Cinco

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Volví a estornudar.

Me encontraba en la cama tapado entre mis sábanas, a lado mío tenía una caja de pañuelos, me sentía con dolor de cabeza, y todo por haberme mojado el día anterior. Pero, valió la pena porque obtuve el mejor de los recuerdos con Eijiro.

Tomé mi celular y me metí al grupo que tenía con mis amigos y escribí:

"Chicos, me siento mal. No podré ir."

Mandé el mensaje y lo dejé sobre mi pecho, nuevamente volví a estornudar, sentí como mi celular vibró, así que rápidamente lo tomé para ver de quien se trataba.

"Yo tampoco iré. Me siento mal también."

Era el mensaje de Eijiro, pues era de suponer. Ambos nos habíamos empapado, me preocupé un poco, quería ir a verlo pero no podía en el estado en el que estaba.

"¿Los dos están enfermos?"

Mensaje de Mina, apenas estaba escribiendo hasta que vi que el mensaje de Sero apareció.

"¿Se besaron o qué?"
"Se pasaron saliva por eso se enfermaron"

En cuanto vi el mensaje me ruborice, o no se si era por la fiebre.

"Dejen de joder tan temprano"

Y ahí estaba, Bakubro con su humor de siempre, no entendía como es que Midobro era su pareja. Bueno si, son amigos de la infancia así que es obvio que de tanto convivir se enamoraran.

Si yo hubiera conocido a Eijiro desde niños, ¿también se hubiera enamorado de mi?

"Serobro, no es gracioso"

Vi el mensaje de Eijiro y me sentí mal. Estoy seguro que aunque nos hubiéramos conocido desde niños, no se hubiera enamorado de mí. Él es tan varonil que me ve como un simple amigo. 

Ya no quise seguir viendo por lo cual apagué mi celular y lo coloqué en la mesa de noche que tenía a lado mío. Cerré los ojos para tratar de descansar un rato y sin darme cuenta, me quedé dormido.

Los abrí de golpe para observar el lugar y después recordé que no había asistido a la escuela por estar enfermo, aunque, ahora me sentía un poco mejor.

Me levanté y cuando giré a la mesa de noche noté que estaba un plato de comida, era obvio que mi mamá lo había dejado ahí para no despertarme. Me reincorporé para sentarme en el borde de la cama y así poder comer. Estaba caliente aún, así que no tenía mucho que mi mamá estuvo aquí.

Tomé mi celular para ver la hora, marcaban las 11:am, pues ha decir verdad si había dormido mucho. Me levanté algo tembloroso pero logré equilibrarme, tomé el plato y bajé hacia la cocina para lavarlo.

La casa estaba en completo silencio que me daba miedo, regularme siempre se escuchaban los gritos de mi papá, pero agradecía que no se encontraba en la casa.

Subí a mi habitación para irme hacia el baño, me lavé los dientes y la cara, después me acerqué a mi clóset para cambiarme de ropa. Me sentía sudado pero no me iba a arriesgar en bañarme, lo dejaría para más tarde.

Me arreglé un poco y tomé mi celular para guardarlo en la bolsa de mi pantalón. Busqué en uno de mis cajones un cubrebocas, cuando lo encontré de nuevo bajé, pero esta vez me topé con mi mamá.

—¿Saldrás cariño?—llevaba entre sus manos una cesta que contenía ropa.

—Sí. Eijiro también está enfermo, así que quería verlo—me acerqué a ella—déjame ayudarte.

—No, no. Tranquilo, no pesa.

—Pero mamá...

—Mejor ve con tu amigo—dijo interrumpiéndome—es más, llévale un poco de comida. Le caerá bien, ya está en una lonchera.

—¿Segura mamá?

—Claro, ya nadie se lo comerá. Sabes que a tu papá no le gusta y tus hermanos llegan muy tarde.

—Bueno. Gracias mamá—sonreí, a pesar de que no lo notara por el cubrebocas.

Fui directo a la cocina para tomar el recipiente y meterlo en una bolsa, cuando salí de allí mi mamá ya no estaba, suponía que fue a acomodar esa ropa que llevaba, así que salí de mi casa y me encaminé hacia la casa de Eijiro.

Tardé aproximadamente unos 40 minutos, antes de llegar a su casa pasé por algunos medicamentos y golosinas. Finalmente me encontraba en la puerta de su casa y toqué el timbre, segundos después vi la figura de su mamá.

—Kaminari—me sonrió—¿vienes a ver a Eijiro?

—Hola señora Kirishima—hice reverencia—si, ¿puedo?

—Adelante—se hizo a un lado para que pudiera entrar—que bueno que traes cubrebocas, así no te llegas a enfermar—cerró la puerta.

—Chico precavido vale por dos—reí. No le iba a decir que yo también estaba enfermo, capaz y no me dejaba verlo.

Me indicó la habitación de Eijiro y fui, aunque ya sabía donde era, no era la primera vez que lo visitaba. Lo bueno de ser hijo único es que tienes toda la atención de tus padres, yo tengo que compartirla con 2 hermanos más.

Toqué la puerta y la abrí, cuando entré Eijiro se encontraba recostado en su cama, me vió y se reincorporó para sentarse.

—¿Kamibro? ¿No te encontrabas enfermo también?

—Sí, pero me siento un poco mejor—me acerqué a él y coloqué la bolsa en el buró de su lado—te traje un poco de comida, medicamentos y golosinas.

—No te hubieras molestado en venir... Si también te sientes mal lo correcto sería que te quedes a descansar en casa.

—Lo sé, pero necesitaba verte—me senté en el borde de la cama—fue mi culpa por salpicarte.

—No lo fue... En ese caso también es mi culpa el que te hayas enfermado, yo te lleve a la zona gamer. Perdón.

—No te disculpes, no sabíamos que llovería.

—Bueno, pero aún me siento culpable...

—Lo importante es que nos divertimos, ¿no? Bueno, al menos yo.

—También me divertí—se acercó a su buró y abrió el cajón de abajo para sacar un cubrebocas—me gusta pasar tiempo contigo, es muy divertido—dijo colocándoselo y mi corazón dio un brinco.

Me le quedé viendo, sus ojos se veían hermosos y tenía ganas de besarlo, ambos teníamos cubrebocas así que si nos besábamos por encima es como si no lo estuviéramos haciendo. Pero, seguramente no accedería a hacerlo, ni en mis sueños.

Estuve un rato con él hasta que me regresé a mi casa, también debería de descansar, cuando llegué a mi casa me sentía más aburrido, así que vi el diario sobre mi escritorio, donde lo dejé la primera vez.

Me acerqué y me dispuse a escribir, ahora si me sentía con humor. Lo abrí para después tomar una pluma.

"Diario de Denki"

No sé que escribir, supongo que soy catalogado como alguien tonto, pero divertido. Bueno, este diario lo tengo gracias a mi hermana. Comenzaré ese día, mi hermano se molesto porque descubrió que me gusta un chico.

Continué escribiendo expresando mis emociones, se sentía bien poder desahogarse sin tener que contarle a nadie.

El Diario De Un Chico Alegre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora