticamente.
—¿Ben? ¿Qué pasa con él?
Mónica miró alrededor, como si temiera que alguien estuviera escuchando, y luego volvió su atención a mí.
—Ben no es quien crees que es.
Su declaración me dejó helado.
—¿Qué quieres decir?
Ella me miró con seriedad, algo completamente diferente a la chica despreocupada que había conocido.
—Ben y yo nos conocemos desde hace tiempo. No soy una "nueva compañera". Vine aquí por una razón, Jim. Ben me pidió que lo hiciera.
Sentí que el suelo se desmoronaba bajo mis pies.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Porque quería acercarse a ti, pero tenía miedo de que Jeonkok estuviera en el camino. Me pidió que viniera y… te ayudara a olvidarte de él.
La información me golpeó como un tren. ¿Ben había manipulado las cosas para ganarse mi atención?
—No puede ser… —susurré, intentando procesarlo todo.
—Sé que parece terrible, pero no es lo que piensas. Ben realmente te quiere, Jim. Todo lo que hizo fue porque está enamorado de ti. Pero no puedo seguir siendo parte de esto. No es justo para ti.
Me levanté de la banca, incapaz de quedarme quieto. Mi mente estaba en caos, llena de preguntas y emociones conflictivas.
—Necesito hablar con él.
Mónica asintió.
—Hazlo, Jim. Mereces respuestas.
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Fui directo a la cafetería, donde sabía que Ben estaría. Lo encontré sentado en una mesa, distraído con su teléfono. Al verme, sonrió, pero esa sonrisa se desvaneció en cuanto notó mi expresión.
—Jim, ¿qué pasa?
Me senté frente a él, cruzando los brazos.
—Ben, necesito que me digas la verdad. ¿Por qué le pediste a Mónica que viniera aquí?
La sorpresa en su rostro fue evidente, pero rápidamente se transformó en algo más: culpa.
—Yo…
—¿Es cierto o no, Ben? —lo interrumpí, mi voz temblando de frustración.
Él bajó la mirada, jugando con el borde de su taza.
—Es cierto.
La confirmación me golpeó con fuerza.
—¿Por qué lo hiciste?
—Porque tenía miedo, Jim. Miedo de que nunca me vieras de la misma forma en que miras a Jeonkok. Pensé que si alguien más te ayudaba a abrir los ojos, tal vez tendría una oportunidad.
—¿Y creíste que manipularme era la mejor forma?
—¡No quería manipularte! —exclamó, su voz llena de desesperación—. Sólo quería… ayudarte a ver que mereces algo mejor. Alguien que realmente te ame.
Las palabras me dolieron más de lo que esperaba, porque en el fondo sabía que él tenía razón. Pero eso no justificaba lo que había hecho.
—Ben, no puedes decidir lo que es mejor para mí. Eso no es amor.
Él cerró los ojos, como si mis palabras lo estuvieran destrozando.
—Lo sé, y lo siento, Jim. Pero te amo. No sé cómo detenerlo.
Me quedé en silencio, sintiendo una mezcla de compasión y enojo. No sabía qué hacer con esta nueva información, pero una cosa era clara: necesitaba tiempo para pensar.
—No puedo hacer esto ahora, Ben. Necesito espacio.
Él asintió lentamente, con los ojos llenos de tristeza.
—Entiendo.
Me levanté y salí de la cafetería, con el corazón pesado.
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Esa noche, fui nuevamente a ver a Alize. Necesitaba su consejo más que nunca.
—Esto está fuera de control, Alize —le dije, dejando caer mi mochila en el suelo.
—¿Qué pasó ahora? —preguntó, sentándose conmigo en el sofá.
Le conté todo lo que Mónica me había revelado, y su expresión cambió de asombro a indignación.
—Eso es… ¡una locura, Jim! Pero al menos ahora sabes la verdad.
—¿Pero qué hago con eso? ¿Cómo sigo adelante?
Alize tomó mi mano y me miró fijamente.
—Sigues adelante siendo honesto contigo mismo. Si Ben realmente te importa, tal vez puedan arreglar esto. Pero si no, tienes que dejarlo ir.
Sus palabras me golpearon con fuerza, pero también me dieron claridad. Por mucho que doliera, sabía que tenía que enfrentar mis sentimientos, sin importar el resultado.
Y mientras me sentaba allí, rodeado del apoyo incondicional de Alize, me di cuenta de algo más: no podía seguir posponiendo lo inevitable. Tenía que hablar con Jeonkok, y esta vez, debía ser completamente honesto.
Porque el amor no podía construirse sobre secretos.
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un amor imposible
Teen Fiction2 chicos de la misma universidad....... Quién se queda con el corazón de jimin ?? Todos los derechos son míos no se admiten adaptaciones ni copias ni nada sin mi permiso