Capítulo 4.

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Desplazamiento del cráneo. Esas habían sido las breves palabras del forense al inspeccionar el cuerpo de Summer, al parecer había recibido demasiados golpes con un impacto demasiado extremo en la cabeza. Su cuerpo a diferencia del mío tenía claros signos de haber sido abusado. En pocas palabras, su muerte había sido agónica y violenta.

Varios psicólogos acudieron a casa de su familia, al parecer Summer era huérfana de padre y su madre vivía sola con ella. Aquel impacto rebotó en ella como un misil dejándola destruida y la mayor parte del tiempo sedada. Yo estaba en trance. No podía lamentar su pérdida por que para mi era una extraña, aún así su destino y lo que tenía que augurar el mío me tenía al borde de un ataque de nervios. Quemé la fotografía en un ataque de histeria y no se lo conté nada a nadie. Los psicólogos acudieron a mi sabiendo que mi caso sería una perdida pero aún así lo hicieron.

Mi pobre madre estaba desquiciada, tenía las ojeras más marcadas del planeta, bueno, de la galaxia seguramente, el caso es que en varios aspectos quizás en esos momentos ella necesitaba más la ayuda que yo. Por lo que a mi respectaba, no podía llorarla, sin embargo había adoptado una fase de autismo. Estaba en una especie de estado de shock, algo que según todos era lógico y normal.

En mitad de mi crisis con el dialecto y el miedo acoplado en mis entrañas, conocí a mis tres amigas. Lissa, Farrah y Dunne. Tres rostro angelicales escondiendo tres demonios. No hacía falta ser adivina para ver que no solo disfrutaban con mi estado, si no que disfrutaban con el trágico final de Summer. Pese a todo pronostico días después... decidí ir al instituto, mis padres se llevaron un dolor de cabeza pero tenía que salir de aquella casa y vivir, no podía quedarme encerrada eternamente. La mañana en la que Thomas pasó a mi cuarto para venir a buscarme se quedo tieso al ver mi indumentaria.

-¿Vas a ir así?.-Me miré en el espejo y me quedé extrañada. Iba con unos vaqueros y una blusa de color salmón.

-¿Que tiene de malo?.-Inquirí mientras tiraba hacia arriba de las trabillas de los vaqueros.

-No nada, es solo que... es diferente a lo que nos tienes acostumbrados, solo eso.-Miré a mi hermano, estaba claro que normalmente iba vestida de putilla. Le encogí de hombros y ambos bajamos a la primera planta. Allí apoyada en la puerta principal estaba mi madre. La miré y me devolvió la mirada con sus enormes ojos azules.

-Mamá...-Aquella fue la primera vez en días que murmuraba aquel apelativo para dirigirme a ella. Normalmente hablaba mirando directamente y cosas del estilo. Ella lo notó y sabía que si la apretaban un poquito lloraba. Caminé hasta ella con la maletita de pijos tipo Oxford sobre mi hombro izquierdo y la abracé. Seguramente eso también le pilló desprevenido aún así me abrazó. Mi hermano que estaba detrás de nosotras aguantaba el tipo como podía, mirando su teléfono.-...voy a estar bien, es que necesito volver a la normalidad en cuando antes, si me refugio aquí día tras día voy a volverme loca.-Mi madre arrugó la frente pero aún así no dijo nada. Se limitó a acariciarme el pelo y a recogérmelo haciéndome una especie de coleta.

-Ten cuidado mi niña.-Dijo sin más.-... si tienes algún problema o algo acude a Thomas.-En ese momento por la puerta cruzó Will, iba con una mochila negra, una camiseta de manga corta blanca y unos vaqueros con varios rotos.-...bueno y a Will.

-¿Me he perdido algo?.-Dijo éste y ella esbozó una sonrisa.

-Que vas a cuidar de ella suceda lo que suceda.-Me negué a mirarle por que temía que si lo hacía estaría más roja que un tomate.

-Pero eso siempre tía Anna.-Me sentía mal conmigo misma al pensar cosas sobre Will siendo familia tan cercana. Me sentía sucia y me sentía mal con Jim, el cual me había estado llamando casi todos los días. Mi padre había sido el encargado en mandarle sutilmente a la mierda, y empezaba a ver que mi padre de sutilezas andaba un poco mal.

Be as famous V || [Katherine McNamara + Dominic Sherwood]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora