La habitación estaba en calma, el muchachito estaba en su cama con las vendas aun en su cuerpo, en su pomulo derecho, su cuello y su torso...
parecía estar dormido.
Franco contaba con una contusión cerebral, la cual con el paso de las horas daba aun mas efecto pero decidió seguir con su plan de todas formas, a la medianoche se lo propuso, mareos, dolor de cabeza, dificultad para concentrarse y por momentos vista doble era lo que presentaba.
— Dios.. — Franco se frota la frente mientras intenta caminar derecho. Se habia quedado dormido un par de horas, esperando la medianoche pero no esperaba estar asi cuando se despertará de la pequeña siesta, abre la puerta en silencio pero con dificultad para ver bien donde debe apoyar la tarjeta. Aún así llega a el lecho y se sienta en la orilla, miro el rostro de Lucas, las vendas, esta preocupado pero sabe bien que no puede expresar mucho en este momento, el chico aún parece un poco dormido pero se levanta un poco — Lucas... — Susurra
Lucas se remueve, ya que verdaderamente estaba dormitando, el ruido de la puerta le ha hecho removerse pero un simple susurro finalmente lo despierta, lo mira confundido y se refriega los ojos.
— Fran...—
— Si, soy yo — Alcanza a sonreír ligeramente, aunque pronto vuelve a fruncir el ceño y se frota la frente.
— Necesito hablar contigo... — Susurra
—Dios... ¿Estás bien? —murmuró Lucas desde el borde de la cama. Su voz era baja, pero cargada de una preocupación que no intentaba disimular. Se inclinó ligeramente hacia él, sus ojos recorriendo su figura con minuciosidad.
Franco giró la cabeza hacia él, forzando una pequeña sonrisa que no logró esconder el malestar en su rostro.
—Sí, sí... Estoy bien —respondió con voz ronca, incorporándose un poco más. Sus ojos chocaron con los de Lucas y, por un momento, el tiempo pareció detenerse. Lucas, con su piel pálida, las vendas apretadas en su torso y las marcas visibles en el rostro, parecía tan frágil como nunca lo había visto—. ¿Y vos? ¿Te hicieron una revisión completa? —preguntó, señalando las heridas de Lucas con un gesto lento de la mano.
Lucas exhaló un suspiro breve antes de negar con la cabeza.
—Son solo raspones... Pero vos —dijo, inclinándose un poco más y extendiendo una mano para tomarlo de la mejilla con cuidado—. Fue un golpe de 50G, Franco. No podés estar bien, ¡me preocupé! —murmuró, girándole suavemente la cabeza para analizarlo.
