5- La comunicación de elementos

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El bullicio continuaba a las afueras de Arcadia. Como cabía esperar, la ceremonia sufriría cierto retraso debido a los encuentros familiares y amistosos. El señor y señora Lembrow le hicieron a Bryn un breve cuestionario básico y cordial, como este ya imaginaba. Salieron preguntas del estilo "¿Qué tal te va en la escuela, hijo?" "¿Cómo está tu madre?". Bryn respondía lo que ellos sabían que respondería, así funcionaban esa clase de encuentros. Tras el pequeño interrogatorio, los padres de Marsh los abandonaron para dirigirse al salón de actos, donde tendría lugar la comunicación de elementos. Bryn y Marsh optaron por reunirse con sus compañeros de clase, los cuales se encontraban en su mayoría en el pasillo principal de la escuela. Al igual que ellos, todos vestían para la ocasión. Las adolescentes se convirtieron ese día en verdaderas mujeres, luciendo sus hermosos vestidos y exhibiendo sus estilosos peinados. Los chicos, aunque no llegaban a ese nivel, no se quedaban atrás, llegando varios de ellos a parecer hombres de provecho. Bryn, esperanzado, buscó con la mirada a Mikel Reball entre los alumnos, pero, como sospechaba, no había rastro de este por ninguna parte. Se sorprendió al ver que Ryan Brooks tampoco se encontraba allí. ¿Habría huido? Lo dudaba. ¿Para qué amenazarlo entonces? Quizás llegaría en los próximos minutos, o tal vez, al igual que Marsh, no le era necesario asistir cuando ya conocía su elemento. En todo caso, a Bryn le supuso un alivio el no verlo allí.

—Te diré algo, querido amigo —susurró Marsh. Bryn lo miró con intriga—. Hoy pienso declararme a ese bombón de ahí. —Señaló con discreción a una chica que vestía un largo e imponente vestido verde, a juego con sus ojos. Su pelo, perfectamente ondulado, caía sobre sus hombros con suma sutileza. Se encontraba conversando con las demás chicas, aunque no parecía participar mucho. Su nombre era Fiora, posicionada entre los cinco mejores alumnos de la promoción, compartiendo liga con Marsh y Ryan Brooks. A Bryn siempre le pareció la típica chica callada y misteriosa con cara de pocos amigos, aunque tenía que admitir que su belleza era de las más destacadas del curso.

—¿Fiora? —preguntó Bryn, sorprendido ante la inesperada confesión de Marsh.

—La misma —confirmó Marsh—. Es preciosa, ¿verdad?

—Es linda, sí, pero yo que tú no me haría muchas ilusiones. Ya sabes cómo es. Además, ¿en serio tienes que fijarte en la única chica de la promoción que no te ha dicho que le gustes? Mira que tienes mercado. —Marsh sonrió a esa pregunta.

—Quizás sea esa la razón, Bryn. El amor es algo incomprensible y complicado —dijo Marsh, sintiéndose como si fuese un profesor dándole una importante lección a su alumno.

—Ya, pues suerte.

—Genial, mira quién viene por ahí —dijo Marsh, señalando con la mirada las espaldas de Bryn.

Bryn se giró con disimulo y vio una persona a la que no deseaba ver más de lo necesario durante aquel día. El profesor Asher, vestido con la elegancia de siempre, caminaba hacia ellos junto a otros dos profesores, lo que significaba que la ceremonia estaba a punto de comenzar.

—Buenos días, caballeros —saludó el profesor Asher. La expresión de su rostro se tornó en sorpresa al ver a Bryn entre los alumnos—. Vaya, señor Wilderheart, me sorprende verlo aquí. Pensé que interrumpiría la celebración con uno de sus habituales retrasos. He de darle mi enhorabuena.

A Bryn le hubiese gustado darle otra cosa, pero si limitó a esbozar una sonrisa forzada.

—La ceremonia dará comienzo en breves minutos —prosiguió el profesor, dirigiéndose ahora hacia el alumnado—. He venido a desearos suerte y confianza. Muchos de vosotros os encontraréis algo nerviosos, pero recordad que estáis aquí porque habéis demostrado ser merecedores de este momento. Mantened la calma y mostrad vuestra mejor versión. Este será un día que, probablemente, recordéis de por vida. También será el día que marque vuestro nuevo camino en el mundo exterior. Déjenme decir que me siento orgulloso de todos ustedes, y cuando digo de todos, significa de todos. —Lanzó una mirada a Bryn, quién se sintió algo avergonzado. Era la primera vez que aquel hombre le decía algo bueno. Marsh le dio una pequeña palmada en la espalda a Bryn, guiándole el ojo con cierta burla—. Ahora, por favor, acompáñenme al salón de actos para dar comienzo a la ceremonia.

Luces de sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora