Capítulo 7 Sincera conmigo misma

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Muchas dudas y preguntas pero pocas respuestas, ¿Tienen sospechas? 👀

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Después de pasar la noche pensando que hacer, decidí que todo debe ser paranoia mía por el incidente. Es imposible que ella me haya atacado esa noche, yo vi claramente que era una figura masculina y su voz era grave, son confusiones mías por el cansancio y el horrible momento que pase. Veo que el sol ya salió y me levanto para comenzar a arreglarme y no llegar tarde otra vez.

No pienso arriesgarme a tropezar con otro bote de basura.

Bajo las escaleras con una emoción y ansiedad inefable por ver a Ahlai y comienzo a ponerme nerviosa con cada segundo que pasa. Mis padres notan mi estado, pues empiezo a mover mi pie de arriba abajo cortando el silencio que había, ambos comparten una mirada comprensiva.

—Todo saldrá bien hija— Me explica mi padre con voz tranquila. —Solo debes ser sincera con tus sentimientos—

—Eres libre de elegir lo que te haga feliz— Mi madre se une a la conversación. —Y si esa chica lo hace, no lo dudes más—

Me acerco a abrazarlos en agradecimiento por sus consejos y me apuran a desayunar para irme pronto. Subo por mi mochila y tomo rápidamente mi teléfono y comienzo presionar las teclas con manos temblorosas el mensaje que he querido poner desde ayer.

Si tienes unos minutos, ¿Podemos vernos en la entrada?

Le doy enviar y aviento el teléfono a la cama y esperando el sonido de su mensaje llegando.

Me siento en el piso esperando a que suene cuando por fin después de algunos segundos escucho la canción escogida para sus mensajes y me levanto saltando a la cama para tomar el teléfono y abrir su mensaje desesperadamente.

¡Claro! Te veo en quince minutos en el parque

Entonces veo que ya voy cinco minutos tarde y salgo corriendo mientras bajo las escaleras de tres en tres provocando un regaño de mi madre. Ignoro sus palabras y salgo corriendo despidiéndome de ellos con la mano saliendo en dirección a mi destino.

Corro tan rápido como mis piernas me lo permiten hasta ver la silueta de Ahlai recargada en un árbol abrigada hasta las narices con una bufanda y su chamarra con guantes, entonces me detengo cuando estoy a escasos metros de ella y levanta su mirada de su celular sintiendo mi presencia.

— ¡Rayos! ¿Por qué corriste tanto con esté frio viento?— Se acerca a mi quitándose su bufanda y colocándola alrededor de mi cuello.

Se da cuenta de mi mirada que la analiza y aleja sus manos de mí poniéndose nerviosa.

—Lo siento— Su mirada se apaga. —No quería invadir tu espacio personal—

—No me molesta— Le digo sin pensar e intento arreglar mis palabras. —Es decir, no me molesta que tú seas la que se acerque a mí—

—No tienes que forzarte— Me dice sentándose espaldas al árbol sin que su cuerpo toque la nieve.

—No lo hago— Me siento a su lado y me aferro a mis piernas abrazándome a ellas. —Enserio me gusta tu compañía—

Inclino la cabeza permitiéndome observarla con detenimiento. Luce cansada y tiene ojeras bajo los ojos, su chamarra negra combina con sus guantes, parece la misma de siempre. Excepto que hoy no me está sonriendo, y por alguna extraña razón, eso hace que me sienta un poco triste, aunque no entiendo porque, creo que estoy acostumbrada a verla sonreír y no ver ese gesto ahora es extraño.

Rojo de Amor y LocuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora