CAPÍTULO 6. LOS TIMOS

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Cuando bajaron las escaleras, encontró a Hermione sentada en la mesa de la cocina muy agitada, mientras la señora Weasley intentaba disminuir su parecido al de un panda.

-No funciona. –decía ansiosamente la señora Weasley– Esto siempre había funcionado. No puedo entenderlo.

-Debe ser la idea de Fred y George de un chiste gracioso, asegurarse de que no pueda sacarse. –dijo Sky, entrando a la cocina.

-Pero tiene que curarse. –chilló Hermione– ¡No puedo seguir viéndome así para siempre!

-No lo harás, querida. Encontraremos un remedio, no te preocupes. –dijo la señora Weasley intentando calmarla.

-Bill me contó que Fged y Geogge egan muy divertidos. –dijo Fleur, sonriendo serenamente

-Sí, casi no puedo respirar de la risa. –dijo Hermione.

—Veamos Fleur, cuéntame de tus patanes para la boda —dijo Sly mientras se sentaba a su lado, los ojos de Fleur se iluminaron.

—Veggas… tenemos…. —empezó a contarle ella.

-Señora Weasley, ¿está usted segura de que no llegó ninguna lechuza esta mañana? —preguntó Hermione de nuevo.

-Sí, querida. Lo hubiera notado. –dijo la señora Weasley pacientemente– Pero son apenas las nueve, hay todavía mucho tiempo…

-Sé que me equivoqué en Runas Antiguas. –murmuró Hermione— definitivamente cometí al menos un error de traducción. Y en el práctico de Defensa Contra las Artes Oscuras no me fue nada bien. Pensé que en Transformaciones me había ido todo bien, pero ahora que lo pienso…

-Hermione, ¿Podrías callarte? No eres la única que está nerviosa. –bramó Ron– Y cuando tengas tus once “Sobresalientes”…

-No, no y no. –dijo Hermione, moviendo sus manos con locura– ¡Se que fallé en todo!

-¿Qué pasa si fallamos? –preguntó Harry a la habitación.

-Discutimos nuestras opciones con la Jefa de nuestra casa, le pregunté a la Profesora McGonagall al final del último trimestre.

-En Beauxbatons… -dijo Fleur, escuchando lo último– hacíamos las cosas de otga manega. Cgueo que ega mejog. Teníamos nuestgos exámenes después de seis años de estudio, no cinco, y después…

Las palabras de Fleur fueron ahogadas por un alarido. Hermione apuntaba hacia la ventana de la cocina. Cuatro manchas negras podían ser vistas en el cielo, acercándose cada vez más.

-Son definitivamente lechuzas. –dijo Ron roncamente, saltando para unirse con Hermione en la ventana.

-Y hay cuatro. –dijo Harry, poniéndose a su lado también

-Una para cada uno de nosotros. –dijo Hermione en un susurro aterrado, agarrando a Sky del brazo– Ay no… Ay no… Ay no…

—¡Ay Her! Me pones más nerviosa.

Las lechuzas volaban directamente hacia La Madriguera, cuatro bonitas y marrones lechuzas, cada una de las cuales, al acercarse se notaba que traían un gran sobre cuadrado.

-¡Ay no! –chilló Hermione.

La señora Weasley los movió del lugar y abrió la ventana de la cocina. Una, dos, tres y cuatro, las lechuzas pasaron por ella y aterrizaron sobre la mesa en una línea recta.

Nadie en la cocina habló.

Al fin, Harry logró sacar su sobre. Lo abrió rápidamente y sacó de él un pergamino.

SKY SWIFT Y EL PRÍNCIPE MESTIZO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora