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Sakura despertó en una habitación iluminada tenuemente, con el sonido de la lluvia resonando fuera de la base. Su cuerpo todavía estaba débil por las heridas, pero la calidez de la cobija y el suave aroma a madera la tranquilizaban. Giró la cabeza lentamente y encontró a Sasori sentado a su lado, arreglando una de sus marionetas.

—¿Sasori...? —murmuró, con voz apenas audible.

Él levantó la vista, sus ojos dorados fijándose en los de ella con una mezcla de alivio y severidad.

—Despertaste. Pensé que tardarías más —dijo, aunque su tono seco no ocultaba la preocupación en su rostro.

Sakura sonrió débilmente mientras trataba de sentarse, pero Sasori rápidamente dejó su trabajo y se acercó, poniéndole una mano en el hombro para detenerla.

—No te esfuerces. Apenas sobreviviste a esa emboscada.

Sakura asintió y se dejó caer de nuevo en la cama, mirando al techo con un suspiro. Su mente estaba nublada, pero una idea fugaz pasó por su cabeza. Miró de reojo a Sasori, quien había vuelto a concentrarse en su marioneta. Había algo en su semblante, en la manera en que sus manos trabajaban con precisión, que le hacía pensar en estabilidad, en permanencia... en un futuro.

—Sasori... —lo llamó suavemente.

—¿Qué?

Ella dudó por un momento, sus dedos jugando con la tela de la manta.

—¿Alguna vez has pensado en... tener una familia?

Sasori detuvo su trabajo, sus manos quedándose inmóviles sobre la marioneta. Giró la cabeza lentamente hacia ella, sus ojos mostrando un destello de sorpresa antes de que volviera a su expresión habitual de calma.

—No tengo tiempo para tonterías como esa,  Además... —hizo una pausa, levantando su brazo de madera frente a ella—. Soy una marioneta. No soy humano en el sentido que tú lo eres.

Sakura se quedó en silencio, procesando sus palabras. Su corazón se apretó al darse cuenta de la barrera que existía entre ellos, una barrera que, hasta ahora, nunca había considerado seriamente. Pero incluso así, no pudo evitar que la idea persistiera.

—Lo sé... Pero si pudieras... ¿lo querrías? —preguntó finalmente, su voz apenas un susurro.

Sasori se quedó mirándola por un largo momento, como si evaluara si valía la pena responder a su pregunta. Finalmente, desvió la mirada, volviendo a trabajar en su marioneta.

—No sé qué responderte, Sakura. Hace mucho tiempo dejé de pensar en esas cosas.

Ella sintió una punzada de tristeza en su pecho, pero decidió no presionarlo más. Cerró los ojos, tratando de calmar sus pensamientos. Sin embargo, antes de que el silencio se volviera incómodo, Sasori habló de nuevo, su voz más suave de lo habitual.

—Pero... si las cosas hubieran sido diferentes... tal vez.

Las palabras de Sasori se quedaron flotando en el aire, y Sakura no pudo evitar sentir un leve calor en su pecho. Aunque el camino frente a ellos era incierto y lleno de obstáculos, en ese momento, decidió que no importaba. Ambos estaban rotos, de diferentes maneras, pero tal vez, solo tal vez, podían encontrar algo parecido a la felicidad en medio de la oscuridad.

𝐃𝐎𝐋𝐋 // 𝐒𝐚𝐬𝐨𝐬𝐚𝐤𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora