𝗜𝗟𝗜𝗖𝗜𝗧𝗢 - F1/Franco Colapinto

𝗞𝗜𝗡𝗗 𝗧𝗢 𝗣𝗘𝗢𝗣𝗟𝗘

Por la tarde, casi las 5 de la tarde, todos en la familia, sumado a un par de sobrinitos estaban pasandola bien en la pileta de la casa. Justo cuando Tomas y Martín llegaron con Fran, Franco camino derecho a las escaleras sin decir nada cosa que a todos le parecio rara.

— ¿Fran? ¡Vení a la pile un rato hijo! — Llamo el padre de Franco, sin embargo sus acompañantes le hicieron saber que este se sentía mal desde hace rato, cosa que desconcerto al rubio.

— Siempre le pasa lo mismo cuando esta mucho afuera, no sabemos que le pasa — murmuro Mar al ver la confusión de Lucas.

— Voy a verlo — murmuro el saliendo de la pileta, ella quiso detenerlo acercándose a los bordes.

— Nunca le quiere abrir la puerta a nadie — solto la chica, pero su madre desde una reposera la reprimió.

— Déjalo que vaya, quizas con Lucas si quiere hablar — murmuro Andrea bajando su libro y mirando a su hija

Lucas se seco un poco el agua del cuerpo y subio arriba, al llegar, golpeo la puerta de la habitación.

Cuando Lucas subió arriba y llegó a la habitación, golpeó la puerta con calma, aún sin estar seguro de que el menor lo estuviera escuchando dentro de la habitación.

Se quedó frente a la puerta durante unos momentos en silencio, esperando a recibir alguna señal de que el menor lo estuviera escuchando.

— Franco — llamo frente a la puerta tocando de nuevo

Cuando volvió a llamar a la puerta y finalmente recibió una respuesta desde adentro de la habitación, la voz de Francisco sonaba un poco apagada a través de la puerta.

— ¿Qué? — Murmuró él con calma.

— ¿puedo pasar?— pidio tranquilo

Después de unos momentos de silencio nuevamente desde adentro de la habitación, el menor volvió a responder cuando finalmente se resignó a dejarlo entrar.

— Si queres.. — admitió en un tono un poco más bajo, aun si aún no le abría la puerta.

Lucas abrio la puerta entrando, extrañado de verlo tan melancólico y apagado.

— ¿Que pasa? — murmuro dulce acercándose

Cuando Lucas finalmente se permitió entrar a la habitación, Franco lo recibió con una mirada un poco apagada y melancólica, incluso si suspiró un poco cuando se acercó a él.

Se quedó sentado en el borde de la cama, aún mirando al piso.

— Nada. Solo un dolor de cabeza un poco — admitió en silencio manteniendo los ojos en el piso.

Lucas no analizo y se acerco a el tomandolo de la cintura, revisándole el rostro.

— ¿Que pasa? ¿Eh?... ¿Mucha gente? — Murmuro el sabiendo la verdadera sensibilidad sensorial que Franco tanto se comprometía en esconder, a favor de su personalidad extrovertida.

El mayor finalmente admitió la verdad entre dientes.

— Mucha gente. Demasiado ruido. Es molesto.