Cinco.

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—Entonces.—habló Luke y me miró profundamente.

—Entonces.—continué.

—¿No hablarás?—moví mi cabeza negativamente y el soltó una risita, la cual tapó con su mano izquierda.—Tu deberías empezar, yo tuve que venir hasta tu lugar. Es tu turno.

Volví a negar. ¿Cree que le contaré acerca de mi? Ni siquiera hablo de mi con mi familia mucho menos con alguien que no conozco. El me miraba inmovil tal cual la estatua en el capitolio. Incluso aunque yo no quería hablar sobre mi, este chico parecía algo interesante, no lo iba a negar. 

—Ey, te hablo.—pasó una y otra vez su mano frente a mi cara captando mi atencion.—Escucha, podemos solamente fingir que hablamos de lo que pasa en nuestras vidas cuando el Señor Turner pase a un lado de nosotros, si eso es lo que quieres.—asentí y me senté en la silla de una forma un poco más cómoda.

—¿Cuál es tu color favorito?—preguntó.

—Me has dejado muy claro que no...

—He dicho que no hablaremos de nuestras vidas, yo te estoy preguntando acerca de tu color favorito.

—¿Siempre eres así? 

Me miró desconcertado. Luego empezó de nuevo a morder las uñas de sus manos, pude notarlas a simple vista y eran extremadamente pequeñas para el tamaño de su mano. Quería arrancar su mano de su boca para que dejara de hacer eso.

—Quiero decir, ¿cómo es que Michael te soporta? Pobre chico.

—La pregunta correcta sería, ¿cómo es que yo soporto a Michael?—rió. Hablaba de una forma monótona, despues llegaba a sonar aburrida pero querías seguir escuchandola.—No soy tan insoportable como crees que soy. ¿Cómo crees que soy?

—¿Alguna vez paras de hablar?

—No.

—Que honesto.

—La honestidad es la mejor política.

Guiñó un ojo y miro sus dedos, buscando por alguna uña que morder. Se miraba muy ansioso, impaciente, angustiado; transmitía demasiadas emociones con tan solo mirarte a los ojos o con una simple palabra. Nos quedamos sin decir una palabra por varios segundos. Otra batalla de miradas empezó entre nosotros. No hablaría y él claramente lo sabía.

—Rosa.—respondí rendida de una vez. Puso su espalda completamente recta mostrando una enorme sonris llena de victoria.

—Que interesante. No lo parece.

Dijo lentamente rozando su mano contra su barbilla, como en aquellas películas de la mafia italiana que Bill solía ver durante las noches para después quedarse dormido a mitad de la película.

—¿Qué tal vamos por aquí?—preguntó el Señor Turner muy emocionado.

—Muy bien.—respondió Luke, aun con su mano en la barbilla y sonriendo maliciosamente sin quitar su mirada de mi.—Nos estamos conociendo.

—Excelente.—dio unas pequeñas palmadas en la espalda de Luke para luego alejarse, sin antes mirarme sonriente.

—Así que, Charlie...

—Te he dicho que no me llamaras así.

—De hecho se lo has dicho a Michael, pero te haré caso. Cuéntame de ti; y antes que digas algo, estoy preguntando de ti, no de lo que pasa en tu vida, porque la verdad no me interesa ni un poco.—Este chico era demasiado listo, para ser honesta. Parecía como todo un chico engreido, narcisista y egolatra, quiero decir, como el típico chico rubio de las películas, pero debo aceptar que era un chico inteligente, parecía no importarle lo que la gente diría de él o si causa algún tipo de inconfortabilidad en las personas. 

Fix you; l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora