capitulo 5

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Capítulo 5: La brújula de mis emociones

El quinto día de clases comenzó con el mismo torbellino de pensamientos que no me había dejado dormir en paz. Entre Ben, Jeonkok y ahora Mónica, mi vida parecía un rompecabezas que no podía resolver. Me levanté con pesadez, pero decidí que debía enfrentar lo que fuera que el día me trajera.

Al llegar al aula, Mónica ya estaba allí, sentada con esa misma confianza que la caracterizaba. Me saludó con una sonrisa radiante.

—¡Jim! Ven, guarda un lugar junto a mí.

Ben no había llegado aún, así que acepté su invitación.

—¿Cómo te fue ayer? —preguntó, con esa curiosidad despreocupada que parecía natural en ella.

—Bien, un poco... complicado.

—¿Problemas de amor? —dijo con una sonrisa astuta.

—¿Por qué dices eso?

—Porque lo noto. No es difícil de adivinar. Tienes un aire de indecisión y parece que te persiguen varias personas interesantes.

Me reí nerviosamente. ¿Era tan obvio?

—Supongo que tengo que resolver algunas cosas.

—Pues si necesitas un consejo, aquí estoy —dijo, guiñándome un ojo.

Antes de que pudiera responder, Ben entró al aula. Su mirada se dirigió de inmediato a donde estábamos sentados Mónica y yo. Por un momento, vi algo de molestia en sus ojos, pero se sentó en su lugar sin decir nada.

Las clases transcurrieron con una tensión palpable. Después, mientras salíamos del edificio, Jeonkok apareció, como si estuviera esperándome.

—Jim, ¿puedes venir conmigo un momento? —dijo, ignorando por completo a Mónica y Ben.

Mónica me dio una mirada cómplice.

—Nos vemos luego, Jimin. —Se fue con una sonrisa tranquila.

Ben, sin embargo, no estaba tan tranquilo.

—Te espero en la cafetería, Jim —dijo, casi como una advertencia.

Asentí, aunque sentía que estaba siendo arrastrado en varias direcciones al mismo tiempo.

Jeonkok me llevó a un rincón tranquilo del campus.

—Jim, necesito ser directo contigo.

Mi corazón empezó a latir con fuerza.

—¿Qué pasa, Kok?

—He estado pensando mucho en lo que siento, y creo que… —hizo una pausa, como si le costara decirlo—. Creo que tengo miedo de perderte.

No supe qué responder. Por un lado, estas eran las palabras que siempre había soñado escuchar. Por otro, no podía ignorar lo que Ben me había dicho, ni lo que sentía cuando estaba con él.

—Kok, yo…

—No tienes que decir nada ahora. Sólo quería que lo supieras.

Se fue antes de que pudiera responder, dejándome con más preguntas que respuestas.

---

Decidí que necesitaba ayuda, alguien que pudiera escucharme y darme claridad. Esa noche, fui a ver a Alize, mi mejor amiga. Ella siempre había sido mi consejera personal, la persona que me conocía mejor que nadie.

Alize vivía cerca de mi casa, en un departamento pequeño pero acogedor. Cuando llegué, me recibió con su energía habitual.

—¡Jim! ¿Qué haces aquí tan tarde?

—Necesito hablar contigo. Es… complicado.

—Pasa. Siempre tengo tiempo para ti. —Me llevó al sofá y me ofreció una taza de té.

Mientras bebía, le conté todo. Sobre Jeonkok, Ben y ahora Mónica. Ella me escuchó sin interrumpir, asintiendo de vez en cuando.

Cuando terminé, me miró con esa mezcla de cariño y sabiduría que siempre tenía.

—Jim, ¿qué quieres tú? No lo que ellos quieren, no lo que esperan. ¿Qué es lo que tú sientes?

—No lo sé, Alize. Amo a Jeonkok desde siempre, pero… cuando estoy con Ben, me siento diferente. Y Mónica… bueno, ella sólo añade más confusión.

—El amor no siempre es claro, Jim. Pero no puedes seguir dejando que los demás decidan por ti. Habla con ellos, sé honesto sobre cómo te sientes. Y recuerda: no tienes que apresurarte.

Sus palabras me hicieron sentir un poco más ligero, aunque aún quedaba mucho por resolver.

—Gracias, Alize. No sé qué haría sin ti.

—Siempre estaré aquí, Jim. Pero prométeme que harás lo que sea mejor para ti.

Asentí, sintiendo que, aunque no tenía todas las respuestas, al menos había dado el primer paso para encontrarlas.

un amor imposible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora