CAPÍTULO 1. EL REENCUENTRO

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Querido Harry:

Si te parece bien, iré al número 4 de Privet Drive el próximo viernes a las once en punto de la noche para acompañarte a la casa de Sirius y Sky, donde te han invitado a pasar el resto de las vacaciones escolares. Si estás de acuerdo, agradecería tu ayuda para un asunto que espero poder resolver de camino hacia allí. Te lo explicaré con más detalle cuando te vea. Por favor, envíame tu respuesta con esta misma lechuza.

Hasta el próximo viernes.

Atentamente, Albus Dumbledore

Harry se había apostado junto a la ventana de su dormitorio y desde las siete de la tarde le lanzaba miradas a la calle  cada pocos minutos, a pesar de que se la sabía de memoria.

El minutero del reloj llegó al número doce y la farola que había enfrente de la ventana se apagó. Una alta figura con una capa larga, y otra figura más pequeña igual con una capa, se acercaban por el sendero del jardín.

Harry dio un brinco como si hubiese recibido un shock eléctrico, se cayó de la silla y comenzó a reunir cualquier cosa que pudiese alcanzar del piso al tiempo que lo lanzaba hacia el baúl.

En ese momento sonó el timbre. Abajo en la sala su tío Vernon gritó:

—¿Quién diablos llama a esta hora de la noche?

Harry se quedó helado con un telescopio sostenido en su mano y un par de zapatillas deportivas en la otra. Había olvidado por completo avisarle a los Dursley que Dumbledore estaba por llegar.

Alcanzó a abrir la puerta de su habitación a tiempo para escuchar una voz profunda decir:

—Buenas noches. Usted debe ser el Señor Dursley. ¿Puedo preguntar si Harry le ha dicho que vendría a recogerlo?

Harry bajó las escaleras a toda velocidad, dos escalones a la vez, en la entrada se encontraba un hombre alto, delgado, con una barba larga color plata y calvo; a un lado se encontraba otra figura, que tenía la vista hacia el suelo, pero cuando escucho los pasos, alzó su vista, era su Sky.

—A juzgar por su marcada apariencia de incredulidad, supongo que Harry no le avisó de mi llegada —dijo Dumbledore tranquilamente— Sin embargo, asumamos que usted me ha invitado amablemente a entrar en su casa. No es correcto permanecer mucho tiempo en la entrada en estos tiempos difíciles.

Dumbledore caminó decididamente atravesando el umbral, junto con Sky, quien sonreía débilmente, y cerró la puerta tras de sí.

—Ha pasado mucho tiempo desde mi última visita  —dijo Dumbledore, dirigiendo su desviada nariz hacia el Tío Vernon— Debo decirle que su agapanthus está floreciendo.

Vernon Dursley no dijo nada en absoluto.

—Ah, Buenas noches Harry —dijo Dumbledore, mirándolo a través de sus lentes de media luna con una expresión de satisfacción.

—Ah, Buenas noches Harry —dijo Dumbledore, mirándolo a través de sus lentes de media luna con una expresión de satisfacción

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SKY SWIFT Y EL PRÍNCIPE MESTIZO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora