Universo: 58163.
Peach se encontraba en su refugio secreto, rodeada por el aroma inconfundible de la pintura fresca y los restos de pinceladas abandonadas en el aire. La habitación era pequeña, escondida tras un laberinto de pasillos oscuros en el castillo, pero para ella era más grandiosa que el trono que ocupaba en ceremonias públicas. En ese lugar no era la princesa Peach; era simplemente una joven buscando una chispa de libertad.
Mientras se disponía a continuar su último lienzo —un amanecer que parecía más un grito desesperado que una celebración—, Toadette irrumpió, visiblemente emocionada.
—¡Lina! —exclamó, usando el alias secreto de Peach.
—¿Qué sucede? —preguntó Peach, dejando el pincel en un tarro de agua.Toadette le entregó un sobre sellado con cera roja, algo inusual en un reino donde los mensajes generalmente llegaban a través de emisarios oficiales o con pergaminos adornados. Peach tomó la carta con cuidado, como si al abrirla pudiera alterar el destino que contenía.
El mensaje era breve, pero cargado de significado:
"Estimada ilustradora,
He admirado tu trabajo desde hace tiempo y creo que nuestra colaboración podría crear algo único. Necesito a alguien con tu visión para una exposición que estoy preparando. Adjunto los detalles para discutir un posible acuerdo. Espero con ansias tu respuesta.
Mario"El nombre la tomó por sorpresa. Era simple, pero evocador. Podría haber sido cualquier otro, pero algo en la calidez de las palabras le dio la sensación de que esta oportunidad no era como las demás.
—Es de ese restaurador, Mario. Parece que quiere colaborar contigo —explicó Toadette, con una sonrisa que traía un leve toque de travesura.
—¿Mario? —repitió Peach en voz baja, como si probar el nombre en sus labios le diera una pista sobre quién era.La princesa dejó la carta en la mesa y se alejó, caminando por el cuarto con pasos lentos y medidos. Sus pensamientos eran un torbellino: la emoción de un proyecto fuera del alcance de la monarquía y el miedo de que alguien descubriera su verdadera identidad.
—¿Qué opinas? —preguntó Toadette, interrumpiendo el silencio.
—Es... arriesgado. Pero también emocionante. Nunca he trabajado con alguien de fuera, y mucho menos bajo esta identidad.Toadette asintió, comprendiendo las dudas de Peach.
—Lina, esta es tu oportunidad de hacer algo que realmente te apasione, algo que sea solo tuyo.Peach suspiró. Miró el lienzo inacabado frente a ella, el amanecer difuminado que parecía reflejar su propia lucha interna. Finalmente, tomó una pluma y un pergamino limpio.
"Mario,
Acepto con gusto la oportunidad de colaborar. Espero podamos combinar nuestras visiones para algo memorable. ¿Cuándo podríamos reunirnos?
Lina"Mientras firmaba con el seudónimo que protegía su identidad, Peach sintió una mezcla de ansiedad y determinación. Por primera vez, estaba haciendo algo por sí misma, no por el reino.
Más tarde esa noche, mientras los consejeros debatían sobre alianzas y tratados, Peach no podía evitar pensar en el mensaje que había enviado. Sentía una mezcla de miedo y liberación. Por primera vez, estaba saliendo de las sombras de la corona, y aunque no sabía a dónde la llevaría este camino, estaba decidida a recorrerlo hasta el final.
El eco de las campanas nocturnas del castillo marcó el inicio de algo nuevo, algo que no podía definir, pero que la llenaba de esperanza. Era solo una carta, pero en cada palabra había depositado su primera pincelada hacia la libertad.
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Los ecos de un corazón real: Mario X Peach.
FanfictionEn un reino donde las tradiciones reales dictan cada aspecto de la vida, la princesa Peach decide escapar de su rutina opresiva a través del arte. En secreto, adopta una nueva identidad como ilustradora freelance. Por azar del destino, sus caminos s...