Epilogo Lo había logrado

28 4 7
                                    

Es sábado por la mañana y el sol entra por mi ventana atormentando a mis ojos con su luz cegadora. Enfoco mí vista en el techo y veo los copos de papel que colgué por todo mi cuarto, ojalá caiga nieve pronto porque me encanta ver lo blancas que se ponen las calles.

Es tan bonito.

Me levanto con dificultad para ir al baño y observar mi rostro cansado, todos los moretones y cortadas que tengo, ni siquiera puedo reconocerme en el espejo, no queda ni una parte de lo que fui algún día.

Eres un monstruo.

Las palabras de mis padres resuenan en mi cabeza una y otra vez. Ellos siempre han odiado mis ojos bicolores, dicen que son horribles y que lo único bueno de mí es mi cara. Papá y mamá me odian desde que se enteraron que yo era mujer y no un varón para que se hiciera cargo de las empresas de mi padre, mamá es modelo y vive obsesionada con lucir bien.

Toda mi vida ha sido así, llena de humillaciones y abusos, nunca cumplo con sus expectativas, trato de mantener siempre las mejores calificaciones, aprendí a tocar el piano al mismo tiempo que aprendí a leer, se más de siete idiomas diferentes y aun así nada de eso es suficiente para ellos, un mínimo error y soy castigada.

Hace días que no voy a la escuela para que nadie vea mis golpes o se les caería su máscara de perfección, ante el mundo jugamos a la familia feliz. La única que sabe toda la verdad es mi mejor amiga, Ahlai, ella me cubre en clases y a veces viene en las tardes cuando ellos no están aunque tengamos que hablar a través de las ventanas porque dejan todo cerrado para que no escape.

La semana pasada ellos me ofrecieron en matrimonio a un hombre socio de mi padre, dejaron que abusara de mí igual que los anteriores y cuando traté de escapar fue que terminé golpeada, sin comer y encerrada aquí. En un mes será la boda y Ahlai me propuso escapar con ella del pueblo y empezar una nueva vida, pero sé que eso no es posible.

Ellos me encontrarían sin problemas y posiblemente le harían daño a ella por ayudarme y es lo que menos quiero, ella ha sido demasiado buena conmigo como para que le pase algo por mi culpa.

No puedo involucrarla.

Tengo demasiada hambre, llevo días sin comer, me siento mareada y sin energías, con mucho sueño, solo quiero dormir. Me acuesto en mi cama de nuevo y cierro mis ojos. Solo soy un títere para ellos, no soy fuerte ni valiente, tengo mucho miedo, ya no quiero seguir viviendo así, no quiero que ese hombre me toque de nuevo.

Prefiero morir a tener que soportar esto el resto de mi vida.

Saco todas las pastillas y me las tomo una a una sin dudarlo sintiendo como las lágrimas caen sobre mis mejillas mientras lo hago. Tiro la basura y regreso para acostarme en mi cama, caigo en un sueño profundo y no sé por cuánto tiempo estoy así hasta que siento como me sacuden violentamente y me arrastran por el cuarto.

De repente siento unos dedos en mi boca que provocan que vomite, aclaro mi vista encontrándome con los ojos inyectados de sangre de mi padre que me observa con furia.

— ¡Ni creas que te dejaré morir!—

Siento el impacto en mi cara por su mano y queda un sentimiento de ardor. Me siento aturdida y confundida, escucho como jala la cadena del baño antes de darme una patada en el abdomen. Toma mi cabello entre sus dedos y me acerca al excusado donde sin darme tiempo hunde mi cabeza una y otra vez.

— ¡Voy a hacer que desees nunca haber intentado esto!—

Hace eso por varios minutos que se vuelven eternos hasta que por fin me suelta haciendo que respire con dificultad y empiece a toser el agua que me trague. Ni siquiera me deja tomar un respiro porque empieza a descargar toda su furia conmigo.

— ¡No voy a perder una buena oportunidad de hacer dinero por tu culpa!—

Me hago ovillo en el piso intentando cubrirme pero es imposible, mi cuerpo duele, estoy cansada y mi voluntad está destrozada. Cierro mis ojos esperando que la tortura terminé pero nunca es suficiente para él. Me obliga a levantarme haciendo que sienta una terrible molestia y me pone de frente al espejo.

Veo mi rostro hinchado y ensangrentado, mi labio roto y las lágrimas que aún caen por mi cara, esa de ahí se deplorable, tan triste y cansada.

— ¡Observa, no eres nadie sin mí, soy tu dueño desde que naciste y te casaras con quien yo diga y no puedes hacer nada al respecto!—

Otro impacto en mi cara.

Pero esta vez es diferente, no inclinó la cabeza como siempre, lo miro directo a los ojos sintiendo un odio desmedido acumularse en mi interior causando sorpresa en mi padre que siempre me ha visto ser sumisa ante él por el miedo que causaba en mí.

—Te odio y te juro que saldré de aquí aunque sea lo último que haga, no seré tu objeto nunca más— Murmuró con una tranquilidad que no había sentido antes.

—Inténtalo— Él se recupera y sale dejándome sola de nuevo.

Ese maldito golpe fue el detonante.

Me hizo dejar mi papel de víctima y darme cuenta que sí yo quería cambiar algo en mi vida debía hacerlo por mi cuenta porque nadie iba a venir a salvarme.

Me senté en el baño para descansar y recuperar las energías.

Curo mis heridas con mucho cuidado, desinfectó y me pongo pomada en las zonas lastimadas, me desnudo sintiendo como daga cada movimiento que hago pero me aguanto y pongo vendas alrededor de mi cuerpo. Me pongo un camisón blanco cuando he finalizado y me pongo a pensar en mi siguiente movimiento.

Esperar a que todos se queden dormidos.

Esa misma noche ocupó mi credencial de la escuela para abrir la puerta con mucho cuidado de no hacer ruido, tomó mi bufanda más larga y con ella me encargue de amarrar la manija de la puerta de su cuarto con la manija del baño para que no pudieran abrir fácilmente, baje las escaleras poco a poco cegada por el odio y el rencor, entre a la cocina y actué impulsada por ese sentimiento de venganza que empezaba a crecer lentamente en mi interior, era consciente de lo que estaba a punto de hacer.

Pero no me detuve ni sentí lástima porque ellos eran los monstruos, esos que viven bajo tu cama y debes enfrentarlos para que no temerles nunca más

Abrí todas las llaves del gas y le prendí fuego al bote de basura, lo dejé alejado para que diera tiempo para que el gas se esparciera por toda la cocina que estaba bajo el cuarto de ellos.

Camine despacio hasta el otro lado de la casa y me senté junto al piano mientras empezaba a tocar Palladio de Karl Jenkins esperando el final tranquilamente y con una sonrisa en el rostro sintiéndome libre por primera vez en mucho tiempo.

Nunca nadie va a volver a controlarme.

La explosión hace que mi cuerpo salga lanzado por el aire hasta chocar con la pared y lo siguiente que recuerdo es despertarme en la cama de un cuarto blanco sintiendo mucho dolor en el cuerpo y algo que me lastimaba la garganta.

—No te muevas, eres muy afortunada, fuiste la sobreviviente de una explosión— Escucho una voz a la lejanía. —Aunque hay un oficial llamado John que quiere hacerte unas preguntas cuando despiertes y una chica llamada Ahlai también está muy preocupada por ti—

Entonces empecé a llorar sabiendo que lo había logrado.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

¿Qué opinan de este capítulo? 📝

Así fue como Morgan llego al hospital psiquiátrico y escribió partes de su vida en la historia, como la escena del baño y como creo en su imaginación una familia amorosa 🤧

Gracias por leer la historia y llegar hasta aquí, por el apoyo que siempre que me dieron, aquí termina pero cerraré con algunos extras que faltan que aun no se cuando subiré 👀✨💕

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Rojo de Amor y LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora